Cinco historias de artivismo LGBT+ en Paraguay: resistir y sobrevivir en cuarentena
Artistas LGBT+ de Paraguay cuentan cómo sobreviven a la crisis económica y social a más de un año de pandemia y restricciones. Las experiencias de Fátima Fernández Centurión, Sol Gomez, David Amado, Omar Mareco y Mc Humver.
Por Juliana Quintana para Agencia PRESENTES
A un año y un mes del inicio del primer caso de COVID-19 en Paraguay, les artistes, gestores y trabajadores culturales LGBTIQ+ atraviesan una crisis sanitaria sin precedentes. Con las actividades económicas paradas y sin ayuda del Estado, las dinámicas de racismo, capacitismo y LGTBIQfobia también se hacen sentir en las relaciones sociales y la economía.
El año pasado, el gobierno del presidente Mario Abdo Benítez decretó políticas de confinamiento total por la pandemia para adaptarse a la cresta de la ola de los contagios. Sin embargo, al 21 de abril de 2021, las muertes por COVID en el país ya superan las 4.978 personas. La comunidad artística paraguaya, uno de los rubros más invisibilizados por las distintas gestiones del Partido Colorado, en este contexto pandémico, se vio muy afectada por las medidas.
Las violencias al colectivo LGBTIQ+ se expresaron, también, a través de un agenciamiento que refuerza las desigualdades estructurales. Las personas trans no fueron beneficiadas por ninguno de los programas del Gobierno: Ñangareko y Pytyvõ. Según el último informe de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy), esto se relaciona con que la cédula tiene los datos de la partida de nacimiento. Que perciben como “no coincidentes” con la imagen de la persona trans solicitante.
Con obras y ensayos frenados, algunxs trabajadorxs del teatro lograron presentar shows pequeños o virtuales. Otrxs tuvieron que buscar por fuera del rubro. Muchxs sacaron préstamos o, en situaciones más extremas, debieron acudir a la solidaridad para cubrir lo básico para la supervivencia.
De acuerdo a datos presentados por el Centro Paraguayo de Teatro (Cepate), a mediados de marzo, G. 4.250.000.000 (660.390 USD) dejaron de circular en la economía nacional, a raíz de la suspensión de talleres y espectáculos por la cuarentena nacional.
El 26 de agosto del año pasado se promulgó la ley subsidio a artistas para que pudieran recibir hasta 4 desembolsos del 25% del salario mínimo vigente, que representa a 548.210 guaraníes (85 USD). Más de 12 mil artistas solicitaron subsidio estatal. Sin embargo, hubo denuncias del sector artístico que referían que el listado oficial de beneficiarixs no representaba a ninguna de las personas conocidas que trabajan hace años en el rubro a nivel local.
Con la “garrita” no alcanza
En noviembre, el sector artístico se manifestó frente al Ministerio de Hacienda para exigir al Gobierno que lxs dejen trabajar o les otorguen un subsidio para seguir resistiendo. En esa oportunidad, David realizó una intervención en el microcentro de Asunción. “Salimos con un amigo y mi novio, con nuestras máscaras de león de cotillón, a hacer algunas pegatinas por la ciudad. La pregunta que formulábamos era: ¿dónde está el subsidio para les trabajadores del arte y la cultura?”, dice David.
La idea de las máscaras de leones nace del imaginario colectivo paraguayo en torno a la figura de la fortaleza ilustrada mediante un león africano: la “garra guaraní”. “Me agarré de esa figura y creé esta idea de un león que es débil. Que no es tan fuerte con su cuerpo, que está medio herido, que no es muy varonil, es bien puto, no es ganador, no está superado en nada”, continúa. Entre las preguntas que ponían en las pegatinas, había una afirmación: “Con la garrita no nos alcanza”.
“La garra guaraní es una frase que le encanta a Silvana Abdo (la “primera dama”). Pero la garra no es suficiente ante una fuerza en contraposición tan grande. La garra nos sirve para levantarnos en el día a día. Pero la garra no compra vacunas, no brinda camas para un sistema hospitalario en colapso, no nos da medicamentos que valen tres millones de guaraníes diarios”, reflexiona el artista.
Al mal tiempo, arte y purpurina
Envidia Metenés es drag. La interpreta el actor Omar Mareco. Se delinea los ojos, se pinta los labios y se calza los tacos todos los sábados a las 22 horas. “Al mal tiempo, más purpurina”, dice. Su iniciativa no solo consiste en la puesta en escena. Hay todo un trabajo de transformación y producción detrás.
Omar vive del teatro desde los 24. El año pasado, arrancó “Colocándonos con Envidia” como respuesta al cese de actividades por la pandemia. El show se transmite en vivo por Instagram y ofrece un mix de propuestas musicales, danza, poesía y entrevistas con personas de la comunidad TLGBI. Antes de cada espectáculo, Omar le pone ruda a su estatuilla de San Blas. Le pide que todo salga bien.
“No tengo tiempo. Soy pobre y tengo que seguir”, dice Omar, que viene realizando esta actividad desde mediados del año pasado. Recibe aportes a voluntad para sostener el trabajo artístico en esta plataforma. Su principal fuente de ingresos, además de la docencia, eran los shows de despedida de soltera, cumpleaños y casamientos.
“A quienes vivimos y soñamos, apostamos y creemos en el arte como una profesión nos afectó terriblemente la pandemia. Cuando se me cortó el trabajo artístico el año pasado, salí a vender remeras, tazas, tapabocas, hice tragos, pizzas. Me tragué las lágrimas y tuve que seguir. Así como tuvo que seguir la marcha TLGBI desde la coalición, así como las compañeras trans se organizaron y juntaron víveres”, cuenta Omar.
