Yo odio tu bandera

Yo odio tu bandera
9 agosto, 2016 por Redacción La tinta

Los jugadores de la selección de básquet se hartaron de que su propia hinchada se dedique a insultar a los brasileños. “Brasil, decime qué se siente”, ese flagelo interminable, y otras canciones. Un tracklist de tablón en clave de chicana nacionalista.

“Brasil, decime qué se siente”. Esa desgracia compositiva. Esos 12 compases que ya nunca más serán en la voz de John Fogerty. De ahora y para toda la eternidad serán un coro de energúmenos balbuceando “Brasil, decime qué se siente”. Intenten tararearla. Oh, mai god, plis, nou. ¿Qué se siente qué, exactamente?

El domingo a la noche la selección de básquet le ganó a Nigeria y los jugadores argentinos se quejaron porque sus hinchas viajaron hasta Río y sacaron entradas sólo para recordarles a los brasileños que somos su papá y que Maradona es más grande que Pelé. Que es más grande quiere decir que la tenemos más grande. Maradona como elemento fálico nacional. La canción cantada allá como garantía de masculinidad colectiva. Eso que conocemos como el aguante.

Luis Scola -abanderado nacional de los JJ.OO.- dijo, básicamente, que eran unos idiotas: “Festejando siete goles que pasaron hace dos años, en un deporte que ni siquiera es el que estamos jugando, contra un país que ni siquiera somos nosotros; la tontería más grande”.

Intentemos armar una tracklist de este género: el chauvinismo de tablón, chicanas nacionales subidas a un paravalancha.

539d9abb07bfd_cropLa melodía infernal

La melodía de “Bad moon rising” también viajó a Chile guardada en la valija de la estupidez argentina en 2015 para la Copa América. Y se hizo deseo de tsunami.

En esta pieza musical nuestros compatriotas deseaban que a los trasandinos los tape el mar porque los dictadores militares chilenos -no el pueblo- que gobernaban en 1982 colaboraron con Inglaterra durante la Guerra de Malvinas.

“San Martín te liberó / y vos sos un traidor / te entregaste a los ingleses por cagón”.

Digo, si fuera así, ¿por qué no invadimos y ocupamos ese fideo de tierra que nos separa el Océano Pacífico? Y que te ayuden los ingleses a nadar.

Escocia, ese rencor

La rivalidad entre escoceses e ingleses tiene que ver con… bah, ya todos saben con qué tiene que ver. Y si no, vean Corazón Valiente. Además, es el clásico de selecciones más viejo de la historia (el primer partido fue en 1872).

Y acá empieza el problema: en Escocia no hay demasiado material para nutrir la creatividad tribunera. Entonces, aprietan en el orgullo rival la espina que más duele. La espina que más duele, en Inglaterra, se llama Maradona. Los escoceses, cuando su selección se enfrenta a Inglaterra, cantan por el 10 argentino y recuerdan la mayor humillación proferida al enemigo: la Mano de Dios. De nuevo Maradona, esta vez como cascote, como bomba molotov.

Incluso, los hinchas del Celtic escocés -católicos, anti ingleses y republicanos- llegaron a cantar “Argentina, Argentina” cuando vieron aparecer, en el año 2010, a la guardia real en el estadio del Arsenal.

Fuck the IRA

La relación de los ingleses con irlandeses no es mucho más feliz. El blanco de las tribunas inglesas, en cada partido contra Irlanda -y en otros, contra cualquier selección, en cualquier lugar-, es el IRA (Ejército Republicano Irlandés Auténtico).

Hay dos consignas que los ingleses le dedican al ejército republicano irlandés: “Fuck the IRA” y “No surrender to the IRA” (no nos rindamos ante el IRA). Ah, me olvidé de contarles…el IRA no existe más oficialmente desde 2008.

Die gauchos

2014, el año del dolor. Los jugadores de la selección alemana festejan frente a la puerta de Brandemburgo un nuevo título mundial frente al combinado de los gauchos, que venimos a ser nosotros.

Entonan una cancioncita y hacen una coreo. Caminan agachados, pero no es una cumbia y la letra no marca rítmicamente un “a-ga-cha-dita”. “Así andan los gauchos”, dicen. Y de repente se levantan, inflan el pecho. “Así andan los alemanes”.

Es imposible que la imagen no traiga a la memoria los peores recuerdos de la historia alemana, que no sintamos que nos están imitando como monos. Sin embargo, muchos jugadores que pasaron por la Bundesliga se encargaron de aclarar que es una forma de festejo común en Alemania en torneos entre clubes y no encierra ninguna carga racista.

En nuestro Spotify, pondríamos estas canciones en una lista que se llame “folclore futbolero”. Y quedarían allí esperando su oportunidad para convertirse en la noticia breve de los diarios. La noticia que cuente, chiquitita, al lado de la crónica de un partido de Del Potro, que un tipo se agarró a piñas con otro porque uno nació, supongamos, en Brasil y el otro nació, supongamos, en Argentina. Una noticia que no tenga respuestas para cuando nos preguntemos qué se siente.

