Marilina, ina, ina, ina
Crítica a un disco que me gustó y me va a seguir gustando.
Por Lucía Amarilla para La Tinta
Tiene 28 años, combina su pelo con una loopera, aplaude y le pega al micrófono siguiendo un compás que de ruido se vuelve canción. El cuerpo flaquito se le llena de vigor rockero, color púrpura y la voz dulce le abre paso a la palabra afilada de una power girl que no piensa en el qué dirán ni en el deber.
Este sábado se presenta en Club Paraguay Marilina Bertoldi, algunos dirán “ah, la hermana de Lula”, otros “ahhhh, la de Connor Questa” y los menos se acordarán de “la chica de Si no Ves”, un tema que se viralizó rapidísimo por un video de Youtube hace años atrás. Yo digo que vuelve a Córdoba un minón del rock, una mujeraza, violera, compositora y cantante. Y de paso una asume que también debe ser buena hermana, tía, sobrina, hija, amiga, novia y todo lo demás. No sé porqué esa costumbre de adorar a los artistas.
Sea o no sea genial en todas sus facetas, lo que sí me queda verdaderamente claro es que Marilina es genial en la faceta que nos regaló con su último disco, Sexo con Modelos. No lo digo yo que no sé de escuchar la música sino de sentirla, lo dijeron los que sí están legitimados para decir que escucharon algo realmente bueno. Pero la verdad, no se si eso a Marilina le importará mucho.
Hay muchas frases que me gustaron del disco, pero una simplemente me encantó porque entró con la sutileza de quien ha experimentado con amor y honestidad las incomodidades y los dolores propios que ya no quiere vestir. Ella dice en Reaccionar, uno de los últimos temas, “si vos no te soltás, en mí nada lo hará” y simplemente escribo esto para contar esa frase. No hay otra cosa que me importe, ni qué siente ella, ni si ganó o no ganó el premio al mejor disco de rock el año pasado en los Latin Grammy Awards, incluso siquiera su sexualidad. Que de hecho, sí me importa.
Sinceramente, todo eso es valioso, que digan que hiciste un buen disco, que esa música que creaste en ese momento determinado de tu vida estuvo buena, que todo quede prolijito y guardadito en 40 minutos de vómito musical que conforman un disco compacto excelente, que las reproducciones, las críticas, las notas, tal vez todo eso valga la pena, pero yo tengo la sensación de que a ella lo que verdaderamente le importa es que hay un antes y un después en su vida y en muchas otras también.
Por la sencillez de frases que tienen todo para decir, por palabras humildes como “Quisiera hacerte bien, demostrarte que sé”, o verdaderas iluminaciones provenientes del más allá como este verso que dice: “Y al final sembraré las consecuencias de adorarte / Para que un día te coseche y pueda usarte / En mil recetas que enamoren a otro alguien”. Uff, yo creo que por esas cosas, sutilezas como la fuerza, los reef sencillos y pegadizos, las manos que dejan de entumecerse, los errores que se aceptan perfectos, las relaciones que son porque no son, las palabras afiladas, ¿qué más? Una mujer siendo, y eso es lo que me importa.
Sólo pido que Marilina sea, que sea ésta que aprendió a ser vomitando rock. Rock y fideos violetas. Sólo pido que sea, un sábado, este sábado, mi sábado, que sea ella arriba del escenario.
Que sea, para poder ser con su música.
► Marilina Bertoldi. Viernes 7 a partir de la medianoche en Club Paraguay (Agustín Pérez 99).
Por Lucía Amarilla para La Tinta. Foto de tapa: Hector Palacios.