Se realiza la segunda edición del Festival Chiquito, un mundo de maravillas en miniatura
Conversamos con Daana Banana y Vale González Alaye, organizadoras del Festival Chiquito que tendrá lugar el próximo 15 de julio, en Córdoba capital. Un espacio para compartir la fascinación por las cosas diminutas, que reunirá a más de 20 proyectos artesanales y artísticos.
¿Cuántos objetos pequeños tenés en tu casa? A partir de este finde, se pueden multiplicar. El Festival Chiquito es un encuentro de pequeñas producciones que realizará su segunda edición el próximo sábado, en Casa Madre. Pero la invitación no es sólo a adquirir cosas, podemos pensar este evento como toda una experiencia en miniatura.
Daana Banana viene del palo de la ilustración, de la gráfica y del diseño, y siempre tuvo “una tendencia por las ñoñadas chiquitas y los juguetitos chiquitos, desde la infancia”. De grande se conoció con Vale González Alaye, que es ceramista y da clases. En la creación de sus piezas, siempre estuvo presente la búsqueda en pequeña escala, desde lo lúdico: “Lo pequeño me gustaba mucho porque era fácil de transportar y eso me parece genial. Además, el material cerámico como que siempre invita a que esté quieto, ‘porque es frágil, porque es cuestión de adultos’ y no, la cosa chiquita llama al juego y me parece que está bueno ese camino”, dice Vale en diálogo con La tinta.
Las dos descubrieron este gusto en común y adivinan que puede estar influenciado por sus crianzas en los años 90, donde había mucha cosa chiquita: juguetitos, adornitos, accesorios, tiendas llenas de mini productos. Compartiendo esta pasión, allá por 2021, vieron en redes sociales la experiencia de una artista en Amsterdam que abría su local de objetos para realizar diferentes actividades. Así surgió la idea de feriar, compartir e inventar un espacio de encuentro. “En un abrir y cerrar de ojos”, se convirtieron en las organizadoras del Festival Chiquito y decidieron ampliar la invitación a productores y diseñadores motivados por la misma temática, indagando hasta dónde y hasta cuántxs llega el gusto por lo diminuto. En unos seis meses, le pusieron fecha y lugar a la fantasía, y desde la autogestión, realizaron la primera edición del festival, en el taller de Vale, en barrio Cofico.
Gente de todas las edades asistió al evento en mayo de 2022 y, nos cuentan, la pasaron muy bien. “La gente más grande, les adultes que asistían, estaban flasheades. Se les veía como una cara de niñes y reaccionaron re lindo, había re buena onda. Daban una vuelta, compraban cosas, todos diciendo ‘ay, no, mirá qué lindo esto’. Después se quedaban ahí ranchando, así que se tomó un poco la calle y eso estuvo buenísimo”, recuerda Daana. Con el mismo impulso anímico, este año el Festival tiene su propia cuenta de Instagram con más de mil seguidores, un montón de movimiento de boca en boca y mucho entusiasmo por participar.
Vale y Daana relatan detalles del detrás de escena y su rol de coordinadoras del evento: “La curaduría que tratamos de implementar es convocar a gente que ya esté produciendo en esa escala. No importa de cuántos centímetros estemos hablando, sino que sean objetos pequeñitos y que ya tengan una trayectoria en eso. No te digo que sean súper importantes, pero que la gente les reconozca porque hacen objetos pequeños”.
“También buscamos que los puestos sean diversos en cuanto a las técnicas y oficios, y que tengan un camino marcado en cuanto a la búsqueda personal , que haya una voz interior de cada participante también, un poco más allá de la escala sola”, explica Vale y destaca el trabajo y la complejidad que existe en cada pieza artesanal: “Siempre trabajar algo pequeño o va a costar más o va a ser casi igual de complejo que algo más grande, y lleva el mismo tiempo o hasta un poco más. Lo único que se ahorra es el material, pero lo demás no”.
Un mundo de sensaciones
Ver un objeto pequeño puede desatar una descarga intensa de ternura, nostalgia… y algo más. “A mí me pasa que las cosas chiquitas me generan como si fueran gatitos bebés, como esa cute destrucción”, explica Vale y describe ese concepto de ver algo tan lindo que dan ganas de romperlo.
Daana comenta un video que explica lo que pasa químicamente en nuestros cuerpos cuando tenemos esa sensación y empezamos a hablar sobre las hormonas que intervienen en la experiencia chiquita y cuánto tendrá de terapéutico este Festival, ¿es un montón?
“Yo me di cuenta de que hay algunas miniaturas que me generan eso y hay otras que me estimulan más la imaginación. Creo que es eso lo que me atrae. Particularmente, las miniaturas que tienen que ver con lo que es una casita, la sillita, la mesita, los platitos, que es lo que más hacía cuando estaba creando con cerámica o porcelana. Me llevan a jugar con la imaginación y también me da esa sensación de seguridad. Cuando hago esta casita, ay, es como jugar al Sims, que es una especie de miniatura en la compu para mí. Puedo elegir los muebles, cosa que en la realidad, bueno, es lo que tengo. En la imaginación de miniaturas, tengo seguridad económica, no hay problemas, no hay que lavar los platos”, cuenta Daana entre risas.
Cada objeto también se define -y nos atrae- por el uso que podemos darle y eso aparece en la charla con las artistas: “Pienso que a algo chiquito, que yo sé que tiene mucho trabajo por detrás, lo puedo trasladar, me da a tesoro o amuleto. Como que lo siento poderoso, a pesar de la escala”, dice Vale. ¿Cuánto más puede provocar una miniatura?
24 horas hablando en chiquito
Las organizadoras comentan sobre el vértigo que se vive en la previa y la incertidumbre que se mezcla con ganas y sorpresa. Cada vez aparecen más proyectos chiquitos increíbles y la certeza de que algo se está moviendo alrededor de este plan. “Estoy re entusiasmada. Estoy soñando con miniaturas”, le dice una amiga a Vale, mientras se prepara para este sábado. Toda la vida tomada por la mini-escala.
En el Festival Chiquito, vamos a disfrutar de más de veinte proyectos diversos: cerámica, gráfica, terrarios, bordados, muñequitas y otras exploraciones textiles, marroquinería, tatuajes flash y todo tipo de objetos y amuletos. Además, habrá muestras artísticas y de producciones, música en vivo y comiditas.
Antes de ir, pueden visitar el Kit de convivencia publicado en la página de Instagram del Festival: “Queremos que tanto les participantes como les visitantes puedan disfrutar plenamente de las actividades, los stands y las exhibiciones”, dice el posteo que destaca la importancia de crear un espacio agradable y saludable, libre de humo, donde no se permiten discursos de odio y se invita al cuidado, el respeto y la responsabilidad.
La cita es el 15 de julio, de 16 a 20 h, en Casa Madre (Calasanz 32, entre Deán Funes y 27 de Abril). Todes invitades a descubrir y profundizar el culto a la pequeñez.
*Por Jazmín Iphar para La tinta / Imagen de portada: Vale González Alaye – Varita noctilucas.