El Chango Rodríguez, un espíritu inquieto
Ayer, 31 de julio, se cumplió otro aniversario del nacimiento de José Ignacio “el Chango” Rodríguez, el referente cordobés del folclore y del barrio Alberdi. Se hicieron innumerables versiones a lo largo del país –y el mundo– de temas como “De Simoca”, “Luna cautiva” y “Vidala de la copla”.
Por Ana Trumper para La tinta
Aunque lo más conocido de su trayectoria es el asesinato y su paso por la cárcel, hay toda una parte de la producción del Chango Rodríguez que no se conoce: sus reflexiones sobre la música popular, su propuesta de cambios para que el folclore se actualizara y las canciones “modernas” que resultaron de todo eso. Era un espíritu inquieto que expresaba sus ideas cada vez que podía en las entrevistas que algunas revistas especializadas, como Folklore, le hacían.
El Chango llegó a ser reconocido a nivel nacional en 1960 y, desde ese momento hasta que falleció, decía que el folclore tenía que actualizarse para competir con “ritmos extranjeros”. Según él, debían crearse “ritmos nuevos” con una raíz autóctona, pero que fueran divertidos, rápidos y que invitaran a las parejas a bailar abrazadas. Es que el rock and roll y el twist eran, desde que ingresaron a la Argentina en 1957 y 1962, un rotundo éxito entre la juventud.
La juventud nació en los 60. Era un nuevo mercado de consumidores para la cultura de masas, un nuevo actor social y político muy disruptivo, y para lxs adultxs, era o bien una alucinante promesa para el cambio social o bien un peligro y una amenaza al status quo. Todxs observaban atentamente y opinaban sobre los -para ese entonces- extraños gustos nuevos de lxs adolescentes. Blue jeans apretados, bailes eufóricos y contorsiones del cuerpo, música estridente en altoparlantes, ídolos adolescentes como Elvis Presley, fans “enloquecidas”… Todo era una sorprendente novedad en ese momento y todxs querían participar, incluso el Chango.
Para el músico, el folclore tenía que adaptarse y representar todos los cambios que se vivían en la época: “Es necesario que los autores entremos en una mayor comprensión de la época y con nuestro lenguaje expresemos lo que el pueblo siente y vive”, decía en la Revista Folklore n.º 3, de 1961. Por eso, el Chango buscaba permanentemente incorporar elementos “modernos” a sus canciones. El más conocido de sus “ritmos nuevos” (que él mismo inventó) es la “marea”. La revista Folklore n.º 50, en el 63, la caracterizaba como “apropiada para pareja de baile agarrado. Es un ritmo de ambiente playero”. ¿Playas y mareas en Córdoba? Quizás el Chango intentaba que lxs oyentes asociaran su música al muy exitoso surf rock de la dorada California. Todo recurso servía para hacer más competitivo al folclore. Incluso grabó una versión de su taquirari “Nuestra noche” en inglés. Mostrar gauchos y chinas a esa juventud que escuchaba a los Beatles, los Beach boys, los Teen Tops y Palito Ortega parecía un completo sinsentido. Decía el Chango: “Debemos aceptar la evolución y la renovación de los moldes tradicionales».
El Chango Rodríguez fue el maestro de una generación de músicos folclóricos cordobeses, apadrinó a artistas y conjuntos como “Los 4 de Córdoba” y “Los de Alberdi”, y compuso muchas canciones sobre esta provincia y su barrio Alberdi. Sin embargo, no se quedó sólo en la representación de lo local. Aunque no era de la “elite intelectual”, sí era un observador atento de su época, tanto en nuestra Córdoba como en el resto del país y en todo el mundo.
Desde su lugar de músico, leyó e interpretó su realidad y los vertiginosos cambios que atravesaba la cultura de los 60 y se comprometió hasta su muerte con la idea de hacer una música que expresara lo que la juventud vivía y sentía. A 109 años de su nacimiento, y con nuevas investigaciones historiográficas en curso, el legado del Chango parece engrosarse.
*Por Ana Trumper para La tinta / Imagen de portada: A/D.