Luis Paredes: dibujen, dibujen, dibujen
Ilustrador, muralista y educador, el dibujante cordobés se encontrará este viernes con la escritora Laura Roldán Devetach en un evento -con entrada a la gorra- donde literatura y artes visuales dialogarán en un espacio para compartir con niños y niñas.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Él, que todo lo dibuja, quiere respondernos con ilustraciones a las preguntas que le hacemos. A través de sus viñetas y personajes, Luis Paredes dice -siempre- lo que piensa. Darse una vuelta por sus redes sociales o visitar las intervenciones murales que viene realizando hace años es encontrar las palabras justas, o más bien los dibujos justos, para una gran mayoría de las cosas que como ciudadanas y ciudadanos nos atraviesan, porque Luis se posiciona y se compromete.
Él, que todo lo dibuja, se encontrará el viernes con la escritora y narradora Laura Roldán Devetach en Espacio Elefante, el centro cultural de Barrio General Paz que gestionan y coordinan Guadalupe Funes, Eugenia Leyes y Naty Martínez.
Con la consigna de ir a la cita con palabras inventadas, el encuentro del viernes promete -sin duda alguna- creatividad para todos y todas, con entrada libre y gratuita en estos tiempos de crisis en los que acceder a eventos (sobre todo para familias enteras) es cada vez más complicado.
Democratizar la cultura es encontrarse en horizontalidad con otres, no sólo en la creación de bienes culturales, sino en el disfrute de los mismos. Es compartir, como hace Luis, las producciones artísticas, pero también es generar espacios donde convidemos lo que amamos y sabemos hacer.
La tinta le preguntó al historietista y animador cordobés acerca del evento que se avecina y sobre su oficio de ilustrador.
—¿Por qué creés importante que todes podamos acercarnos a eventos como este?
—Bueno, primero, creo que todo lo que sea cultural siempre nos enriquece y tener la posibilidad de poder conocer -en persona- a los autores de las obras y que esa misma persona lea lo que escribió es increíble… nadie conoce mejor la obra que el propio autor: sabe dónde poner el énfasis, qué parte contar, cómo contarlo.
Entonces, creo no hay que perderse estas oportunidades… ¡no es lo mismo ir a ver la banda tributo que ver a la banda original!
—¿Cómo encarás estos trabajos colectivos, donde ponés a jugar tus dibujos con las palabras o las fotos de otras y otros?
—Lo primero que pienso es en el respeto de la obra del otro y en no repetir lo que dice, no ser redundante… Me pasa cuando hago cosas con textos de otros que si, por ejemplo, dice “va un elefante de color rojo con lunares blancos andando en bicicleta”, no voy a dibujarlo exactamente así, sino tratar de darle vueltas y darle mi propia versión para enriquecer, para sumar, para que no sea lo mismo que no dice el texto en dibujos…
Otra cosa es que, a lo mejor, ya has visto que la mayoría de mis obras, los murales, siempre son colectivas, trato que la gente se sume. Trato que la gente se involucre, sobre todo, los niños, porque me parece que si a un niño le das la posibilidad de que dibuje, de que coloree, de que ponga su marca en una obra, es como sembrar… a muchos chicos les hace un click, al hacer algo y decir ¡wowwww, quiero hacer esto! Es apostar a eso, abrir el juego, a tratar de tener más artistas.
En este evento puntual con Laura, ella me mandó el texto sobre el que va a trabajar y yo le hice una propuesta acerca de qué es lo que yo haría y la forma en que ilustraría el texto, y la idea de dejar que eso después lo coloreen los chicos… ¡para que sea una obra entre todos!: ella, yo, los niños y los adultos que se sienten niños y se suman a dibujar.
—La movida de la ilustración viene creciendo… ¿cuál creés que está siendo el papel de la ilustración hoy? ¿Cómo se construye cultura con la ilustración hoy?
—No sé si viene creciendo la movida en sí, lo que creo que viene creciendo es la difusión que se hace de eso. Acá en la Argentina, y en Córdoba, tenemos una cultura de la ilustración muy fuerte, muy grande, de larga data y hay veces que ha tenido mayor difusión y otras menor, pero siempre ha estado.
Por ejemplo, se me viene a la mente los dibujos de Pito Campos que hace la tapa del diario de La Nueva Mañana. Entonces, pienso… mirá, se le está dando un rol más importante, se le está dando aún más lugar a la ilustración y creo que las redes sociales ayudan muchísimo a eso. Antes, un dibujante tenía que hacerse una carpeta de dibujos y andar de editorial en editorial, diario por diario, mostrando lo que hacía para ver si le daban bola y le publicaban, cada tanto, un dibujo. Ahora, si querés dibujar, hacés el dibujo, lo subís y ya está. Y si tenés continuidad, empezás a tener seguidores y gente que le gusta lo que hacés, y se facilita todo: ya son muchos los casos de ilustradores que empezaron mostrando sus producciones en redes y, luego, fueron publicados en papel. Hay cosas geniales, como Alberto Montt con Dosis Diarias y así un montón.
Y, en la ilustración, plasmamos ideas y esa es la tremenda contribución a la cultura. Yo la uso para eso, para plasmar ideas. A mí me cuesta hablar, no soy bueno hablando, entonces, muchas de las cosas que pienso y opino sobre las cosas que están pasando en la realidad las plasmo a través del dibujo. Creo que lograr esa síntesis ayuda mucho, porque lo hace más universal al mensaje, más gente puede acceder a esa idea por más, incluso, que no conozca el idioma. También pienso que, en estos tiempos, donde todo es más inmediato, más rápido, donde la gente ya lee ciento cuarenta caracteres, si ve una hoja completa, por ahí se aburre. Entonces, lo que se hace es empezar a reducir los textos y eso también ayuda a que se condensen ideas en las imágenes. Muchas veces, en una sola imagen, se comprime todo un texto y eso le agrega inmediatez, y creo que por eso, hoy por hoy, tiene tanto éxito.
—¿Qué le dirías a alguien que no se anima a dibujar?
—Una vez vi una entrevista a no me acuerdo el nombre, un historietista español, que da una charla sobre la ilustración y que me parece genial, y uso sus frases cuando arranco un taller. A los niños, porque los niños no tienen tanto drama, les diría que dibujen, dibujen, dibujen y nunca dejen de dibujar. Ese es el consejo que siempre les doy.
Y a los adultos, les digo: – ¿Quién de todos ustedes dibuja feo? Por lo general, la mayoría levanta la mano. Después, les pregunto: ¿Quiénes de ustedes tienen letra fea? y digo: – Y ustedes, los que tienen letra fea, ¿dejan de escribir? Responden, por supuesto: – No. Entonces… ¿Quién dice que un dibujo es feo, quién determina eso y por qué excluir o negar una forma de comunicación del lenguaje, como lo es el dibujo, por el solo hecho de que no nos salga exactamente? Cada uno puede dibujar como le salga y usarlo como una herramienta, una herramienta para transmitir cosas. Dibujen, dibujen, dibujen.
*Por Soledad Sgarella para La tinta.