Biblioteca Popular Nelly Ruiz de Llorens: “Una biblioteca es también un espacio de lucha y transformación”
Desde el 2014, esta biblioteca popular que funciona en el Club Social y Deportivo Los Boulevares -y que cuenta con más de 5000 libros-, supo construir con el barrio un espacio abierto y gratuito de disfrute y formación cultural. Pero también, y sobretodo, de participación real y diversas actividades, con la lucha por los derechos como lema.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Es lunes a las cinco de la tarde y doce mujeres sentadas a la mesa convidan budín de vainilla y nueces, y preguntan si mate dulce o amargo. Recién llega Nelly Ruiz de Llorens (símbolo de lucha por los derechos humanos en nuestro país) y así, bajita, y tan enorme a la vez, le recita una poesía -que escribió ella misma- a Marian Gottero, quien junto a Laura Dall´Amore llevan adelante la coordinación de la biblioteca.
Doce mujeres sentadas a la mesa comparten palabras, experiencias y mucho trabajo colectivo, genuino, basado en el respeto y en la seguridad bien afianzada de que todos y todas tenemos el derecho a construir culturas, disfrutar de ellas y acceder a todas las expresiones artísticas que existan.
-¿Cómo pensaron en armar una Biblioteca Popular y para qué?
–Laura Dall´Amore: La biblio, en realidad, surge como una propuesta del CENMA 232 Anexo Los Boulevares, que es un secundario para adultos que funciona en el barrio, en el año 2014, en el marco de una asignatura que se llama “Espacio de vinculación con el sector de la orientación” (EVSO). Esta asignatura tiene como objetivo principal hacer vinculaciones con instituciones de la zona, y entonces docentes y estudiantes deciden que se estaría bueno crear una biblioteca popular, para lo que hicimos campañas de donación en la que vecinos y vecinas nos acercaron sus libros, y se pudieron comprar estanterías y demás. En ese momento funcionaba en el Centro Vecinal del barrio con un convenio, a partir de lo cual los estudiantes iban todas las semanas a hacer un registro de los libros, hacían los inventarios y funcionaba principalmente como un espacio de préstamo de libros. Luego fuimos incorporando a personas del barrio interesadas en trabajar ahí y fue tomando otro giro poco a poco…en ese momento se llamaba Manuel Belgrano…
-¡Ah! surgió con otro nombre… ¿y cómo surge ponerle el nombre de Nelly?
-Y, a partir de la inclusión de distintos sectores y de la participación activa de mujeres, de niños, de niñas y del madrinazgo de la Nelly es que decidimos que la biblioteca cambie de nombre para asentar nuestro propósito fuertemente, que es el hecho del acceso a la cultura de todas las personas del barrio. Entonces decidimos que se cambie el nombre, y tenga el de una mujer, de una mujer del barrio, una luchadora por los derechos como es la Nelly, y ahí empieza a tener una impronta diferente: la biblio no es solamente un espacio de préstamo de libros sino que empieza a tener una fuerte presencia de la cultura y del trabajo por los derechos humanos.
Se abrió un espacio para los niños y las niñas que se llamaba La hora del cuento, y de a poco se empiezan a sumar las mujeres, primero en actividades solo más de taller, manuales, para después ir formando activamente lo que es el grupo de mujeres que hoy está funcionando. Con respecto a la historia, en el momento en que la biblio funcionaba en el centro vecinal, después de un año de participación activa, deciden las autoridades que ya no nos iban a prestar el espacio, entonces empezamos a funcionar en espacios abiertos públicos: cargábamos los libros en los autos, en cajas y nos montábamos en las plazas, y fuimos construyendo los espacios en el aire libre, así llegaron muchas más personas… al final fue un cambio positivo, nos vino bien, porque se sumó un montón de gente que no sabía dónde estaba la biblio. Así es que fuimos llegando a distintos rincones, y eso nos sirvió para que nos conozcan, y a su vez, fue el primer lazo que tuvimos con el club.
