El mundo mira en silencio cómo mueren las mujeres afganas
En Kabul, las mujeres salieron otra vez a las calles a manifestarse contra los talibanes y denunciaron la complicidad internacional con el actual régimen afgano.
Por Redacción La tinta
Decenas de mujeres se manifestaron en Kabul el martes por la mañana para denunciar el silencio de la comunidad internacional sobre la situación política, social y económica que se vive en Afganistán. Denominándose a sí mismas como “movimiento activista espontáneo en Afganistán”, las manifestantes sostenían pancartas que decían: “¿Por qué hacen silencio mientras nos ven morir?”. Además, exigían “derecho a la educación y al trabajo”.
Hounsa Sadat, una de las activistas, declaró que “todos los días, la pobreza continúa extendiéndose, nuestros hijos mueren, los hombres ya no tienen trabajo, se suicidan, pero todos guardan silencio”. “¿Por qué y hasta cuándo tenemos que quedarnos atrapadas en nuestras casas? ¿Por qué no se nos escucha? ¿Por qué las mujeres ya no tienen derecho a ser activas en nuestra sociedad?”, se preguntó Sadat.
La manifestación, originalmente programada para realizarse cerca de la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Afganistán, se trasladó en el último minuto a la entrada de la antigua “zona verde”, donde se encuentran los edificios que dejaron varias embajadas occidentales después de que los talibanes tomaron el poder en agosto pasado.
“Le pedimos al secretario general de la ONU que defienda nuestros derechos a la educación y el trabajo. Hoy nos están privando de estos derechos”, reclamó Wahinda Amiri, una de las organizadoras de la protesta.
A small group of brave women protested in #kabul today, demanding the rights to work, education. #Afghanistan pic.twitter.com/lsBjBBeETj
— Sharif Hassan (@MSharif1990) October 26, 2021
Aproximadamente, una docena de talibanes, incluidos algunos hombres armados que llegaron para reforzar las fuerzas de seguridad, empujaron a los periodistas que habían acudido al lugar y confiscaron el teléfono celular de un comunicador local que filmó la manifestación.
Desde hace semanas, las mujeres afganas salen a las calles de distintas ciudades para rechazar al régimen talibán y demandar que sus derechos sean respetados. Luego de tomar el poder y de la retirada de las tropas extranjeras del país, los talibanes decretaron que las mujeres solo podían acceder a la educación hasta la edad de 12 años. Funcionarios del régimen informaron que la enseñanza femenina podría prolongarse, pero una vez se cumplan las medidas oportunas para garantizar que se cumplan las normas islámicas. A su vez, los talibanes pidieron a las mujeres que se quedaran en sus casas y no vayan a sus trabajos, con la excepción de quienes se desempeñan en el sector de salud.
Una de las primeras medidas tomadas por los talibanes fue cerrar el Ministerio de Asuntos de las Mujeres. En el edificio donde funcionaba esa cartera, instalaron la sede del Ministerio de Promoción y Fomento de la Virtud y la Prevención del Vicio, que durante la administración anterior fue conocido por encargarse del espionaje y la represión cotidiana contra los pobladores de Afganistán que “no cumplían” con la interpretación que los talibanes hacen de las leyes islámicas.
Durante el primer régimen talibán (1996-2001), a las mujeres se les prohibió todo tipo de actividades civiles, ya sea educativa, cultural, laboral o deportiva. Al mismo tiempo, se les impuso un código de vestimenta que les tapaba por completo el cuerpo. Tampoco podían salir a las calles solas y siempre tenían que estar acompañadas por un familiar varón. Con los talibanes, los casos de feminicidios se dispararon, algo que siguió en aumento durante los 20 años de ocupación militar de Estados Unidos y los países de la OTAN.
Desde diferentes sectores sociales afganos contrarios al actual régimen, advirtieron en varias oportunidades que la supuesta moderación que hoy muestran los talibanes no es más que una excusa para ganar tiempo y conseguir reconocimiento internacional antes de volver a implementar definitivamente las antiguas normas represivas.