Palabras claves: Hinchadas, Juegos Olímpicos de Rio 2016

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«Esto es Atenas»: el equipo cordobés le ganó a San Lorenzo y forzó el quinto juego por la permanencia

«Esto es Atenas»: el equipo cordobés le ganó a San Lorenzo y forzó el quinto juego por la permanencia
12 mayo, 2023 por Redacción La tinta

El Griego le ganó a San Lorenzo por 68 a 65 en un partido vibrante y con más de 3.500 personas en el Polideportivo Carlos Cerutti. La serie por la permanencia quedó 2 a 2 y todo se define el martes. Atenas, el gigante errante que nunca descendió, el más campeón, tiene una cita más con la historia.

Por Gonzalo Reyes para La tinta

“Esto es Atenas” fue el canto de guerra que se escuchó al finalizar el cuarto partido de la serie por la permanencia en la Liga Nacional de Básquet. El club de barrio General Bustos le ganó este jueves por la noche a San Lorenzo por 68 a 65 y logró lo impensado: empatar la serie 2 a 2 y forzar un quinto y último partido.

Atenas, el más campeón de la Liga Nacional, que no conoce aún lo que es descender, ganó dos partidos seguidos ante más de 3.500 personas. Esa multitud volvió a llenar el Polideportivo Carlos Cerutti por la urgencia del presente y en honor a los años dorados.

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Se ven caras de todas las edades. Amigos y grupos familiares. Chupetes y bastones gritan que “esto es Atenas”, un club de barrio que llegó al Everest del reconocimiento nacional y ahora pelea punto por punto para salvar la ropa. Esa ropa de campeón que quedó atrás, hace más de una década.

“Hoy viene el hincha que vivió la gloria”. Es la observación de Joaquín, colega de la FM Libre que -me confiesa- cubrió toda la temporada “con dolor”. Es que Atenas tocó fondo. Fue último en la temporada regular y cosechó un récord de 5 victorias y 33 derrotas. Una antítesis de aquel Atenas que gobernó la Liga Nacional de Básquet desde su inicio en 1985.

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Desde la temporada 2017/2018, Atenas se desfiguró. El histórico campeón de la Liga Nacional de Básquet, el más ganador con nueve títulos y siete subcampeonatos, alcanzó allí su último récord positivo: 32 victorias y 19 caídas.

Desde entonces, nunca más logró cerrar una temporada con más victorias que derrotas hasta tocar fondo en este campeonato en el que logró casi tantas victorias cómo entrenadores en su banquillo: 5 victorias y 4 técnicos. Una estadística que retrata el descalabro deportivo y la desorientación institucional.

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Atenas es un gigante errante. Tan gigante que sus tropiezos retumban en el salón de la historia del deporte cordobés. Aquella Asociación Deportiva que nació en 1938, comenzó a destacarse rápido en el básquet cordobés. Ascendió a la primera división de la Asociación Cordobesa en 1943 y ya en 1948 se consagró campeón por primera vez. Desde ese año hiló nueve títulos hasta 1958. Entre sus jugadores más destacados estuvo Pedro Bustos, quien formó parte del equipo argentino Campeón del Mundial de Baloncesto en 1950.

Luego llegaría la época más brillante. Esa que recuerdan aquellos que vivieron la década del 80 y del 90. La época en la que se esculpió a Atenas como gigante nacional. Aquella que comenzó con el subcampeón cordobés en 1983 que le permitió alcanzar un lugar en el Torneo Nacional de Básquet de 1984, que serviría de transición hacia la nueva Liga Nacional, ideada por el histórico dirigente León Najnudel. El Griego es de hecho uno de los fundadores de la Liga porque estuvo presente desde su primer torneo en 1985, en el que sorprendió al llegar a la final y que perdió ante otro que pintaba para gigante: Ferrocarril Oeste.

Desde aquel año, Atenas comenzaría un camino a la gloria casi permanente. Con un Marcelo Milanesio de apenas 20 años y con Walter Garrone como entrenador, el club de General Bustos logró los campeonatos de 1987, 1988, 1990 y 1991-92. También alcanzó las finales de 1985, 1989, 1992-93, 1995-96. Atenas siempre peleaba por el título.

Los laureles siguieron creciendo con Ruben Magnano, Pichi Campana, Fabricio Oberto y el eterno Marcelo Milanesio, logrando los títulos de 1997-98 y 1998-99. Épocas con participaciones y títulos continentales, como el campeonato Sudamericano de Clubes de 1997, que le permitió jugar el Mundial de Clubes de FIBA-NBA en París en 1997, torneo que ganaron los Chicago Bulls con la presencia estelar de Michael Jordan.

La primera década del nuevo siglo terminaría con tres títulos de Liga (2001-02, 2002-03 y 2008-09) y dos subcampeonatos (2009-10 y 2010-11). Pero desde entonces, hace ya 12 años, Atenas se destiñó y la gloria de sus laureles se marchitó.

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Atenas tiene ahora una nueva cita con su propia historia. Será el martes 16, a las 21, en la cancha de San Lorenzo.

Con mucho corazón, se ganó una última oportunidad, en una noche donde se volvió a sentir el calor de los años de gloria, donde la gente invadió el parquet para abrazar a los jugadores. Como antes, pero diferente.

Por la permanencia. Por la urgencia del presente y la gloria del pasado. Esto es -también hoy- Atenas.

* Por Gonzalo Reyes para La tinta / Imágenes: Ezequiel Luque

Palabras claves: Atenas, Básquet

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