Vení que te cuento
¿Qué es lo que amamos de que nos cuenten? Apaciguar el cuerpo y erizar los sentidos para que con palabras, gestos, tonos y sonidos nos tejan historias adentro, en ese lugar sagrado entre la imaginación y el alma. Un mapeo de la diversidad de encuentros de poesía y narración oral que efervescen en Córdoba.
Por Julieta Pollo para La tinta
La crisis que atraviesa la industria editorial argentina no es novedad: la falta de políticas culturales, el recorte de los programas existentes, la apertura no regulada a las importaciones y los altísimos costos materiales delinean un panorama poco alentador. La Cámara Argentina del Libro registró en 2016 una caída del 20% en la venta de libros y para este año se prevé una situación similar. Ante esta situación, las pequeñas editoriales han reducido la cantidad de lanzamientos por año y ajustado la tirada, malabareando para sostener su propia existencia y para publicar nuevos títulos. Por otra parte, mantener festivales y ciclos de literatura de gran alcance se hace difícil –de hecho, tendremos que esperar a 2018 para disfrutar de un nuevo Festival de Poesía, uno de los eventos literarios más importantes de la ciudad-.
Más allá de este panorama desalentador, el arte resiste y siempre talla recovecos para volver a brotar. Mientras se afianzan algunos encuentros que, agazapados, vienen realizandose hace años, en distintos espacios van surgiendo nuevas propuestas y ciclos de lectura. Semanas atrás conversábamos con una colega acerca de los encuentros literarios en Córdoba, nos preguntábamos por qué eran escasos y por qué cuesta tanto sostenerlos en el tiempo. Lo cierto es que hay muchos más de lo que quien escribe esperaba encontrar y que sus formatos, espacios y experiencias propuestas son múltiples. La tinta conversó con algunos de los escritores, narradores y gestores de la ciudad que están participando de los nuevos ciclos de narración en Córdoba.
Volver al fuego
La reunión alrededor del fuego es antigua como la vida misma: al calor de la hoguera los grupos humanos compartían las historias que un orador desmenuzaba con entrega para sus compañeros. En la oralidad las letras cobran espesor, la voz estalla en matices y es el cuerpo entero es el que narra.
“La literatura oralizada nos devuelve a la ancestralidad, vuelve al origen porque la literatura nació hablada. Después llegó al papel y se pasó a leer individualmente. Pero vuelve a la narración antigua alrededor del fuego. Tenemos un oído sumamente amaestrado como especie durante siglos para oír la palabra y así la palabra recupera la música que se pierde un poco en el papel ¿Por qué nos acordamos más fácilmente de la letra de una zamba o de un tango, que una de rock? Porque está perfectamente rimada. La literatura, cuando se lee, recupera aquel viejísimo rito humano de contar cosas y era un rito colectivo, nunca individual.
Me gusta porque se originan silencios, si bajás la voz más es la tensión, si pausás lo que vas diciendo mayor es la atención. Y es un público entregado a eso, absolutamente predispuesto. No escuchás un celular y ni hay que decirlo porque hay una intención de ir a escuchar. Además lo que van a buscar ya lo tienen ellos: nadie va a descubrir una belleza o una hondura si no la tiene ya en su alma o su corazón, no lo podés apreciar si no está adentro tuyo. Van ahí y la descubren como descubrís tu personalidad en un sueño”, sostiene Chacho Marzetti, El vagabundo de las estrellas que transforma el estudio de Radio Nacional en un teatro griego. Si bien sostiene que la radio perdió el rito, que ya no se usa para el arte y que estas propuestas son “pedirle peras al olmo”, cada noche -descalzo, en penumbras y de pie frente al micrófono- lee a sus oyentes la obra de escritores de aquí y allá, de antes y de hoy.
Laura Ledesma, una de las organizadoras del eSlam que se realiza hace dos años en Córdoba, coincide con Chacho: “La oralidad nos conecta con lo ancestral de la palabra, tiene espacio, tiempo y cuerpo, eso hace que la palabra cobre espacialidad y se registre como una experiencia única. A lo literario se puede volver una y otra vez. En lo oral la experiencia es única e irrepetible”.
Lo cierto es que no es fácil ponerle el cuerpo a un acto solitario y silencioso como puede ser la escritura. Representa un desafío para muchos escritores enfrentar la escucha atenta de cientos de otras e intentar que la voz traduzca fielmente lo que en la mente resuena con tanta claridad.
“Me parece que estamos aprendiendo a leer en público, a poner la voz para leer. Eso también crea, a mi parecer, una atonalidad que suele desdibujar las lecturas. De lo que conozco, además, es marcado que el público es en su amplísima mayoría también poeta y eso suele ser algo que se intenta revertir pero que pocas veces se puede lograr. Tal vez al estar mucho en el ajo no vea toda la sopa…”, sostiene Guillermo Bawden quien además de escritor es el encargado de coordinar el espacio de poesía de la Feria del Libro de Córdoba.