-Contanos cómo es esta historia con el Club…
-Empieza cuando pedimos prestado un depósito para poner los libros que no podíamos llevar a las plazas, las estanterías y los materiales que teníamos, y ese fue el primer contacto que tuvimos. En el club justo asume una nueva comisión. Después de un largo proceso de recuperación institucional de una institución que estuvo abandonada por décadas… al club solo asistían varones, y grandes, a jugar a las cartas y no había más espacios de participación, no? Entonces, esta nueva comisión nos cita al equipo de la biblio, y nos propone brindarnos el espacio de lo que era la secretaria del club… eso fue un trabajo arduo también, porque ediliciamente estaba destruido, y simbólicamente el club había estado en manos de personas con las que el barrio no estaba de acuerdo, entonces no era un lugar al cual ni las mujeres ni los niños ni las niñas llegaban.
Fue un trabajo muy fuerte y colectivo de recuperación, edilicia y simbólica, para construir un espacio a donde todos y todas se sintieran con la posibilidad de ir y participar. Trabajo en conjunto con la nueva comisión, y con la bilio, que tenemos este lema del acceso a la cultura de todos, siempre teniendo en cuenta las distintas formas de expresión: la literatura, la expresión corporal, y todo lo que podamos reunir allí, como un espacio de encuentro de distintas miradas y un espacio de lucha también. Y bueno, entonces funcionar en el Club viene a raíz de eso, de brindarnos un espacio, y a su vez por un impulso fuerte de reconstruir la identidad de una institución de 90 años que necesitaba reinstalarse en el barrio y la biblio en eso cumple un rol muy importante.
-¿Cuáles son las actividades que están desarrollando en este año?
-Lo más rico de las actividades es el encuentro de distintas personas. Los lunes está el espacio de mujeres Juntas y diversas. En este espacio, este año, tenemos un espacio de literatura y escritura, y todos los meses tenemos una autora de referencia, en la cual indagamos sobre obras, y contextos en los que escribe, lo que nos da pie para investigar sobre diferentes aspectos históricos y sociales de esas mujeres que escribían, o escriben, en distintos lugares. Eso, a su vez nos ayuda como ejercicio de escritura: cada mujeres escribe una oración, un párrafo, un texto… lo cada una pueda y quiera, y lo articulamos con dibujo, pintura y tejido, y un proyecto de bordado, que no es un bordado cualquiera sino que trabajamos sobre casos de femicidio, en el que cada mujer decora un pañuelo, y cada mujer no es un caso más… es una manera de mostrar esta problemática, y también es una forma de sanar, mientras bordamos hablamos de lo que pasa, y lo trabajamos, y de alguna manera lo prevenimos.
Estas producciones también nos sirven de exposición: en alguna marcha o fecha importante colgamos los pañuelos en la vereda y así el barrio puede tener noción de qué es lo que está ocurriendo, y la verdad es que muchas personas se frenan, y leen, y ven lo que estamos haciendo. También con las mujeres hacemos visitas a los museos, entendiendo que los museos no son lugares elitistas sino que todas, todas, todas, podemos participar de esos espacios, y entrar. Y fue muy enriquecedor hacer esas visitas, porque muchas mujeres se conmovieron y pudieron sacar ideas para seguir trabajando en los talleres. Todas ellas, empoderadas, piden, y dicen, qué actividades quieren hacer cada lunes, todo eso mezclado con mates y charlas y risas, en un espacio de disfrute que es también a lo que apuntamos entre todas.
-Para niños y niñas también hay actividades, ¿cierto?
