El día que Israel encarceló al Messi palestino
Mahmoud Sarsak pasó casi tres años en prisión tras ser encarcelado mientras se dirigía a Cisjordania, acusado, sin pruebas, de terrorismo.
Por Ignasi Oliva Gispert para Goal
La selección de Palestina nunca ha participado en la fase final de un Mundial de fútbol. El equipo de “los caballeros” lo ha tenido más difícil que la mayoría, especialmente después de ser admitida en la FIFA el año 1929 para construir un combinado en el que futbolistas árabes, judíos y británicos formaban con normalidad pero que ya en 1934 disputó la fase preliminar al Mundial de 1934 sin un solo jugador árabe en el equipo.
En 1948 el recién formado gobierno del nuevo Estado de Israel se apoderó del organismo y lo convirtió en la Federación de Fútbol de Israel, excluyendo a los palestinos y dando el pistoletazo de salida a una invasión que este año cumple siete décadas y que no ha hecho más que humillar al pueblo palestino y empequeñecer progresivamente sus fronteras. Actualmente es un país partido en dos y hasta cuenta con competiciones de clubes independientes en Cisjordania y la Franja de Gaza. Pero los seleccionados a menudo no pueden ni desplazarse entre un territorio y el otro aun con el “permiso” de Israel. Es exactamente lo que le pasó a Mahmoud Sarsak cuando fue detenido en 2012 acusado de terrorismo sin que existiera prueba alguna para ello. Pasó casi tres años entre rejas.
El verano de 2009 Sarsak aceptó la oferta del Balata Youth cisjordano después de una vida entera en el Khadamat Rafah, con el que se había convertido en el jugador más joven en debutar en la máxima categoría del fútbol palestino en su Gaza natal. Sin embargo, para poder cambiar de equipo -así como de territorio y de división- requería un permiso que solicitó a la administración israelí, un trámite que resolvió sin mayores contratiempos antes de iniciar el viaje junto a otros futbolistas palestinos. Pero acabó detenido el 22 de julio de 2009 en el Paso de Erez, camino del campamento de refugiados de Balata, que iba a ser su nuevo hogar deportivo. Israel lo acusó, presuntamente, de tener vínculos con la Yihad e incluso los servicios secretos israelíes afirmaron que había formado parte de la célula que colocó una bomba e hirió a un soldado a pesar de admitir no disponer de ninguna prueba que permitiera abrir un juicio. Sarsak quedó arrestado sin existir cargos, sin que se produjera ningún juicio y sin conocer el motivo de su detención a pesar de las presiones internacionales. Acabó siendo el propio Sarsak quien se labró su libertad y en marzo de 2012 empezó una huelga de hambre.
Pasó 96 días sin comer ni beber, lo que sirvió para que el mundo entero conociera su situación. Futbolistas en activo como Frédéric Kanouté y leyendas como Eric Cantona y Lilian Thuram se posicionaron a su favor, igual que el intelectual Noam Chomsky e incluso Amnistía Internacional solicitó “la liberación inmediata” de Sarsak mientras se sucedían manifestaciones a su favor en Londres y otras capitales europeas. Israel lo acabó liberando el 10 de julio de 2012 y según ha recordado en Vice News “me robaron tres años de mi vida porque estuve en la cárcel entre los 21 y los 24 años, de los mejores años para un futbolista, cuando eres joven y ágil; me perjudicaron tanto física como psicológicamente. Tras salir de prisión, tardé ocho meses en volver a estar en condiciones físicas de entrenar”. No volvió a hacerlo ni para su club ni para la selección de Palestina. Incluso rechazó una invitación del Barcelona para asistir al clásico de la temporada 2012-2013 en el Camp Nou porque también el soldado israelí Gilad Shalit recibió el mismo honor y para Sarsak “no se puede igualar a la víctima y al opresor”.
*Por Ignasi Oliva Gispert para Goal