En el 2020, las paredes ruegan que no nos quiten la vida, ni nos obliguen a darla. Y lxs firmantes somos nosotrxs. “Los muros son espacios de proyección de lo que sucede, por eso son importantes los murales feministas. Acompañan la disputa de los feminismos por ir ganando la calle y reapropiarse del espacio público históricamente negado”, analiza Ailen Possamay, muralista y estencilista.
Con el pasar de los años, los feminismos están rediseñando el tradicionalmente masculino arte callejero en distintos planos y cambiando sus reglas.
Quiénes hablan
Las voces se multiplicaron y se democratizaron. “Explotaron las representaciones, las pegatinas, el maquillaje verde y violeta, el pañuelo verde que patenta la adhesión, es la lógica femenina de la lucha”, profundiza Inti Paula Escobar sobre la iconografía transfeminista.
La Asociación de Mujeres Muralistas Argentinas (AMMURA) es un colectivo de artistas que se creó en 2017 para corregir las desigualdades de oportunidades que imperan en el ámbito del arte urbano. AMMURA surge con un reclamo de paridad de género a lxs funcionarixs y empresarixs que financian los festivales de arte urbano, numerosos en tiempos no pandémicos. La idea inicial fue “brindar la posibilidad de autoría a otros grupos y balancear la escena”, recuerda la artista urbana Mariela Ajras quién participó de la fundación de AMMURA. “El lugar de la mujer en el arte público es una deuda pendiente. No se trata solo de hablar del feminismo. Se trata de visibilizar y subvertir las relaciones de poder que generan escenarios laborales desiguales”, explica sobre el impulso inicial de AMMURA. Con el pasar de los años, el colectivo mutó y se federalizó en agrupaciones regionales que juntan centenares de artistas de Tierra del Fuego a Tucumán.
Cómo se habla
“El lenguaje visual arrastra un montón de patriarcalismos”, subraya la artista y activista Inti Paulina Escobar. “En la academia nos enseñan que el cuerpo de la mujer está para ornamentar. A una recta o una diagonal, le tenemos que contraponer una curva. La mujer se vuelve relleno”, observa Escobar. “La mujer no es ni relleno, ni pasiva. No quiero representar una mujer ni débil, ni occidental, ni ornamental. La mujer que aparece en los murales de los hombres siempre es la mujer objeto del deseo del hombre que la pinta y tiene un montón de estereotipos que reproducen los micromachismos. Si sos mujer, sos gorda y sos marrón, no apareces en ningún lado”.
De qué se habla
De interseccionalidad. El colectivo G.R.A.S.A es uno de los tantos colectivos feministas que militan en las redes y en la calle. Salió al espacio público con la ascensión de Macri “porque todas las formas de opresión se interconectan. La que ejerce el capitalismo se sustenta en sus desigualdades inherentes: machismo, riqueza acumulada, racismo, colonialismo”.
Los feminismos ponen a las luchas de las mujeres y a las disidencias en el proscenio desde la representación pictórica, pero no exclusivamente. Para la muralista Mariela Ajras, el hecho feminista desborda este aspecto. “Yo no soy legisladora, yo produzco imágenes para resonar con las potencias del campo social en el que vivo. Es claro que considero a las mujeres como sujetos políticos pero me interesa más la potencia de lo femenino como esa opción disruptiva y pensarla en imágenes.”
*Por Myriam Selhi para LATFEM.