«A nosotros ni matándonos ni enterrándonos nos van a hacer callar»
El 29 de octubre, comenzó el juicio a Ivana Huenelaf y otros cuatro comuneros, que se solidarizaron ante la feroz represión al Pu Lof Cushamen, el 10 de enero de 2017, y fueron perseguidxs en medio de una balacera, lxs arrestaron, torturaron, amenazaron, golpearon y desaparecieron por horas. Finalmente, fueron acusadxs de atentar contra la autoridad, en una causa armada y repleta de irregularidades. Conversamos con Ivana, a días de conocerse la sentencia.
Por Anabella Antonelli para La tinta
La pesadilla tiene más de 500 años y uno de los capítulos se escribió en la feroz represión al Pu Lof en Resistencia Cushamen el 10 de enero de 2017. Desde el amanecer, varias personas intentaron llegar al territorio para ayudar a las familias mapuches, hostigadas por la Gendarmería Nacional y la policía de Chubut en un operativo represivo de gran escala. Es tierra ancestral del pueblo nación mapuche recuperada, desde 2015, al terrateniente Luciano Benetton.
El conflicto comenzó cuando el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, rompió la mesa de diálogo que mantenía con lxs comunerxs del Pu Lof en torno al paso del tren turístico La Trochita por territorio mapuche. Si bien la comunidad se mostraba abierta al diálogo, Das Neves prefirió el accionar violento e impune de las fuerzas de seguridad. El Juez Federal Guido Otranto ordenó la represión organizando retenes de Gendarmería e impidiendo la presencia de periodistas y de la población que se acercaba a solidarizarse. En este marco, fueron arrestadxs, después de una persecución con disparos y bajo amenaza y tortura, Ivana Huenelaf y otrxs comunerxs, quienes esperan una sentencia en una causa armada y repleta de irregularidades.
—¿Cómo están vos y los hermanos después de la primera semana del juicio?
—A partir del 29 de octubre, estuvimos en audiencia de un juicio que nos elevaron por terroristas y abigeato, Benetton decía que nos habíamos robado 360 animales. Pero se pudo sobreseer a los siete porque no pudieron comprobar ese robo del que nos acusaban. Pero sí nos elevan a juicio a cinco de los siete que íbamos en la camioneta y se nos acusa de desacato a la autoridad, tenencia de armas, de molotov y de armas de fuego, y de intento de lastimar a un policía de la provincia de Chubut. Fueron cinco días de juicio intensísimos. En mi vida había estado así en un juicio, de las nueve de la mañana a las ocho de la noche, sentada, escuchando a los testigos del otro lado, del que nos enjuician, de la parte del fiscal Oscar Oro, de la parte de la policía, de Benetton y del mayordomo de Benetton. Escuchar a sus testigos, que eran 23, pero sólo declararon 17 porque, a medida que iban declarando, se iba viendo la transparencia de nuestra inocencia, sin poder sostener lo que ellos decían. Nunca aparecieron las armas, nunca aparecieron las molotov, sí aparecieron unas botellas que nos quisieron plantar desde que estábamos en el calabozo, que, misteriosamente, aparecieron paraditas en la camioneta, con tapita… no sabíamos qué contenían porque la pericia no pidió que se constataran esos envases y las botellitas muy paraditas después de veinte minutos de persecución en un camino donde pasamos balaceras, pero las botellitas permanecían ahí paradas.
Así que, desde el primer, segundo, tercer día, los testigos de su parte no pudieron sostener la acusación, se iban desdiciendo de lo que afirmaban, hasta un policía que iba en la camioneta manifiesta que ellos no habían disparado y se comprobó con la pericia que las balas eran del arma que usa la policía de Chubut. Este Sr. policía, entonces, declara que hizo los disparos porque era de vida o muerte. Así que se fueron cayendo sus testigos y comenzaron los de nuestra parte, que no eran necesario tantos, porque con muy poco pudimos demostrar. Pasaron cosas impresionantes, apareció un video de una de las testigos de cuando yo estoy detenida en el calabozo y rompo el vidrio, y pido por mi familia y hablo un poquito… me había olvidado de eso, me había bloqueado y, esta semana, tuve que volver a recordar y traspasar y sentir ese dolor que sentí ese 10, 11 y 12 de enero de 2017. Volver a recordar nos puso muy tristes, tuvimos el fin de semana para recuperarnos, yo me vine a kilómetros de donde están mis hijos, soy mamá de seis hijos y abuela de cinco nietos. El viernes vamos a escuchar la sentencia del juez y todavía tengo esperanzas de que se compruebe nuestra inocencia… estas cosas que te hacen quebrar un poco, ¡qué injusta que es la justicia! Es terrible que te estén enjuiciando cuando somos inocentes, es muy cruel la justicia como enjuicia, somos inocentes.
