“Vení, vení, sumate a luchar, la plaza es nuestra una vez más”
El martes en Rosario se celebró la edición 16 del Carnaval Cumple de Pocho: fiesta popular de carnaval y homenaje al «Ángel de la bicicleta», militante asesinado en una de las tantas represiones policiales en medio de la crisis de 2001.
Por Natacha Scherbovsky
Murga, murga de barrio. Barrio que me vio nacer y crecer. Murga que se va a presentar, murga que sueña un mundo para colorear. Murga con baile, pirueta… murga con ideas y que baila con el corazón… Murga que dignifica con su baile y su mirada. Murga que enseña. Murga de mucha locura. Murga de sentimiento. ¡Sentimiento murguero! ¡Ay murga! Vos sos el verde naranja y amarillo de mi sangre. murga que pisa tierra y toca el aire, el pulso de mi corazón que me hace bailar cuando los bombos empiezan a sonar. Vos sos baile, canto, alegría, ¡rebelde alegría! Murga, murga linda, la murga de mi corazón. Con ustedes ¡La murga de los trapos!
El carnaval de Pocho, como lo nombran los que organizan, los que queremos y hemos participado desde hace años, es uno de los carnavales más esperados y significativos para los sectores murgueros-sociales-políticos- militantes de la ciudad de Rosario. Desde hace 16 años se lleva a cabo los días 25,26 y 27 de febrero, porque el 27 es el aniversario de cumpleaños de aquel militante social llamado Claudio “Pocho” Lepratti quien fue asesinado por la policía el día 19 de diciembre de 2001 mientras cuidaba desde el techo la escuela donde “habían pibes comiendo”.
Al año siguiente comenzaron hacerse los carnavales y a recordar el cumpleaños de Pocho con alegría, con bombos, platillos, con pibxs cantando y bailando en la plaza, disfrutando en su barrio. Este año el 16 Carnaval cumple Pocho Lepratti no estaba previsto que se realizase en tres jornadas. Sin embargo, terminó sucediendo porque el día lunes el cielo de Rosario descargó toda la humedad que venía acumulando durante varios días y el carnaval tuvo que suspenderse. Así, el martes, inesperadamente, la plaza del Barrio Ludueña se volvió a llenar de actividades y de vida carnavalera.
¡Basta! nuestros cuerpos son almas en dignidad
Después de varias dificultades -climatológicas y personales- puede ir y acompañar el carnaval el último día. Con mi amiga murguera Julia, nos dimos cuenta que hacía 8 años que veníamos al Carnaval de Pocho. Cantamos muchas veces, asistimos siempre. Apenas llegamos a la plaza, me acerqué al escenario, quería saber qué decían las banderas que estaban ubicadas abajo, en el centro. “No somos peligrosos, estamos en peligro”, “Acá los niños son niños”. Me resultó bien fuerte y contundente.
La plaza estaba adornada con cintas de colores verde, amarillo, naranja, rosa, celeste. En los costados, había dos banderas colgadas que enmarcaban la plaza: una era el estandarte de la murga del barrio Los trapos, la otra expresaba “Parido en el barro, curtido en el fuego. Carnaval Cumple 15 de Pocho. Es nuestra alegría”. Una bandera inmensa con muchísimos colores, con imágenes donde el fuego y las hormigas acompañaban y atravesaban el texto.
Luego de encontrarnos con amigxs y gente querida, de intercambiar mates y charlas, empezó la murga Los chapitas de La República. Mientras salían a escena lxs murguerxs rioplatenses, lxs niñxs sentadxs en las gradas de cemento jugaban con los aerosoles de espumas, se paraban y correteaban. Las mamás les pedían que no se fueran muy lejos, pero la alegría y la diversión de convertir a lxs amigxs en una nube esponjosa era más fuerte, así que corrían por todos lados.
Los chapitas de la República, en su mayoría jóvenes, entraron bailando y tocando con un vestuario blanco, verde y violeta. Las chicas con hermosas trenzas cosidas y firuletes en los ojos bailaban; un pibe giraba la sombrilla, otro agitaba el estandarte, y el resto tocaban bombos y platillos. Ya en el centro de la plaza y en su canción de presentación interpelaban al público “¿Nunca te preguntaste que pasó con Luciano arruga? ¿Qué pasó con Mono, Jere, Patom? ¿Nunca te preguntaste que pasó con Pocho Lepratti? ¿Hasta cuándo? Nosotros decimos ¡BASTA! Ni un pibe menos”.