La asociación Unidas en la Esperanza (UNES), organización de mujeres trabajadoras sexuales del Paraguay, convocó a Omar para que lxs ayudara con una obra de teatro a partir de sus vivencias y sus denuncias. Aún así, la falta de la presencialidad cambió su trabajo. Para Omar, el teatro es un ritual que necesita de actrices y actores, escenario y público.
“Lo único que sabés es que vos estás acá ahora tratando de hacer algo online, dando todo. No sabés qué está pasando del otro lado de la pantalla. Si la gente está, no está, si se ve bien, si se escucha. Igual agradezco estos vivos y que la gente se conecte, mire y escriba. Es lo que me da vida en este sistema desigual, tan injusto, tan capitalista, tan alienante y tan discriminador. Dentro de toda esta mierda, el arte nos regocija”, reflexiona Omar.
Nhi Mu: 23 años de resistencia
“Todo arte sufre peligro en Paraguay. Y nosotres siempre estuvimos en peligro de extinción”, dice Fátima Fernández Centurión, directora, actriz, coach actoral e instructora de Nhi Mu Teatro Aéreo. Resiste desde hace 23 años con su compañera Selva Fox, co-fundadora del espacio. Cuando se decretó la cuarentena total, Fátima estaba a 15 días de estrenar la obra «Ahata Aju». Tuvo que pasar un mes para que todo el sector descubriera que esta no sería la primera obra que cancelaran.
Resistieron, como tantos espacios, y se ocuparon de que a sus compañeres no les faltara comida. Organizaron colectas de alimentos, hicieron listas y trazaron rutas para alcanzar a la mayor cantidad de personas. Fátima explica que sostener un espacio independiente en Paraguay implica siempre estar mendigando y rogando derechos.
“Nhi Mu sobrevive hace 23 años gracias a la comunidad: a nuestros amigxs, familias, colegas y a generaciones enteras que van pasando por esta familia. No es fácil seguir acudiendo a gente que te ayudó toda la vida. A veces la ayuda sale cara también. Allá por septiembre, ahogadas, decidimos empezar a cocinar. No teníamos más salida”, dice Fátima.
Comenzaron a preparar “Plato con cola”, modalidad en la que se paga por un plato y el de alguien más. Y con eso come la gente en situación de calle y amigues de teatro que también están en una situación crítica. Así nació La cochina de Nhi Mu.
“La reina de la cocina es Selva Fox. Cocina con su corazón. El resto ayudamos y hacemos que la máquina no pare. Esa red está hecha de gente como nosotras: LGBT, feministas, artistas y gente que tiene un gran corazón. Ese es nuestro motor: el arte y las personas que batallan la alegría todos los días. No son años fáciles, pero estamos juntxs”.
Artivismo inclusivo y antirracista
Muchas de las creaciones artísticas se desenvolvieron entre metáforas de la enfermedad y el artivismo antirracista. Mc Humver, artista afroparaguayo transmasculino, lanzó su sencillo “calentura”, un mix de varios géneros musicales urbanos latinos y plasmó la necesidad de expresión sobre problemáticas sociales como el racismo, la transfobia y la homofobia, con una mirada especial sobre el goce y la sensualidad. El proyecto fue financiado a través de la colaboración de amigues del artista pertenecientes a la comunidad trans y afroparaguaya.
La parte más difícil fue la recaudación porque no hubo la cantidad de contribuciones que esperaban. “Un poco fue por las restricciones y otro por miedo. Llegábamos al 50% de las expectativas en cada evento. Pero hicimos el video con un presupuesto muy bajo y salió lo mejor que pudimos. Las personas que más estuvieron ahí conmigo tuvieron mucha empatía en cuanto a ser una persona trans negra y estar ahí tratando de batallar su arte”, expresa Mc Humver.
Bisexuales visibles
La artista bisexual Sol Gómez también lanzó su primer videoclip en pandemia. Consiguió el financiamiento de Sorora Música, un colectivo de mujeres para potenciar el arte de la disidencia, y pudo grabar una de sus canciones.
“Hay muy pocas artistas bisexuales visibles en Paraguay. Es importante porque las personas que nos vean y que sepan quiénes somos capaz pueden también animarse a esa visibilidad. Yo al menos siento que no tengo nada que perder y estoy feliz en este estado de mi vida en el que decir mi sexualidad no me perjudica en ningún sentido, entonces, tengo ese privilegio y voy a utilizarlo de esta forma, en el escenario”, observa.
“’Telón’ nace un día que salí a comer a un bar con mi novia. Quería darle la mano ahí y ella me dijo que se sentía incómoda. Cuando salimos, no pasaron dos cuadras que ella decidió agarrarme del brazo mientras caminábamos. Era como un acto de valentía. Llegamos a la esquina esperando a que pasen todos los autos y de un auto nos grita un tipo: ‘¡Tortilleras!’. Fue tan despectivo. Me dio muchísima impotencia. De esto mezclado con discusiones sobre la aceptación de mi sexualidad en mi propia casa, salió ‘Telón’”, recuerda.
En este tiempo en el que todas las personas viven aterradas, con la COVID al acecho, Sol considera que el arte fue su forma de hacer frente a las actitudes discriminatorias y homo-odiantes. “Es un tiempo para cuestionarnos si estamos viviendo nuestra vida a lo máximo. Y al mismo tiempo, preguntarnos qué puedo hacer para tener una buena relación con las personas que quiero y que me importan, sin dejar de ser yo misma”.
*Por Juliana Quintana para Agencia PRESENTES. Fotos: Jessie Insfrán Pérez, Patricia Latorre (Sol Gómez) y Nhi Mu Teatro Aéreo.