—Una justicia que, además, no tiene nada que ver con la cosmovisión de su pueblo, una justicia al servicio de la dominación…
—Una justicia y una policía que solo acepta órdenes de Benetton. Benetton tiene un millón de hectáreas y en éstas es donde se generó este conflicto del Pu Lof en Resistencia, y que fuimos simplemente a ser solidarios con nuestro pueblo, con una lucha y una justicia que, sabemos, es muy clara: son nuestros territorios mapuche-tehuelche ancestral, donde vivieron mis abuelos, mis ancestros, cómo no ir a solidarizarse con esa feroz represión que se dio el 10 de enero a las seis de la mañana, donde hubieron seis detenidos, después caímos nosotros siete y después cayeron dos, que ahí está Emilio Jones Huala, que le perforan la mandíbula. Aún siguen los allanamientos, las persecuciones, estamos militarizados, la cordillera está militarizada, estamos siendo perseguidos, sobre todo, las mujeres que nos estamos acuerpando…
Se corta la comunicación
—Ivana, se cortó…
—Nos suceden estas cosas, que también hay que denunciarlas, cada vez que hablamos, se empiezan a cortar los teléfonos. Apareció el perito telefónico en el juicio y ahí nos informaron lo perseguidos que estamos en facebook, en nuestras llamadas, en nuestras conversaciones, así que no te asustes que, seguramente, deberemos estar siendo escuchadas.
—Seguramente, y creo que tiene que ver con la persecución, pero también con sus preocupaciones por la resistencia del pueblo… recuerdo que, en el juicio, pedías por todos los lamngiens y contabas que los policías les decían que estaban comenzando la segunda conquista del desierto, y que tenían orden de matar mapuches… ¿Se trata realmente de una segunda conquista o es una continuidad de la conquista?
—Eso que decís también se pudo constatar en los testeos en la parte nuestra, porque también se lo dijo la misma policía a las personas que fueron a pedir por nosotros a la comisaría, a los calabozos del Maitén. Les dijeron: “Ustedes no tienen derechos”, a otro compañero le dijeron: “Para qué mierda ayudás a esos indios de mierda”. Esto, claro está, y, en algún momento, lo dijo el Ministro de Educación, que si vamos a la Historia y a recordar, son personajes de la misma época, como Bullrich, Roca, Mitre, un montón de gente que sigue en esos lugares y con el mismo pensamiento. Pero como ellos se reproducen, nosotros también y tenemos sangre tehuelche, sangre de lonco, de guerreros.
No sé si decirte qué están diciendo de hacer esta matanza, pero, en silencio, sé que la están programando y la están queriendo implementar… pero ¿sabés qué? hoy tenemos una gran diferencia, hoy no es solo al pueblo mapuche o al pueblo tehuelche, este sistema macabro quiere matar a la sociedad completa y se ve en la educación, en la salud, en los abuelos, en el día a día que nos hace vivir este sistema represor en el que estamos viviendo. Pero sepan que estamos organizadas, como nos mandaron nuestros ancestros, y, sobre todo, nuestras ancestras que se están levantando. De hecho, tuvimos una balacera, quedó la camioneta como un colador, y acá estamos, pudiendo levantar la voz y contando que si cae uno, se levantan diez. Desde la mirada del buen vivir que tenemos todos, porque mi abuelo decía somos mapuches, gente de la tierra, no importa el color, el pensamiento, las formas, somos todos mapuches, somos toda gente que cuidamos el territorio, el agua. Para ellos, es un recurso natural lo que nosotros cuidamos; para nosotras, es forma de vida, agua, tierra, viento, los árboles, los abuelos… es una forma de vida.
