Teatro del Oprimido: por y para el pueblo
Les Yuyeres es una experiencia ambulante que recorre el corazón de Traslasierra a través del Teatro Foro, una de las ramas del Teatro del Oprimido creado por Augusto Boal. Acercamos dos aproximaciones documentales que recuperan el trabajo del grupo orientado a la revalorización de la sabiduría popular y ancestral de los yuyos, constitutiva en la vida de estas comunidades.
Por Julieta Pollo para La tinta
En el marco del PUHAL (Programa Universitario de Historia Argentina y Latinoamericana), surge en 2016 Les Yuyeres, un grupo interdisciplinario de docentes, egresadas y estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, que se interna en distintas comunidades serranas para recuperar los saberes populares acerca de las hierbas medicinales y desde allí reflexionar acerca de sus modos de vida, de concebir el monte y de preservar sus tradiciones y saberes. Los yuyos, en este contexto, son protagonistas de muchos rituales de encuentro, sanación y alimentación de los lugareños.
Después de la experiencia en la zona de Calamuchita de Los yuyos que perdieron su libro, el grupo presentó este año Té de Burro. Teatro Ambulante, construida colectivamente en el Valle de Traslasierras. A partir de ambas obras teatrales y de todo el trabajo previo con el que fueron construidas, el grupo Les Yuyeres creó dos registros documentales, en formato audiovisual y sonoro.
Por un lado, el documental radiofónico Relatos yuyeros surge como sistematización de distintas entrevistas y escenas de radioteatro realizadas durante 2016 en los pueblos de Amboy, Amancay y alrededores. En él se recuperan los saberes medicinales transmitidos oralmente de generación en generación.
Por otro lado, el cortometraje que muestra el trabajo realizado en Traslasierras, entremezcla distintas actividades lúdicas con disfraces, risitas y leyendas compartidas por niños, adultos y abuelos. El video comienza con la cálida y enérgica bienvenida de la presentadora ¡Bienvenidos y bienvenidas! Señoritas, señoritos, señorites, bienvenidos a este teatro circo yuyero turista hippie gauchesco: Té de burro teatro ambulante. Hacia el final se ve cómo el tecito de yuyos, que luego compartirá toda la comunidad, hierve al fuego alimentado por los deseos y pensamientos que la gente quema, en el más antiguo ritual de ofrenda a la pachamama.
Augusto Boal y el Teatro del Oprimido
El Teatro Foro que practica el grupo Les Yuyeres es una de las diversas formas que toma el Teatro del Oprimido, creado por el actor, director, dramaturgo y pedagogo teatral brasileño Augusto Boal, como adaptació artística de las conceptualizaciones pedagógicas de su coterráneo, Paulo Freire. El comúnmente llamado Teatro Popular no se agota en la sola presencia del pueblo, sino que debe asumir la perspectiva del pueblo en el análisis del microcosmos social que en él aparece , señala Boal en su libro Técnicas Latinoamericanas de teatro popular (2014).
Como activista político a través del arte, Boal denunció durante toda su vida la explotación económica y bregó por la justicia social, solo posible mediante la eliminación de clases. A través del Teatro Popular luchó contra la incomunicación que, auspiciada por la burguesía, perpetúa las relaciones de dominación al mantener al hombre aislado en su individualidad y al soslayar las discusiones sociales para mantener sumisos y sometidos al esclavo, a la mujer, al obrero y al campesino. De esta manera, desde Brasil y luego desde el exilio, Boal reivindicó la importancia de que los pueblos sean creadores de su propia cultura porque, sostenía, la revolución política y económica coincide con la liberación cultural.
El teatro popular saca al pueblo de su pasividad: en vez de adobarlo con contenidos de los cuales es mero consumidor -más allá de que estos provengan del pueblo o de la burguesía-, busca que el pueblo haga teatro para sí mismo, que se constituya como agente creador. «El actor no actúa: acciona», explica Boal, porque no pide permiso para actuar, «es una fuerza viva que inicia una acción y participa de ella en igualdad de condiciones con el espectador».
En un clima de represión fascista a fines de la década del 60, cuando la policía brasilera sembró espías e intervino sindicatos y casas de estudio, se cercenó la realización de espectáculos populares de carácter masivo. Así, el pueblo comenzó a producir teatro para sí mismo en grupos más reducidos, filtrando su resistencia entre las grietas que les permitían expresar sus luchas. Junto con el Teatro Foro que lleva adelante Les Yuyeres, Boal desarrolló otras expresiones como el Teatro Legislativo, el Teatro Invisible, el Teatro Imagen y el Teatro Periodístico. Este último, de una vigencia extrema en la actualidad, desmantela la supuesta objetividad del periodismo, mostrando la veta ficcional de la construcción noticiosa en tanto es funcional a determinadas clases. «El periodismo es un arte, no una ciencia, esta más próxima a la poesía que a la sociología. Y como todo arte, es político. Y como arte político es un arma. Y como arma, es utilizada a favor de unos y en contra de otros», sostiene el dramaturgo en el libro citado.
A través de distintas técnicas como el collage de textos o testimonios, marionetas, cuerpos de baile, la dramatización de problemas zonales, el uso de la lengua materna, el folklore y las supersticiones, entre otras; el Teatro Popular toma las vivencias de una comunidad para impulsar la creación colectiva y desmantelar la dominación ideológica sufrida por los pueblos.
*Por Julieta Pollo para La tinta