Transformar el dolor en lucha
Por La Palta
Todos los que conocen a Ana Reales saben cuán maternal y luchadora es. De esas mujeres con garra que, ante la adversidad, no se detienen. Y es que Ana sabe de adversidades. Atravesó el dolor más grande de su vida cuando su hijo falleció en enero de 2017 en manos de la policía y, desde entonces, el nombre de Miguel Reyes se suma a la lista de víctimas del gatillo fácil. “A mi hijo lo mataron como un perro”, repite Ana en la radio, en la televisión, en cada charla a la que es invitada a disertar, a cada periodista que la llama para entrevistarla. “Mi hijo era un ser humano, no un animal”.
A casi dos años de aquel enero, Ana no solo es referente en la lucha contra la violencia policial e institucional en Tucumán, sino que, además, supo construir una mesa de apoyo a la causa de su hijo para buscar justicia. En esa mesa, se encuentran organizaciones de derechos humanos que la ayudan a hacer frente a las instituciones judiciales y de seguridad. Pero sirve, además, para contenerse. Para abrazarse ante la injusticia.
Ana decidió transformar el dolor, hace un mes y medio atrás, cuando instaló un merendero en su barrio San Cayetano, en San Miguel de Tucumán. Este proyecto empezó convocando a 10 chicos y hoy asisten más de 60. Todas las tardes, cuando vuelven de la escuela, Ana sirve el mate cocido y, una vez a la semana, funciona un espacio de apoyo escolar. “Cuando veo a los chicos, me acuerdo de mis hijos y de Reyes. Uno de los chicos me dijo el otro día ‘doña Ana, con el mate cocido que usted me da, yo me voy a dormir’. Eso me partió el alma”, cuenta Ana.
La comunidad ayuda a que el espacio crezca. Con el aporte de los vecinos, la gestión del merendero es posible. “Gracias a Dios, donde golpeo puertas, me ayudan con algo, así sea con medio kilo de azúcar o un poquito de yerba”, cuenta Ana con respecto a cómo los vecinos aportan al espacio y contribuyen a su sostén. Al día de hoy, el merendero no funciona los días de lluvia porque Ana, al no contar con cocina ni con techo en el espacio, debe cocinar a leña.
“Esto me da vida para salir a la calle a pedir justicia”, expresa Ana y se aferra a la lucha junto a los organismos que la acompañan. De esta manera, canaliza su dolor, a casi dos años de la muerte de su hijo: “Es mi manera de pedir justicia por todas las víctimas de la policía”.
*Por La Palta / Imagen de portada: Gastón Girao – Leandro Zerda.