El Cura pone a la sociedad entera en el banquillo
Este fin de semana será el cierre de temporada de El Cura, estremecedora obra de teatro coral que, a partir de un supuesto crimen, pone en escena toda la convulsión social que se genera alrededor del caso. Los distintos personajes reclaman justicia, una «justicia» que no es ciega ni unívoca porque lo que en realidad se persigue es tener la razón.
Hace dos días, la absolución del sacerdote que se declaró culpable de abusar de 30 menores de entre cinco y diez años estremeció a todo México. No podemos decir que se trata de un hecho aislado, la pedofilia en la Iglesia es una constante. Esta problemática es la que aborda José Luis Arce, dramaturgo y director escénico de El Cura, inspirado en muchos casos del estilo en nuestro país y con el tristemente célebre Padre Grassi a la cabeza.
Pero lo más interesante es que el enfoque no se limita al pederasta que protagoniza la obra, si no que abre el panorama hacia la convulsión social que se genera: a partir de un cura acusado de abusar y asesinar a un niño, se desprende toda una trama de personajes con opiniones e intereses contrapuestos, que introducen al espectador en un pantano argumentativo en el que ya no es tan simple tomar una posición unívoca.
“Esta obra no condena, porque el cura nunca admite si lo hizo o no. Es un estudio social que trata de poner en escena las reacciones de todo el entorno, los personajes son los portavoces de los distintos sectores de la sociedad. El objetivo es abrir interrogantes y no bajar certezas, apostamos a la creatividad del espectador”, explica el actor Joaquín Torres quien interpreta al abogado defensor.
La lucha entre el fiscal y su némesis, el dolor de los padres del niño, la incómoda posición del vicario y el Monseñor de la cúpula eclesiástica, la decepción de la trabajadora de la fundación religiosa, y el polémico sacerdote que juega con la ambigüedad de lo que está oculto. Todos los personajes se reúnen en torno a la noción de justicia, apropiándosela con vehemencia y, simultáneamente, poniendo al descubierto su relatividad.
“Lo real no es lo real, uno consume lo que ya está masticado. La realidad no nos habla nunca. Lo que vemos son traductores de la realidad que nos dan su interpretación, nosotros nos identificamos o no con eso. Esta obra genera ese tipo de movilizaciones a nivel emocional ¿cómo uno concibe la justicia cuando pide justicia? ¿Cuántas víctimas produce un enorme sistema enfermo?”, reflexiona el actor.
El Cura combina arte escénico y coral, recuperando lo que fue el teatro griego en su momento. El coro griego, cuenta Joaquín, era lo que representaba a la sociedad, que apoyaba o interpelaba al protagonista. “El coro griego es el que juzga, advierte, condena, repudia; pero a la vez el que defiende, alaba o genera preguntas al público.” José Halac, a cargo de la dirección coral, se corre del lugar común y orienta su hacer a la experimentación.
A través de sus voces, los actores profundizan las posibilidades expresivas y potencian los climas que instaura cada personaje. “Halac no buscaba música sino sonidos que sean las almas oscuras dentro del cura. ¿Qué pasa si cada vez que habla este personaje todo el mundo susurra por detrás? Se crea un sonido que a la gente le genera muchas sensaciones.”
Para la interpretación del inescrupuloso abogado defensor, Joaquín se sirvió de la realidad. Estudió las estrategias que ponen en juego los juristas al momento de convencer, que tienen más de actoral que lo que uno pensaría. Desde Fernando Burlando y Miguel Ángel Pierri -abogado defensor de Mangeri– hasta los locales Carlos Nayi y Ricardo Moreno, pasando por el irresistible farsante de la serie Better Call Saul, en el plano ficcional. “Me interesaba mucho esta cosa de ver cómo embarran la cancha, el uso de las manos, el tono de voz, los cuerpos. Los tipos tienen todo muy estudiado y no dejan nada librado al azar, dan todo su ser para convencerte de algo.”
Durante tres meses, la obra del Grupo GREYT ha itinerado por distintas salas de teatro -como La Cochera y Medida x Medida-. Sin embargo, Joaquín advierte que ninguna función es igual a la anterior porque “la experimentación es una seducción constante, más que todo a nivel coral y musical”. De hecho, hay detalles que requieren una actualización semanal.
El público siempre deja la sala con más preguntas que las que trajo al entrar; ha escuchado todas las versiones y se queda rumiando acerca de la culpabilidad o la inocencia del cura. Esta producción también ha despertado la curiosidad de sacerdotes que como espectadores vivenciaron de distintas maneras la propuesta “algunos se enojaron, otros dijeron ‘esa es mi vida’ «.
«Las sociedades necesitan siempre a quien señalar para purgarse, decir ‘qué distinto que soy a eso’, cuando en realidad creo que todos tenemos una gran oscuridad adentro y esa también es la función del arte, señalar eso. Hay que hablar de las cosas, porque sino se vuelven tabú, momias, fósiles y no las movés más, se tiene que instalar el debate a nivel sociedad», concluye Joaquín Torres.
► El Cura vuelve con solo dos funciones: estará presentándose este sábado a las 21 hs. y el domingo a las 20 hs. en la Sala Mayor del Teatro Real.