Vamos a escuchar
En Córdoba los espacios se han diversificado: editores, productores, escritores y estudiantes organizan encuentros que se convierten a su vez en espacios de difusión donde los artistas pueden compartir sus trabajos, vender sus libros y dar a conocer nuevos proyectos editoriales. Los escuchas coinciden en que es más frecuente encontrar propuestas novedosas en estos espacios que en la mayoría de las librerías, en las que si bien tienen el material a la venta no hay libreros que informen, compartan o recomienden la producción local.
“En Córdoba Capital estalló hace como cinco años: todos los días hay encuentros de poesía, todos los días se presenta un libro de poesía. En el último año y medio bajó un poco porque se había llegado a una intensidad muy grande y por supuesto con las cuestiones personales, políticas y económicas ha bajado un poco. Pero es muy intensa la actividad. Lo bueno de Córdoba es que mientras en otras ciudades resuenan voces muy parecidas unas de otras -más allá de las excepciones-, acá hay una diversidad de estéticas, de ruidos, de músicas, de ritmos muy distintos en la poesía”, sostiene Alexis Comamala, escritor, librero y editor de Pan Comido Poesía que prepara un recital de poesía celebrando los 18 años de la editorial. Será en octubre y habrá rock, lecturas de todos los poetas de Pan Comido y algunas sorpresas más.
“La venta del libro ha bajado, ya a partir de 2014 se comenzó a sentir una pequeña recesión que se ha ahondado por la desfinanciación de algunos proyectos estatales con respecto al libro, con las políticas de ingreso y egreso de libros, y sobre todo con el aumento de los materiales para hacer el libro. Por esto algunas pequeñas editoriales han mermado en cantidad la producción de libros. Siempre es auspicioso tener un espacio para compartir los libros, las voluntades de las pequeñas editoriales -donde los editores son quienes editan, diseñan, corrigen, hacen la foto de tapa, venden, van, vienen…- Por eso siempre es bueno que haya nuevas bocas alternativas a un posible lector”, asegura el escritor, que el sábado estuvo leyendo en Loca Simona, un ciclo que reúne literatura, visuales y música: “Es bueno buscar que los lenguajes se potencien, que no esté dislocada la imagen de lo que se dice, que una cosa no interrumpa a la otra y que se intente algo coral entre lo visual, lo auditivo musical y la palabra, también musical”.
Abrir la cancha
Los encuentros de lectura distan de ser masivos, pero cuentan con un público definido. Además de quienes están relacionados directamente al oficio literario, cada vez son más los oyentes que se suman a estos encuentros, nuevas tertulias que han actualizado su formato habitual lo suficiente como para insertarse en la era de las pantallas sin perder el rito colectivo de escucha y narración.
“Es un fenómeno que aunque parezca mentira se sigue dando hoy, aunque vivamos una cultura muy visual. Cuando yo leo hay muchos que cierran los ojos porque no van a ver, quieren escuchar. Escuchar la palabra que recupera su vieja canción. Creo que hay más ciclos y que son mucho más dinámicos que antes. Hay pocos adeptos pero lo que hay que resaltar es que los tiene. Lo llamativo no es que haya 50 butacas vacías sino que haya 50 butacas con gente que vaya a escuchar poesía, es una locura. Ahora con toda la juventud que está llegando a la poesía para escribirla, escucharla, adquirirla, toda esa bella juventud dedicada a la poesía le ha quitado esa cosa que tenía, viejas presentaciones de libro con el arreglo floral… te ibas seco por más que sea el mejor poeta del mundo, no te quedaba nada. No llegaba al alma, no había comunicación, eran actos. Ahora hay toda una comunión”, sostiene Marzetti, quien estuvo compartiendo poesía el fin de semana pasado en La Luna, espacio que también organiza Cuentos a la luz de la luna.
Además de diversificar el público, desacralizar los espacios y apostar al diálogo entre distintas expresiones artísticas son desafíos que los productores identifican a la hora de idear y gestionar estos ciclos. En este sentido, existen nuevas propuestas más ligadas a la poesía joven, el open mic y la autogestión, que han logrado configurar espacios con otras lógicas de apertura y de encuentro interdisciplinar.
“Slam es un término que acuñaron los poetas de la generación Beat en la década del 40 y 50 en Norteamérica, es una onomatopeya, un portazo, un ruido que inicia un nuevo concepto dentro de la poesía: se le da un portazo a la tradición de leer poesía acartonada en tertulias y reuniones de la alta sociedad y se inaugura un espacio nocturno, urbano, oral y desenfadado en donde la palabra circula en todos los estratos sociales,» cuenta Laura Ledesma, integrante del colectivo que organiza la versión cordobesa de la Slam: la eSlam, así, con una «e» como perspicacia para con nuestra tonada.
