Paro Nacional en Ecuador: las grietas del sistema
Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, anunció este domingo a última hora la reducción de los precios de la gasolina y el diesel, para intentar descomprimir crisis política que atraviesa el país desde hace dos semanas.
A través de un mensaje transmitido por televisión y redes sociales, el mandatario detalló que el precio de las gasolinas Extra y Eco País, de 85 octanos, bajará de 2.55 a 2.45 dólares por galón, mientras que el diésel se reducirá de 1.90 a 1.80 dólares por galón.
La reducción de 10 centavos de dólar es inferior a la demanda de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE), que exige que el precio del galón se fije en 2.10 dólares y el del diésel en 1.50 dólares. Y vale remarcar que la reducción en el precio de los combustibles es sólo uno de los diez puntos del pliego de demandas del movimiento indígena.
Desde la CONAIE manifestaron que harán una «evaluación colectiva» del anuncio presidencial para «definir el camino a seguir», pero anticiparon que la reducción fue «unilateral, insuficiente y sin garantías».
«El Gobierno siempre ha tenido en sus manos dar respuesta a los 10 puntos de agenda, pero no tiene la voluntad política para dialogar y resolver«, agregaron.
Mientras tanto, ya son cinco los muertos durante las protestas: tres de ellos, asesinados durante las manifestaciones, mientras que dos personas que eran transportadas en ambulancias fueron demoradas en cierres de ruta y no pudieron llegar a tiempo al hospital. Además, la cifra de personas heridas ya suma más de 200 en los 12 días de protestas.
De acuerdo con el oficialismo, el Correísmo es quien se encuentra detrás de las revueltas y su objetivo es destituir al presidente de centroderecha, Lasso. Si bien se han producido distintas convocatorias al diálogo entre la CONAIE y el Gobierno, éstas aún no han sucedido.
La CONAIE es quien encabeza las jornadas de marchas y manifestaciones, las cuales, con el correr de los días, se fueron tornando cada vez más violentas, con la represión en aumento. Leónidas Iza, líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, expresó que las movilizaciones buscan respuestas a los 10 puntos planteados por la CONAIE, que tienen como ejes reformas económicas y sociales urgentes.
#paronacionalecuador2022
¡Aquí estamos, siempre estamos, no nos fuimos, no nos vamos! Llamamos a la unidad popular porque #ElParoNoPara, #ElParoSigue. pic.twitter.com/RxKgUSP0oT— CONAIE (@CONAIE_Ecuador) June 26, 2022
En paralelo a lo que sucede en las calles, un sector de legisladores opositores que responden al expresidente Rafael Correa, actualmente exiliado en Bélgica, comenzaron a recolectar apoyos para lograr la destitución de Lasso y la convocatoria anticipada de elecciones. Pretenden hacerlo mediante un mecanismo constitucional denominado “muerte cruzada”, sin embargo, todavía parecen estar lejos de contar con los votos necesarios para poder activarlo en el Congreso. Esta figura consiste en la potestad con la que cuentan tanto el mandatario de la República como el presidente de la Asamblea Nacional para interrumpir el período constitucional de los legisladores y del jefe del gobierno. Posteriormente a esto, se convoca a elecciones para la reposición de estos cargos vacantes.
Por estas horas, bloques de la oposición como el de la Izquierda Democrática y del Partido Social Cristiano no estarían apoyando la iniciativa del correísmo, no obstante, en un escenario tan dinámico y convulsionado, esto puede cambiar minuto a minuto. Lo cierto es que la oposición tampoco es un bloque homogéneo y que Rafael Correa tampoco conduce a todos ni mucho menos. De hecho, el movimiento indígena Pachakutik llevó a Yaku Pérez de candidato presidencial en los últimos comicios, donde el correísmo fue derrotado frente a Lasso.
Al mismo tiempo, el Movimiento Indígena es un ferviente opositor a Correa desde, por lo menos, 2009. El principal motivo de la disputa, en un primer momento, fueron los daños ambientales causados por la política petrolera, defendida fervientemente por el expresidente. Cuando se produjo el quiebre, Correa acusó a los indígenas de actos de “sabotaje y terrorismo” cuando trataron de bloquear el bombeo de petróleo y llegó a culpar a la gobernadora de Orellana, miembro de Pachakutik, de estar detrás de los intentos de “desestabilización” al gobierno y a la economía. Correa, incluso, tuiteó el pasado 2 de junio, previo al estallido de las protestas, que Pachakutik apoyaba “descaradamente” al gobierno y los acusó de corrupción y recibir dinero a cambio de esto.
Las protestas están encabezadas por los integrantes de los pueblos originarios y exigen reformas sociales, políticas y, especialmente, económicas. Esto se da en medio de una economía golpeada por la crisis producto de la pandemia, agravada tras la guerra de Ucrania y sumada a la política económica neoliberal implementada por Lasso.
Debido a las revueltas y a los cortes, se han tenido que suspender actividades comerciales, productivas y económicas en general en distintas ciudades del país. Por ello, no hay duda alguna de que la crisis se agravará a medida que continúen las protestas, además, debido a los daños económicos incalculables que está causando la situación; las pérdidas ya son superiores a los 150 millones de dólares mientras que se teme que haya desabastecimiento de petróleo en el corto plazo si las protestas continúan.
El gobierno de Lasso se ha mostrado incapaz de contener, mucho menos de solucionar, los reclamos de los manifestantes. Lo que está pasando en Ecuador no es tan diferente a lo que sucedió años atrás en Chile o en Colombia. Los pueblos se revelan frente a las grietas del sistema neoliberal, la desigualdad que produce, el daño al ambiente y las ganancias exacerbadas para unos pocos. Los perdedores del supuesto crecimiento económico y las víctimas de la cultura del descarte nuevamente hacen oír su voz en América Latina.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: El Mundo.
