En el diciembre final
Diagonal Norte, Ciudad de Buenos Aires. En medio de la calle se ve a un joven parado sobre su pierna izquierda, sus brazos en un claro gesto que se completa con la piedra que se ve suspendida en el aire. Usa su remera para cubrir su nariz y protegerse de los gases lacrimógenos. En el escenario que lo rodea se puede observar fuego, cenizas, una cortina de humo, el obelisco de fondo y los semáforos funcionando normalmente. La imagen es del 20 de diciembre de 2001 y fue tomada por Enrique García Medina, uno de los tantos fotógrafos que cubrió los hechos del 19 y 20.
Por Redacción La tinta
El fotoreportero, que trabaja como freelancer desde 1998, cuenta que tomó la imagen luego de que un policía de infantería le había disparado en los brazos y en la cámara. “En un momento un policía me apunta y me dispara, le digo ‘¿porque me disparas a mi?’. Se reían entre ellos, hacían chistes. En ese instante, doy un paso para adelante y me paro en medio de la calle y hago la foto”, contó años después sobre el momento en el que realizó la imagen. García Medina arrancó con la cobertura el día 19 de diciembre cuando comenzaron los primeros saqueos a los supermercados, luego siguió esa noche cuando en Plaza de Mayo se dio el cacerolazo espontáneo, después del discurso de De La Rúa decretando el estado de sitio.
La imagen es una síntesis de esos días. En ella se ve la represión del Gobierno y el hartazgo de la sociedad que salió a las calles. Para ese entonces, ni el estado de sitio ni la represión iban a evitar la revuelta que se llevó puesto al mandato de De La Rua y puso en duda la legitimidad del modelo neoliberal.
El accionar de la Policía Federal en el centro de la ciudad de Buenos Aires se cargó la vida de seis personas, hecho que tiene como responsable político a Ramón Mestre -entre otros- que por entonces era el Ministro del Interior de la Nación.
Diciembre de 2001 fue el momento en el que rebalsó el vaso. El país explotó y la la gente tomó las calles, cansada de pagar siempre las consecuencias. La respuesta cobarde de los poderes políticos y económicos fue violenta y una vez más la sangre la puso el pueblo.
*Por Redacción La tinta.