Cine.ar: tres películas gratis para ver en tiempos de crisis
«La ciénaga», «Algunos días sin música» y «Los dueños» son nuestros recomendados para ver y rever en la web de contenido nacional y latinoamericano que aún resiste como canal nacional. No te las pierdas.
Por Redacción La tinta
No tenés ganas de salir de tu casa porque estuviste trabajando como esclava muchas horas del día. Tampoco tenés plata, los sueldos se devaluaron y a vos las paritarias ni, sos muy -pero muy- monotributista.
Cuando jugar al chinchón no es una opción válida aún, La tinta te recomienda un par de pelis gratis para ver en Cine.ar.
Esta plataforma -que antes se llamaba Incaa TV– es la señal de cine del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, operada por Radio y Televisión Argentina.
Cine.ar es un canal que transmite películas durante las 24 horas, mayoritariamente argentinas y latinoamericanas. Entrás, te registrás y accedés a series y filmes gratuitamente, salvo los estrenos, por los que tenés que pagar.
Te recomendamos tres de las gratarola. Aprovechá y disfrutalas, antes que el no Ministerio de Cultura baje la plataforma y te quedes sin verlas.
La ciénaga
El debut cinematográfico de Lucrecia Martel es un ejercicio necesario. La cineasta -de reciente paso por nuestra ciudad- enfoca un objeto incómodo para los y las realizadoras nacionales: su propia clase.
Estrenada en 2001, meses antes de la debacle neoliberal, su atmósfera pesada y soporífera implica sabernos inmersos en un relato donde no importa tanto lo que pasa o sus personajes, sino lo que sentimos a medida que la película avanza.
Las siestas, las complicidades y las traiciones de una clase media alta argentina que no tienen las explosiones y el sadismo de El Marginal, pero que contienen sus violencias en pantanosas costumbres, a las que hace honor el título.
La dupla de Graciela Borges y Mercedes Morán es otra de las apuestas de la directora: filmar y hacer protagonistas a mujeres de edad madura y fuera de la juventud, que es lo habitual en el cine.
Quizás, en un fragmento de la entrevista en el libro de David Oubiña, podemos verlo:
“—¿Qué es el cine para vos?
—¿De dónde sale la voluntad de narrar? ¿Qué es lo que lleva a una persona a contar cosas a través de un lenguaje determinado? Hay algo sublime que se produce en la conversación y que aparece también en la intención de filmar una película: ahí donde todos los dispositivos de producción dejan de tener sentido y lo único que importa, lo único que vale es el momento en el que alguien ve lo que hiciste. El lenguaje sale de esa necesidad. Y el cine también. El cuerpo es una geografía de una soledad absoluta (…), pero hemos inventado pequeños trucos que, de manera imperfecta, logran poner al otro en el cuerpo de uno.”.
103 minutos para disfrutar de las sensaciones de Lucrecia Martel, sumergirse para volver a vernos con otros ojos y escucharnos con nuevos oídos. No olviden subir el volumen.
Algunos días sin música
Esta película, dirigida por Matías Rojo, reúne varias condiciones para ser un oasis de ternura frente a muchas películas de la plataforma. Tres amigos tienen unos días de libertad, a partir de que la profesora de música muere en el momento que así lo desean.
Y, en cierta forma, es la muerte simbólica de cada persona adulta que los rodea. Ante ello, comienzan un camino de autodescubrimiento, que los enfrenta a las miserias de sus padres y a la construcción de sus propias identidades. Mirar la infancia masculina, siendo adultos, puede ser un ejercicio intenso de deconstrucción.
¿En qué momento los varones dejan de abrazarse como lo hacen en este film? ¿Cuándo comienzan a esconder sus problemas? Aquellos días sin música es una bocanada de ternura porque no pretende ser más de lo que es: un pequeño recordatorio de que, en la infancia, jugamos, lloramos, nos abrazamos y nos equivocamos.
Pero, hamacados en los afectos, seguimos.
Los dueños
Este año, pasó por las salas El motoarrebatador, consolidando al director tucumano Agustín Toscano como uno de los realizadores de los que no queremos perder el rastro.
Anterior a ella es Los dueños, realizada junto a Ezequiel Radusky, ambas situadas en Tucumán.
En Los dueños, asistimos a una premisa básica y no por ello menos actual: ¿Quiénes son los dueños? ¿Se puede poseer algo sin habitarlo?
Cuando Pía llega al campo del que es dueña, se producen los encontronazos con Sergio, quien cuida el lugar con su familia. De esas interacciones, surgen nuestras inquietudes, sin dejar de estar todo tamizado por la sutileza de un humor de provincia que las realizaciones porteñas no poseen.
Aquí se habla en tucumano.
*Por Redacción La tinta.
