Contraflor Al Resto: “La felicidad es una cuestión colectiva”
La murga cordobesa presenta su nuevo espectáculo “Casi Niños” este viernes 14 en Ciudad de las Artes. Trabajo colectivo y mucho humor en una obra que busca la complicidad a la hora de no mirar al costado en esta coyuntura.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Tienen casi una década de contar cantando colectivamente. Casi una década de caminar barrios y escenarios con el carnaval de estandarte durante todo el año, porque no solo febrero les encuentra, sino que aparecen murgueando en numerosos festivales, eventos solidarios y espacios públicos de nuestra provincia.
La Contraflor al Resto, murga local que dice ser -sin tapujos y sin rollos- una “murga cantada de estilo uruguayo tradicional”, presenta Casi niños, su tercera obra, orientada a jóvenes y adultos. El equipazo que sale a las tablas, con dirección escénica de Octavio Paratz, tiene las voces de Fabrizio Li Gambi, Alejandro Suárez, Emilio Marano, Roberto Arbulú Torres, Alejandro Búcar, Catalina Stürtz, Constanza Chávez, Sofía Moreira, Sabrina Gallegos, Javier Mateos, Nicolás Ilieff, Gonzalo Moyano, Manuel Huerta, Segundo Orozco, Boris Sojak y Emiliano Terráneo, y la percusión de Ignacio Pereyra Gener, Verónica Aban y Juan Clavijo.
Camila Quirico, Agostina Cordero, Maximina Rayson y Ernesto Aimé son los y las músicas invitadas, y Martín Cabrera, el presentador. Detrás de bambalinas, el equipo se completa con Fernanda Albornoz en el diseño y operación de luces, y Javier Artaza y Alejandro Balduin operando sonido.
“Amamos para estar vivos” invita la gacetilla. Llega el convite a La tinta y nos acercamos a preguntarles qué vienen a decir esta vez y qué festejan con tanto amor.
—Cantan acerca del amor… ¿amor a qué? ¿Amor para qué, hoy, en Argentina?
—La murga vive enamorada, que, tal vez, sea algo así como vivir en ebullición, con las emociones a flor de piel, con entusiasmo de festejar un carnaval que no termine nunca, un carnaval que sea la oportunidad de encontrarse con más locos enamorados de lo que es y de lo que está por venir.
Porque, al fin y al cabo, la murga se ríe del presente porque confía en la esperanza que subyace a una crítica, porque confía en que la lucha, desde la trinchera que sea, nos hace cómplices de un chiste que algunos no entienden: la felicidad es una cuestión colectiva.
Quizás una de las cosas más preocupantes de nuestra sociedad es la gente que se empeña en mirar al costado, en cerrar los párpados. Les duele mirarse en los ojos de los que la están pasando mal. En eso, la murga es una voz que intenta ser fuerte, propagarse lejos, romper el silencio del aturdimiento mediático a ver si resuena en alguna fibra de quienes queremos abrazar.
—Cuéntennos un poco cómo fueron construyendo la nueva obra: cómo se reparten los roles, de qué manera distribuyen los tiempos, cómo hicieron con la producción.
—Casi niños es una construcción colectiva que se gestó hacia finales de 2017 y que fue tomando forma durante todo este tiempo, al punto que sigue y seguirá transformándose. Eso se debe a la manera en que desarrollamos el género de murga estilo uruguayo acá en Córdoba. La Contraflor al Resto, así como otras agrupaciones del Colectivo de Murgas de Estilo Uruguayo de Córdoba, funciona cooperativamente. Cada integrante, ya sea del coro o no, colabora en una comisión de trabajo (guión y letras, puesta en escena, vestuario, arreglos musicales, etc.). Es por eso que, bajo un concepto en común, cada persona puede aportar su impronta creativa para que el espectáculo se enriquezca. De todos modos, aunque intentemos ser lo más operativos posible y responder a esas comisiones, también es cierto que las decisiones se terminan de tomar en asamblea. Ahí es donde se dan las discusiones más profundas. Es normal (aunque no parezca) que nos quedemos hasta la una de la mañana, post ensayo, debatiendo sobre cuestiones que nos interpelan, tanto desde lo artístico como desde lo político, para obtener respuestas que nos contemplen a todes y sobre las que podamos seguir caminando.
Particularmente, esta obra (la tercera de los casi nueve años de historia de la Contra) fue un desafío distinto. Quisimos preparar un espectáculo de calidad en un periodo bastante acotado para lo que estamos acostumbrados. Lo cierto es que, por el carácter dinámico, tanto del grupo, en cuanto a integrantes y subjetividades, como de la agenda sobre la que nos expresamos, los objetivos son horizontes que siempre se corren. Esta vez, no fue una excepción. Tuvimos varias instancias para revisar-nos y, en eso, llegamos hasta acá, más nutridos que nunca.
Casi niños es una oportunidad para jugar. De eso se trata la murga, de reírse hasta que duela, de sacarse las caretas. Desde ese lugar, nos subimos al escenario a contar cantando algunas cosas que, como adultos, incomoda decir. Al mismo tiempo, a lo largo del guión y las canciones, nos haremos preguntas sobre la justicia, la verdad o el amor, ideales que casi son como se nos vende desde pequeños.
—¿Y por qué como niñes?
—En nuestro espectáculo, decidimos ser niñes porque, a través de ellos, nos permitimos jugar. Jugar, para nosotros, es lo opuesto a juzgar. Desde esa premisa, nos empujamos a hacer y decir sin tapujos, y a recibir la propuesta del otro también sin escudos. Les niñes son potencial pleno. Claro que también son personas. ¡No queremos idealizar! Pero dejarnos ser niñes es una forma de permitirnos revolver la caja que nos tocó. A ver qué sale. Tal vez, esa sea una revolución posible: desordenar.
—Punteen, en tres frases, tres postulados de esta obra.
—“Quiero vivir todos los días, aunque parezca que es así, uno se olvida”. “La vida es como una rifa, que si ganás o si perdés, nadie te avisa. Es momento de inventar otra jugada, que sirva para no ganar ni para contar, dejar que elija el azar, y volver a nacer sin morir desde acá”. “Amamos para estar vivos, como niños que juegan frente al precipicio, sin miedo a su destino”.
► Murga Contraflor al Resto. Viernes 14 de Junio a las 22 hs en Ciudad de las Artes (Av. Pablo Ricchieri 1955).
Producción y Realización Audiovisual: Antonella Ferrero, Canela Producciones.
Grabación y asistencia de sonido: Nicolás Archilla
Asistencia general: Manuel Sánchez
Fotografía: Agustín Cordero.
*Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Anto Ferero.