No voy a ir en contra de este sistema, porque lo que menos me interesa es ir en contra de nadie, lo que quiero es que se respeten las maneras y las formas de criar a mis niños sin este consumismo descartable que estamos viviendo. Que se respete porque tenemos una ley en la constitución, porque tenemos las organizaciones reconociéndonos que somos ancestrales.
Cuando yo empecé a declarar, me venía el recuerdo de que entre mi abuela, mi madre, yo y uno de mis hijos sumamos más años que esta nación. Entonces, eso basta como para decir que voy a seguir parada, quebrada en algunos momentos, con heridas que una va a aprender a llevarlas, pero convencida de que vamos a seguir en el territorio, vamos a seguir recuperando territorio y vamos a seguir levantando la voz, sobre todo, las mujeres, que hoy nos toca.
—El 25 de noviembre, va a ser un año del asesinato de Rafael Nahuel y sabiendo que son muchas las muertes y las vidas ofrendadas en defensa del territorio, ¿vos creés que es un momento más violento, de ataques más frontales, o es que ahora somos más pudiendo ver?
—Creo que son las dos cosas, es muy violento, así como ese día se velaba al hermano Santiago Maldonado, nos mataban a un hermano por la espalda, hermano que también silenció la sociedad, porque generan el miedo, el amedrentamiento. Con la hermana Milagro Sala, que la tenemos encerrada, con tanta gente que tenemos encerrada, con el lonco Facundo Jones Huala, que en ninguna historia de los 45 años que tengo he escuchado que a un lonco se lo lleven impunemente a otro país para ser juzgado, en mi vida había escuchado esto. El gobierno está teniendo miedo, porque a nosotros ni las balas ni matándonos ni enterrándonos nos van a hacer callar, porque ellos saben lo que nosotros defendemos, defendemos el territorio, defendemos la vida, defendemos el buen vivir. No necesitamos nada, solo necesitamos ser legítimos, ser naturaleza pues.
—Hay quienes plantean que, hoy, hay una “guerra contra las mujeres” en Latinoamérica y también recordaba que una hermana contó que la forma de avance sobre el pueblo mapuche fue a partir del ataque directo a las machis. ¿Ves alguna especificidad de esta guerra sobre el cuerpo de las mujeres mapuches?
—Absolutamente verídico. Aquí donde estoy parada, en Comodoro Rivadavia, gente de los mares, en la cordillera, los puelches, las han matado y los han dejado sin machis, machis que ahora se están levantando. Me decía una abuela en el campo: “Vuelve el tiempo azul, Ivana”, el tiempo donde no existía la propiedad privada, hoy nos hicieron creer lo de la propiedad privada, no está escrito en ningún lado, yo me pregunto y le pregunto a Benetton, le pregunto a Lewis, le pregunto ahora a Manu Ginóbili que está haciendo desalojos a nuestros hermanos mapuches, le pregunto: ¿él a quién le compró la tierra? Al estado, y el estado, ¿por qué se adueñó de la tierras, dónde dice que el estado es dueño de esas tierras? Tierras donde nosotros tenemos millones de años estando en estos lugares, nuestros ancestros. Se hablan de muchos años de resistencia territorial y la vamos a seguir sosteniendo.
Nosotros le decimos Marichiwew, así decían nuestros abuelos, que era: mari mari son diez veces diez, son cien. Cien años de silencio para recuperar y para conservar nuestra cultura. Pasaron 120 años y la gente ya se está levantando, por eso está el marichiwew, estamos volviendo después de 120 años, otra vez, a recuperar, porque es demasiado el hostigamiento y la persecución que estamos sufriendo las madres, los hijos, los nietos de las machis, hijos de los hijos de los hijos. Vamos a seguir resistiendo con la fuerza de la naturaleza y, sobre todo, con la fuerza de gente como ustedes, de medios como ustedes que nos ayudan a visibilizar y a dejarnos expresar.