La eSlam mantiene las dos reglas de la Slam (cada poeta se anota al comienzo del evento y luego tiene 3’20’’ para leer, recitar, cantar, etc.; y el material debe ser de autoría propia), y agrega dos reglas más que definen su espíritu: las dos primeras reglas pueden ser transgredidas, y dicha transgresión no debe ir en contra del buen funcionamiento del eSlam, un espacio que se construye colectivamente.
El último encuentro tuvo lugar el viernes pasado en el Estudio Escénico Potosí de barrio Pueyrredón, y también se han realizado eventos relacionados directamente con cuestiones políticas como el eSlam temático del por los 40 años sin Walsh, por invitación dentro del ciclo Escena y Memoria. “La poesía siempre ha tenido ese vínculo especial con las injusticias. Mucho más la poesía oral, debido a que funciona como una especie de juglar, cada eSlam trae novedades, estrategias de acción y reclamos”, dice Ledesma y agrega que intentan desarrollar el evento en distintos espacios y barrios una vez por mes, con la intención de tomar contacto con la poesía de las diversas zonas que componen esta ciudad. Este año se realizará cada dos meses y en algún acontecimiento particular de la coyuntura existente”.
“Está bueno sacar esto sagrado del lugar que pueda leer personas de un clan de un círculo selecto. Entendemos que la literatura debe ser una actividad política, es nuestra militancia», coindide el escritor Julián Castro, quien impulsa Poetas desde el patio. Este ciclo, que comenzó en 2016 y prevé seis encuentros este año, está inspirado en repensar la tertulia, “una tertulia moderna desde nuestro aquí y ahora”. La propuesta conjuga diversas expresiones artísticas como la performance, la música, el circo y, claro, la literatura.
“En el primer evento una vez se acerca una chica y me pregunta cómo puede hacer para leer ahí. Y le dije que simplemente tenía que anotarse. ¿Entonces acá puede leer cualquier hijo de vecino? Sí, le digo, somos todos cualquier hijo de vecino. Estamos buscando nuevas voces, sabemos que existen y queremos generar un espacio para personas que nunca han leído en público porque no han tenido el espacio para hacerlo. En el primer evento estuvo María Teresa Andruetto, una escritora reconocida internacionalmente, y antes de ella estuvo un chico de barrio Los Olmos de 18 años que nunca había leído en ningún escenario”, sostiene Castro.
Ciclones
Además de los grandes eventos anuales -el Festival de Literatura, el Festival de Poesía y la Feria del Libro-, hay pequeños encuentros que han logrado sostenerse en el tiempo. La escritora Paula Oyarzábal menciona La Hualfín Poesía, un espacio interdisciplinario que hizo base en una vieja casona de Alberdi, y Los jardines de Epicuro, propuesta que en las estaciones cálidas del año celebra la poesía entre los árboles de Salsipuedes.
“Hay lugares que ya tienen su trayectoria y dónde se puede ir a escuchar e incluso leer. La Bandada, es un colectivo que se reúne en un bar del centro por el que pasan semana a semana sus componentes y diversos invitados, las reuniones de la Bandada acaban de cumplir siete años, por ejemplo. Palabras de poeta es el ciclo continuo más longevo de la ciudad, que va para quince años ya y que reúne los primeros martes de cada mes mesas de poetas”, agrega Bawden.
También han surgido propuestas originales, autogestivas y que salen de lo usual como Invitame a tu casa, un ciclo itinerante impulsado por la poeta Mariera Laudecina que propone el encuentro de escritores de diferentes puntos del país. El primer encuentro fue en Buenos Aires y el segundo tuvo lugar en nuestra ciudad el sábado pasado, con la premisa de que los artistas locales hospedan a los visitantes y así crear un circuito en que todos viajen poesía mediante. “Lo interesante del Invitame a tu casa es compartir una instancia más doméstica, el hecho mismo de compartir una lectura desde una instancia de camaradería. Nunca algo como ese espacio para lectura de poesía de gente del interior en la Feria del Libro de Buenos Aires que tiene el horripilante nombre de Lecturas con tonada… ¿el porteño no tiene tonada?”, bromea Guillermo Bawden, quien participó del último Invitame junto a Fabio Cardarelli, Diego Monsalvo, Patricia Gonzalez Lopez, Cecilia Romero, Gilda Guzman, Nitsuga Gustín, Diego Botto, Liria Evangelista y Soledad Vargas.
► Poetas desde el patio. Jueves 1 de junio desde las 19 hs. en el Centro Cultural España Córdoba (Entre Ríos 40).
►Teatro, poesía y rock. Sábado 3 de junio a las 20,30 hs. en La Parisina (Neuquén 223).
►Las O presenta Así sucesivamente… lecto performance. Viernes 16 y 23 de junio a las 21.30 hs. en Documenta/Escénicas (Lima 364).
Por Julieta Pollo para La tinta.