“El sistema político palestino es antidemocrático y patriarcal”
En esta entrevista, la investigadora y analista política Marwa Fatafta habla sobre la cruda realidad que atraviesa el pueblo palestino y un futuro que se vislumbra difuso.
Por Carolina Bracco para La tinta
Cuando, a principios de este año, el presidente palestino Mahmoud Abbas convocó a elecciones legislativas para el 22 de mayo y presidenciales el 31 de julio, muchxs recibimos la noticia con escepticismo. No sólo porque el contexto pandémico ha cancelado numerosos procesos electorales en todo el mundo, sino porque no sería la primera vez que el longevo mandatario llamara a elecciones para luego cancelarlas. Con esta estrategia antidemocrática, Abbas lleva excedido 10 años en su cargo. Bajo su mandato, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), creada tras los Acuerdos de Oslo de 1993 entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel, se volvió cada vez más corrupta y autoritaria, por lo que no sólo era dudoso que se llevaran adelante los comicios, finalmente cancelados hace unos días atrás, sino que además fueran libres, justos y democráticos.
Desde las últimas elecciones en 2006, la ANP ha utilizado gran parte de sus recursos en cooptar, reprimir y desmovilizar cualquier tipo de oposición al partido gobernante, Fatah, en coordinación con Israel. La política de intimidación y persecución a periodistas y activistas incluyen detenciones arbitrarias y torturas, según el último informe de Human Rights Watch (HRW). En este contexto de represión, activistas independientes y organizaciones enfrentan todo tipo de dificultades para dar esta batalla en los dos frentes.
Para analizar la situación desde adentro, conversamos con Marwa Fatafta, investigadora y analista política de Al Shabaka, una de las jóvenes y más lúcidas voces de la nueva generación palestina.
—¿Cuáles dirías que son los mayores desafíos que lxs jóvenes activistas enfrentan hoy en los Territorios Palestinos Ocupados (Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental)?
—Lxs jóvenes activistas palestinxs viven entre la espada y la pared. Tanto Israel como la ANP, trabajan conjuntamente para suprimir el surgimiento de cualquier liderazgo nuevo y joven palestino, que pueda desafiar el actual estado de cosas.
Desde el principio, generaciones de palestinxs nacen en un sistema de apartheid consolidado, privadas de sus derechos civiles y políticos. Las órdenes militares israelíes criminalizan cualquier expresión, organización o asociación política que desafíe la continuidad de la ocupación. Cualquier resistencia a esta estructura opresiva se expone a la pura violencia. Las fuerzas israelíes están siempre listas para detener, torturar, herir y asesinar cualquier intento de acción política de base.
La juventud palestina también enfrenta la represión institucional. La mayoría desconfía de las facciones políticas: se la deja de lado, se la margina, y no tiene acceso al poder institucional o a la toma de decisiones. Resulta llamativo que mientras la edad promedio en Palestina es de 20,5 años, el presidente Mahmoud Abbas tiene 85. Esta es una señal evidente de cómo está alienada la juventud palestina y cuán senil y no representativa es su dirigencia.
—¿Qué organizaciones están trabajando actualmente para democratizar el campo de la política?
—La dirigencia palestina agoniza, lxs palestinxs no pueden seguir sosteniendo una dirigencia que no sólo no lxs representa, sino que además dilapida su dignidad y sus derechos. Están surgiendo cada vez más voces palestinas llamando a una reforma y recientemente hay muchos llamados a resucitar y reclamar con urgencia a la OLP como la única representante del pueblo palestino. Por ejemplo, la Campaña Nacional por la Reconstrucción de la OLP, que es una campaña nueva que demanda el llamado a elecciones en el Consejo Nacional Palestino (CNP), el pretendido parlamento de la OLP, para toda la población palestina, cualquiera sea su lugar de residencia. La Generación para la Renovación Democrática es otra organización liderada por jóvenes, fundada tras el anuncio de Abbas del llamado a elecciones y busca democratizar el sistema político palestino.
—¿Cómo describirías la situación actual en los TPO en relación a la libertad de prensa y asociación? ¿Pensás que las elecciones hubieran traído algún cambio?
—El gobierno de la ANP se ha vuelto cada vez más autoritario. La ANP y Hamas han recurrido a toda clase de estrategias para silenciar y censurar a la población: desde bloquear páginas web y detener personas por posts en Facebook hasta reprimir manifestaciones pacíficas. No se tolera el disenso o la crítica. La cancelación de Abbas a las elecciones presidenciales y legislativas demuestra que no tienen ninguna intención de compartir o abandonar el poder.
—¿Qué rol juega el movimiento feminista en la construcción de una esfera más democrática en Palestina? ¿Qué podríamos hacer las feministas latinoamericanas para apoyar a las feministas palestinas?
—El sistema político palestino no sólo es antidemocrático, sino también profundamente patriarcal. El movimiento feminista Tala’at (en árabe “salir/levantarse”, en la tercera persona del plural femenino), por ejemplo, surgió para hacer frente a la alienación que han sufrido las palestinas de la lucha política. Siempre se les dijo que su liberación vendría luego de la liberación nacional. Tala’at conecta todas las formas de violencia -física, psicológica, sexual y económica- que las mujeres sufren diariamente viviendo en un sistema de apartheid y colonialismo de asentamiento. Así pues, su objetivo es crear una sociedad justa y segura para todxs. Esto es imprescindible para reconstruir un nuevo sistema político en Palestina.
El movimiento feminista latinoamericano es una gran inspiración y definitivamente necesitamos construir alianzas, compartir estrategias de solidaridad para luchar contra los flagelos cotidianos de la violencia sexual y los femicidios en Palestina y América Latina.
*Por Carolina Bracco para La tinta / Foto de portada: A/D