También agradezco de poder llegar a la justicia porque mi padre no pudo, a mi abuelo le encajonaron la causa y lo encerraron para que no pueda reclamar. Pero, hoy, yo pude llegar a la justicia y decirle al juez lo que está sucediendo con el territorio. Y algo para destacar también es que el juez Martín O’ Connor, durante el juicio, fue muy respetuoso y nos agradeció por el buen comportamiento, sin violencia entre el público y los imputados. Fue clara nuestra tranquilidad, nuestra manera de ser pacíficos, y que de terroristas no teníamos absolutamente nada. Eso, el juez, antes de cerrar el juicio, nos lo dijo personalmente a todos y en voz alta, nos agradeció, nos dejó hablar en mapudungun, nos dejó que nos expresemos, pidió el espacio donde se hacía el juicio para que haya tantos mapuches y tanta gente no mapuche. Eso, hace un par de años atrás, no se podía y eso lo ha logrado el pueblo con esta resistencia. Si nosotros llegamos a salir absueltos de esto, sirve no solo para el pueblo mapuche, sino también para la sociedad.
—En una nota, decías que la tierra que ustedes defienden es de todos y el pueblo mapuche nos cuida a todos, cuidado a la naturaleza, pensando en eso, agradecemos tamaña ofrenda y quisiera saber si tenés algún mensaje desde el kimun de tu pueblo para quienes todavía no despiertan al llamado de la ñuke.
—No sé mucho de mensajes, pero les hablo en general y, sobre todo, a las mujeres, mujeres que estamos siendo sometidas, silenciadas, maltratadas, en las casas, en los trabajos, en la vida cotidiana, en el salir a la calle nomás, que le pidamos a la naturaleza, que esa naturaleza es la que nos ayuda y la que nos sana. El territorio es la luna, la lluvia, la tierra, que empecemos a vernos y empecemos a reconocernos. Una vez que empecemos a vernos, nos vamos a reconocer y, en ese reconocimiento, vamos a tener recuerdos y esos recuerdos nos llevan a lo bonito, a lo bueno. No son muchos los malos, son pocos, lo que pasa es que están armados porque creen, ellos creen, que es la manera en la que nos pueden amedrentar. Nadie enseña, sino que compartimos tejiendo lazos de sabiduría y transmisión, esto que de vivir, empezar a tejer redes de comunicación, tejer solidaridades, para decir que la solidaridad no es delito, que recuperar los territorios no es delito, que el buen vivir no es delito, que tener un pensamiento diferente a este sistema macabro que estamos teniendo no es delito, sino que tenemos que tejerlo entre todos y, entre todos, lo podemos lograr.
—Desde estas tierras, venimos haciendo fuerza para que el nueve de noviembre los absuelvan, que así tiene que ser…
—Es verdad lo que decís y se siente, y se puede percibir y se puede sentir, y eso es maravilloso, y la comunicación y el que nos estén escuchando, y que nos atraviesa, y que así no se puede salir del buen newen, de los buenos pensamientos y buenas intenciones. Por más que estemos a tantos kilómetros, esto se siente y es lo que nos fortalece a todos y todas. Así que agradecidísima, se percibe ese acompañamiento desde tan lejos, que también allá tienen los mismos problemas, las mismas persecuciones. Así que mis mejores pensamientos, mi mejor sol, mi mejor luna para ustedes también en Córdoba, que de ahí tuvimos un testigo muy importante, que si yo no hubiese roto ese vidrio de esa celda y el hermano no hubiese estado en ese momento, creo que también hubiese sido un Santiago. Así que agradecida a un lamnieng de allá que lo quiero con toda el alma, un cumpa que volvió a hacerme renacer.
Y volver a decir que somos inocentes, que estamos de pie, estamos fortalecidos y, sobre todo, estamos muy agradecidos desde el espíritu por tanto amor que nos brindan. No hay palabras para demostrar esto y yo creo que si estamos haciendo bien las cosas, se va a hacer justicia. Justicia por Rafa Nawel, justicia por Santiago Maldonado, justicia por todas las gentes silenciadas que las mataron, justicia para que larguen a todos los presos políticos, justicia, pero verdadera justicia, no justicia cómplice corrupta, con eso tenemos que terminar todos. La sociedad lo va a lograr, la gente lo va a lograr. Abrazo con harto newen.
*Por Anabella Antonelli para La tinta.