-¡Sí!…Los miércoles hay un espacio donde leemos cuentos, leyendas, mitos, con juegos de expresión corporal, y después tenemos también alguna instancia de pintura y dibujo, para que se acerquen a la lectura y encuentren formas de expresión, de manifestarse. Con ellos también hablamos sobre derechos humanos y de todas las problemáticas que consideramos necesarias que se puedan abordar desde la biblio para conversar. Fue muy llamativo la semana pasada, que participamos para la marcha del 2×1, los niños y niñas estaban al tanto de lo que se trataba. Ellos y ellas están comprendiendo de qué se trata el trabajo en una biblioteca, que no es solo un lugar de juego y esparcimiento si no también un espacio de lucha y transformación. Acá también funciona un grupo de adolescentes que se llama “Ni tan chicas ni tan grandes”: chicas que están creciendo, y construyendo un lugar de confianza y de amistad. A partir de lecturas, y de la creación de personajes, se van involucrando con distintas problemáticas sociales. Es un grupo que se está formando y que están construyendo con todas las ganas. Los jueves hay taller de lectura filosófica: acá, la filosofía es para que todos podamos hacernos preguntas a partir de lecturas y debates, y no es algo para personas exclusivamente académicas.
-Tienen muchas y hermosas actividades para todos los grupos…
-Hay un proyecto nuevo en articulación con el club: vamos a trabajar en un espacio recreativo para personas con discapacidad desde el 3 de junio, entendiendo que justamente tanto el club como la bilio tenemos este pilar del acceso en principio y, a veces, las personas con discapacidad están más excluidas, sobre todo en lo que son los espacios de diversión y recreativos. Por eso está la nueva apuesta de trabajar con ellos, con ellas, para conocernos y construir espacios para todos. También hay actividades de articulación con otras instituciones del barrio como son las escuelas, donde hacemos encuentros mensuales, por ejemplo sobre discriminación y racismo.
-¿Cómo es esto de la Red de Bibliotecas Populares con perspectiva de género?
-Nuestra biblio participa de esta red y somos ahí un conjunto de biblios populares donde decidimos todas tener un espacio específicamente destinado a la problemática de género. Desde legislaciones, documentos y literatura en lo que podamos aportar. Tenemos un proyecto que se llama La valijita viajera, con una selección de libros, renovados y actualizados, sobre textos con perspectiva de género que va mes a mes circulando en distintas biblios. Y con esto, a lo que apuntamos es al trabajo en red, recibimos y nos damos apoyo entre todos los espacios, autogestivamente. Es verdad que no tenemos el apoyo económico, pero algunos avales que ayudan siempre a ir creciendo un poco más, como el de la UNC o algunas organizaciones de Derechos Humanos.
-El año pasado hicieron un corto y lo mostraron en el barrio… ¿cómo fue ese proceso de trabajo colectivo?
-El proceso de producción audiovisual del año pasado fue un proyecto que se presentó en la municipalidad en el marco de una convocatoria. Tenemos amigos cineastas que presentaron Mujeres en foco, y el objetivo era poder acceder al cine desde distintas miradas: conocer qué es el cine, y construir, hacer una producción propia. Se trata de las distintas aproximaciones al cine: qué es una cámara, cuáles son los planos, los aspectos técnicos y después creamos una historia y filmamos. Todas participamos del guión y también de las filmaciones. Fue un proceso colectivo de mucho aprendizaje y también de mucho disfrute, muy hermoso, con juegos y con instancias de calentamiento corporal, para poder soltarnos y sentir, desde el cine. El resultado fue un corto, que se llama Todo se vuelve fiesta cuando ellas juegan, que muestra nuestro trabajo acá, los sábados en la biblioteca aprendiendo sobre cine.
-Gracias por compartir con nosotros todo lo que hacen… Última pregunta: ¿qué sienten participando acá en la biblio?
–Liliana: A mí me gusta venir porque yo me entretengo en hacer cosas, y me gusta mucho estar con mis amigas, a compartir con mis amigas mucho, porque estoy tranquila
–Blanca Susana: Yo vengo hasta acá, desde Cortaderos, porque tenía tantos problemas en mi casa… bueno ahora estoy bien, con mis compañeras y mis amigas del colegio.
–María: Yo me llamo María. Me gusta venir a la biblioteca por este grupo tan lindo de mujeres, nos entretenemos, conversamos, tomamos mates, aprendemos, compartimos… es un hermoso grupo.
*Por Soledad Sgarella para La tinta