Hace dos semanas, el propio Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, criticó las promesas “incumplidas” realizadas por los talibanes a las mujeres y niñas en el país. “Estoy especialmente alarmado al ver que las promesas hechas a las mujeres y niñas afganas por los talibanes se están incumpliendo”, dijo el funcionario. Guterres agregó que “hago un llamamiento enérgico a los talibanes para que mantengan sus promesas a las mujeres y las niñas, y cumplan sus obligaciones en virtud de los derechos humanos internacionales y el derecho humanitario”.
En declaraciones recientes a la agencia Europa Press, la ex diputada afgana Nahid Farid aseguró que los talibán “no han cambiado, siguen con el mismo nivel de atrocidad”. Para la ex legisladora, el equipo de relaciones públicas del movimiento talibán es “mejor de lo que era hace 20 años”, por eso prometen inclusión o, por ejemplo, han instaurado una política de no actuar contra ciudadanos extranjeros.
“El 15 de agosto, cuando los talibán tomaron el poder, dijeron muchas cosas correctas, como que darían permiso a las mujeres para retomar sus trabajos, ir a la escuela, prometieron un gobierno inclusivo y que darían una amnistía general”, sin embargo, “desgraciadamente”, las palabras no se tradujeron en hechos, ya que “poco después empezaron las atrocidades contra las mujeres”, aseveró Kufi.
Durante la jornada de ayer, también se conoció que el gobierno de Kazajistán, país fronterizo con Afganistán, abrió un corredor aéreo para el traslado de magistradas y diputadas junto a sus familias a terceros países, a través del aeropuerto de la capital, Almaty.
El 20 de octubre pasado, la afgana Samira Hamidi, responsable de campañas sobre Asia Meridional en Amnistía Internacional (AI), publicó un artículo en el que alertó sobre la situación de las mujeres afganas. “Nunca he vivido nada peor que ver cómo se viene abajo mi país. Aunque me considero afortunada porque sigo estando bien físicamente, mentalmente estoy devastada por la ansiedad, la incertidumbre, el temor y la ira de las últimas semanas”, expresó Hamidi.
Para la funcionaria de AI, “los avances por los que tanto trabajamos las mujeres afganas como yo están desapareciendo ante mis ojos”. “Estados Unidos ha prolongado una guerra en nuestro nombre, ha mostrado poco compromiso sincero y ahora nos deja para que luchemos a través del infierno en solitario –agregó-. Las mujeres y las niñas se preguntan qué les deparará el futuro, ahora que ni la comunidad internacional ni Estados Unidos tienen planes ni previsiones para asegurar su seguridad o su bienestar”.
Hamidi desechó la teoría de que las mujeres afganas obtuvieron avances sociales gracias a Estados Unidos: “Esto es un insulto a todas las mujeres y niñas que han defendido sus propios derechos corriendo un gran riesgo. De hecho, antes de décadas de guerra, las mujeres y las niñas ocupaban un espacio en la sociedad muy similar al de Estados Unidos. Eran maestras, eran médicas, participaban en la educación mixta. No se nos puede culpar de las severas restricciones que se nos impusieron durante el gobierno talibán mientras el país estaba inmerso en una guerra y se nos negaban oportunidades para acceder a nuestros derechos humanos, como la educación y la salud”.
“Me preocupan todas las mujeres afganas que corren un grave peligro ahora mismo en provincias de todo el país, mientras se siguen ignorando las amenazas para su vida. Cientos de mujeres se están manifestando en las calles de Kabul para defender sus derechos y tener visibilidad. En lugar de respeto por sus derechos, se han encontrado con represalias de los talibanes, aplastadas por una fuerza que tememos seguirá consolidando brutalmente el poder”, remarcó la integrante de Amnistía Internacional.
*Por Redacción La tinta / Foto de portada: James Edgar – AFP