“Que se respete la voluntad del pueblo hondureño”
Olivia Zúniga Cáceres, congresista del Partido Libre de Honduras, denunció campañas de odio, violencia e intimidación contra integrantes y candidatos de la oposición en el marco de las elecciones presidenciales.
Por Zoe Alexandra Pepper para ARG Medios
Este domingo 28 de noviembre, 5,5 millones de hondureños y hondureñas podrán participar en las elecciones generales para elegir presidente, 128 diputados del Congreso Nacional, 298 alcaldes y 20 diputados al Parlamento Centroamericano. El proceso electoral ha sido denunciado por miembros de la oposición y de organizaciones de derechos humanos, dentro y fuera de Honduras, por la grave vulneración de los derechos básicos de la oposición y del pueblo a un proceso electoral pacífico y legal.
Para Olivia Zúniga Cáceres, diputada del Partido por la Liberación y Refundación (Libre) del departamento de Intibucá, eso se debe al contexto que ofrece Honduras y la situación política de la última década. “Son ocho años de la dictadura de Juan Orlando Hernández (JOH) y de 12 años de la dictadura del Partido Nacional (PN), entonces obviamente de ahí no es un proceso normal”, explica.
En junio del 2009, el entonces presidente hondureño, Manuel Zelaya, fue derrocado en un golpe de Estado militar que rompió con el orden democrático en el país e impuso lo que hoy muchos clasifican como “una narco-dictadura”, liderada por el Partido Nacional. Estos 12 años han sido caracterizados por la fuerte militarización del país, la entrega de los territorios a actores privados para la extracción de recursos naturales, el deterioro de las condiciones socioeconómicas de las mayorías, los recortes al sector público, la corrupción descarada y la migración masiva hacia el exterior.
Es en este sentido que la campaña del Partido Libre, con su lema “Se Van”, trata de acabar con este ciclo que ha atentado contra el bienestar del pueblo hondureño, en todo sentido. La apuesta de Libre ha recibido gran apoyo, con Xiomara Castro como candidata presidencial, que lidera casi todas las encuestas de opinión e intención de voto. Sin embargo, como recuerda Zúniga Cáceres, los que han llegado al poder con golpes y fraude no dejarán su puesto como si nada. Y advierte que hay “cierto temor a la violencia del Partido Nacional, a la violencia de aquellos que se sientan derrotados, que saben que van a perder el proceso electoral”.
Campañas de odio
Según la diputada de Intibucá, el ambiente a seis días de las elecciones es “de mucha represión, mucha persecución, criminalización y de muchas campañas de odio, especialmente contra las mujeres”. Ella misma ha recibido amenazas y ataques constantemente por parte de medios hegemónicos, miembros y seguidores del Partido Nacional y de las fuerzas de seguridad, por su posición dura contra los actos de corrupción y violencia del oficialismo.
El 14 de noviembre, la Oficina en Honduras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) condenó los actos de violencia electoral tras el asesinato de tres candidatos a alcaldes: Francisco Gaitán, Elvir Casaña y Luis Gustavo Castellanos. La OACNUDH denunció que desde las elecciones primarias se registraron al menos 28 muertes en el contexto de violencia política e hizo un llamado a los actores involucrados a “llevar a cabo elecciones pacíficas con respeto a los derechos humanos”. El 22 de noviembre, tras el asesinato de dos defensores de derechos humanos, la OACNUDH emitió otra alerta sobre el aumento de violencia política en el país.
Xiomara Castro ha sido un blanco constante de campañas de odio, amenazas y ataques por parte del partido oficialista y otras fuerzas. En una marcha organizada el 7 de noviembre por el candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura -o “Papi”-, sus seguidores cargaron una pancarta con un dibujo de Xiomara apuñalando la barriga de una mujer embarazada. En la marcha, la consigna fue “¡Papi sí, comunismo no!”.
La representante del Partido Libre en el Consejo Nacional Electoral, Rixi Moncada, será una de las responsables de garantizar un proceso electoral transparente y legítimo, y también ha sido objeto de “una gran campaña de desprestigio de odio, y sobre todo del boicot a todo lo que ha desarrollado en este proceso electoral”, explica Zúniga Cáceres.
El fraude ya empezó
Las elecciones del 2017 fueron clasificadas por amplias organizaciones e instituciones hondureñas e internacionales como fraudulentas por irregularidades en el proceso de conteo. La tendencia irreversible a favor del candidato de la oposición, Salvador Nasralla, se revirtió a favor de Juan Orlando Hernández tras un apagón en el sistema. Después del hecho, la brecha aumentó y se consolidó la victoria inesperada (y para muchos inventada) de JOH.
El fraude evidente motivó a miles a salir a las calles en rechazo, organizando tomas y bloqueos de las carreteras en todo el país para “luchar en la defensa de los principios democráticos de que se respete la voluntad del soberano, del pueblo hondureño”, dice Zúniga Cáceres. En estas protestas, fueron asesinados más de 35 jóvenes por las fuerzas de seguridad y hasta la fecha no ha habido justicia en ningún caso.
“Hoy, nosotros esperamos que no se repita esta misma historia, y que prevalezca la voluntad del pueblo, que prevalezcan los principios democráticos y que nuevamente no vayamos a tener asesinatos de hondureños y hondureñas en las calles de manera descarada y represión con gases lacrimógenos, balas de goma y encarcelamientos extrajudiciales”, enfatiza.
El fraude no se trata solamente del conteo de votos el día de elecciones. Según la diputada, es un proceso mucho más amplio y ya se está viendo con “la compra de votos, y con la entrega de ayuda por parte de las agencias de cooperación internacional y de otros países durante los huracanes Eta e Iota”. Además, denuncia que la campaña política del Partido Nacional ha recibido financiamiento “del narcotráfico y el dinero robado de la pandemia de la COVID-19 con los famosos casos de los hospitales móviles”.
La violencia
Con el despliegue de militares por todo el territorio nacional, sumado a los rumores de que las fuerzas armadas se están preparando para una crisis prolongada y la sombra de la violencia represiva del 2017, muchos temen lo que puede venir después del 28 de noviembre.
En los medios hegemónicos, la violencia electoral se cataloga de “disturbios terroristas” y quienes protestan reciben tratamiento de guerra. Zúniga Cáceres aclara que los que imponen la violencia son “el Partido Nacional y la dictadura. Las elites oligárquicas también, que no quieren dejar sus beneficios, sus privilegios. La violencia nunca ha venido de parte del pueblo”.
La congresista hondureña destaca: “Nosotros apostamos que vamos a salir victoriosos. Nuestro llamado ha sido siempre a la paz, a desarrollar una fiesta democrática, una fiesta cívica. Sabemos que el pueblo hondureño va a salir disciplinadamente, ordenadamente, a ejercer el sufragio”. Por último, Zúniga Cáceres reclama que no haya más asesinatos de líderes políticos e insiste en que, desde la oposición, se trata de no caer en la provocación y en “esa estrategia violenta que ha venido ejecutando en contra el pueblo hondureño y en contra del Libre, en contra Xiomara Castro y todas las candidatas de oposición”.
*Por Zoe Alexandra Pepper / Foto de portada: Fernando Antonio – AP.