Pizza, birra y poesía: intervenciones poético-musicales para sentirnos vives
Llego sobre la hora. El tachero que me deja en la puerta de la San Luis no entiende nada, hay cola para entrar, hay gente desde afuera mirando por la clásica vidriera de la clásica pizzería de la calle más céntrica de Córdoba. Suena musiquita, abundan abrazos, se festeja el encuentro. «Vamos a hacer la magia y el amor, y vamos a engañar a dios. Sean bienvenides a la pizzería del pueblo», dicen Lola Dolores, Chacho Marzetti y Juanpaio Toch. Y ahí vamos, ahí van: a sacar a la poesía de su zona de confort y a por una especial con jamón.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Lunes 21 de marzo. «Pizza birra poesía».
Motivo del encuentro: Día de la poesía.
Hay plan de principios de semana. Una gráfica muy pregnante nos invita desde hace días a un evento que suena bien. No se puede reservar mesa porque es como siempre en la San Luis: llegás, te ubicás donde querés, pedís una porción de fugazzeta, una de especial con morrones, una cerveza, pagás en caja y esperás que te llamen. Fuerte, fuerte te llaman, fuertísimo, desde la mesada del costado.
“La primera intervención poético musical se llamó ‘Pizza birra poesía’ (quise jugar con Pizza Birra Faso, sí) y fue para el Día mundial de la poesía”, me cuenta Lola Dolores, quien junto al querido -y épico- Chacho Marzetti, Iñaki Ruibal en guitarra, Vir del Mar y Pablo Huespe como lectorxs, Sole Segurado registrando y Rodri Brunelli asistiendo (su mano derecha en El Cuenco también, aclara) hicieron explotar ese lunes de cambio de estación. El verano cerraba en Córdoba con un evento tan alegre como masivo.
Lola, Juanpaio Toch y el Chacho tienen, desde hace casi 6 años, un show en la sala de teatro El Cuenco, de barrio Alta Córdoba. ¿Por qué esta vez pensaron un show en una pizzería y por qué en la icónica San Luis? “Cuando se me ocurrió la idea de homenajear a la poesía en su día, que caía el lunes, no quería encerrarme en el teatro. Quería llevar la poesía a otro lado, quería justamente ‘celebrar’ la poesía y ahí fue que, pensando miles de lugares y pasando miles de opciones por mi cabeza -que soy un poco la que gesta las ideas locas, locas y después se las comparte a los chicos para que ellos me acompañen, y así sucede casi siempre y les agradezco-, se me ocurrió la San Luis por miles de símbolos. Porque ahí nos encontramos, porque ahí nos hemos encontrado mil veces más con miles de personas más, porque es un lugar de encuentro, porque es súper diverso, porque es histórico, porque es popular, porque queda cerca de Radio Nacional donde trabaja el Chacho y porque nos abrieron las puertas y no lo podían creer. O sea, las cosas que yo vi en estas intervenciones yo tampoco las puedo creer, lo que ha sucedido ahí adentro, sin duda, creo que se trata de intervenir el ritmo de las cosas”, dice Lola.
“Este formato que estamos desarrollando es como nuestro lado B de lo que hacemos en El Cuenco y es el lado B y es una intervención, justamente porque no hay cuarta pared, no hay una ficción, todo está sucediendo. Ahí. Vamos e interrumpimos en la pizzería San Luis, pero el local sigue su curso, sigue su ritmo, no deja de funcionar. Los muchachos no dejan de vender. Hay gente que no tiene idea de lo que está sucediendo ahí y ahí está, porque fue a comer y, para mí, de eso se trata, de intervenir poética y musicalmente la pizzería. No pedir que apaguen las luces, no pedir que transformen el lugar, sino nosotres ir ahí a la verdad. Además, a la pura verdad, a lo que es la pizzería, lo que son sus luces, a lo que significa para nosotres”, explica Lola. “Y lo intervenimos (también está bueno decirlo) con permiso de las personas de ahí, con mucho respeto”, agrega Juanpaio.
Lunes 6 de Junio. «Pizza, cumbia y poesía»
Motivo del encuentro: seguir vivxs.
En la segunda intervención, además del trío, participaron la Negra Marta como invitada musical, Claudia Huergo y Sole Segurado como lectorxs, y Rodri Brunelli en asistencia y, esta vez, también en presentación.
“La idea que venimos trabajando con Lola y Juan desde hace ya casi 6 años es que la poesía tome voz, se meta en la música, que la música se meta en la poesía y hacer de música y poesía una sola cosa. Cual si fuera una larga canción”, expresa el Chacho Marzetti.
Y añade: “Últimamente, hemos elegido la pizzería San Luis (aunque en El Cuenco seguimos trabajando) porque es distinto, es para un público más abierto, y porque es sacar a la poesía de su zona de confort, de la presentación de un libro, del libro mismo. Sacarla. Entramarla con la música y que sea un todo sonoro, y llegar -con ese todo sonoro- a hacer de la poesía y la música una obra. Una obra que es música y poesía, que es otra cosa, que no es solamente música ni solamente poesía, y ponerla a disposición de un público abierto, lo más abierto posible generacionalmente. Y transformar, cosa rara, a la poesía -en ese entramado que lleva con la música- en una fiesta, en una celebración, en un acto emocional y teatral”.
El “poetic power trío”, como elles mismes se nombran, dicen que las intervenciones de la pizzería son parte del trabajo y la búsqueda que tienen siempre, de todo el tiempo andar buscando, husmeando, haciendo, planeando nuevos recitales, con nuevos títulos, con nuevos nombres, con nuevas consignas, con nueves invitades.
“Siempre nuevos repertorios, porque la poesía nunca se agota. Y, bueno, de pronto hubo la necesidad de expandir, de crecer, de hacer algo más. De sorprendernos a nosotres mismes. Yo necesitaba sentir que estábamos vives, vivos, viva. Yo necesitaba vivir, necesitaba sentir que estaba viva y le propuse al Chacho y al Juan la locura de intervenir la pizzería, y, sin duda, es un formato que vamos a seguir repitiendo y multiplicando. Sin duda”, remata Lola.
Se viene la tercera ahora en agosto y parece que va para el lado de los boleros. Estén atentes, que el mes de los vientos viene con yapa en la Av. General Paz.
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Rodri Brunelli y Vanesa Alba.