Este grito de ¡BASTA! fue lo que más se escuchó durante toda la tarde/noche de carnaval. El ¡BASTA! con bronca, con dolor, con la garganta quebrada, pero con fuerza y convicción. Basta de matar a nuestrxs pibes, basta de matarnos a nosotras mujeres ¡Basta!El documento que leyeron Alejandra Zorzoli y Erica Pereyra del Bodegón Cultural Pocho Lepratti (que a su vez también eran presentadoras) nos movilizó y generó escalofríos. La fuerza que tenían en la palabra fue conmovedora. Ambas leyeron el documento atravesadas por la bronca y el dolor. Voces rabiosas y adoloridas, a mi entender, por la violencia que vienen sufriendo sin parar en el Barrio Ludueña. A principios de febrero mataron a Kevin Aguirre, uno de los pibes del barrio y en el cortejo fúnebre se produjeron balazos. En ese mismo mes siniestro, se produjo el femicidio de una mujer joven que vivía en Ludueña Norte.
Entonces ellas “empuñaron” la palabra y supieron plantear “desde dónde decir ¡Basta! Desde una historia de lucha, de amores, de muertes y de dolor. La forma de transformarla es a través de la alegría y la acción”. Por eso con fuerza expresaron que era importante “organizarse, jugársela, embarrarse. Compartir la vida con el barrio y con Pocho”. Sostuvieron que frente a los “cuerpos reventados por la explotación y el cuerpo machista” ellxs no abandonan, porque son hormigas que siguen buscando justicia y memoria”. Terminaron reconociendo que pudieron “¡basta! y así contagiar la alegría”.
Murga vos sos baile, canto, alegría, ¡rebelde alegría!
La Murga De Los Trapos, murga de estilo rioplatense, conformada por niños y niñas, adolescentes, del barrio Ludueña bailan, cantan, escriben sus canciones y tocan el bombo con platillo. Su mensaje fue claro y conciso. La presentación tuvo como ejes la denuncia que sufren lxs pibxs cotidianamente por el abuso y la violencia policial; por la violencia de género y el reclamo sostenido por “no a la baja de la imputabilidad en todo el país” . Cerca de la retirada cantaban “Ojalá no te vuelvas insensible a las heridas. A las heridas de los otros ni a las heridas de la tierra. Las heridas no necesitan que las escondas, las heridas necesitan aire, amor y tiempo para sanar”.
En el taller de murga estilo uruguaya que habían llevado a cabo integrantes de la Murga rosarina-uruguaya Mal Ejemplo (el cual se había realizado el día anterior) la necesidad de sanar con alegría, de manera colectiva, cantando, todxs juntxs, en carnaval, poder construir otra cosa, modelar otras historias había estado ya presente. Y así se expresaba en la canción que escribieron lxs participantes del taller:
Somos carnaval
huella y barro.
Somos carnaval
huella de barro colectivo.
Somos carnaval
que lucha amasando la tierra.
Somos carnaval
amasando la tierra dura.
Somos carnaval
siembra y se alza con nuestra sangre.
Rebelde carnaval
basta de nuestros cuerpos con armas
En dignidad
La la la la….
La hormiga se enciende
Hacia el final de la nochecita, una vez que la Murga De Los Trapos terminó su presentación se produjo la quema del Momo. Una quema con bombos tocando sin parar, sintiendo que en cada golpe que le daban al parche, que resonaba en todxs lxs que estábamos en la ronda y en cada paso de baile, lxs murguerxs y todxs nosotrxs, íbamos liberándonos de la pena, del dolor, la tristeza, la rabia, que a mi entender caracterizó esta jornada de carnaval.
El Momo ardió y con él esperamos que se haya ido la muerte, la violencia contra nuestros cuerpos: cuerpos de niñxs, de mujeres, de pibxs, que se queme el odio, el racismo y que volvamos a reunirnos en el próximo carnaval con mucha más alegría, con amor, con nuevos sueños, y gritando bien fuerte ¡Pocho vive carajo!
Por Natacha Scherbovsky para La Tinta.
