Aquella solitaria vaca cubana
Cuba es uno de los países menos golpeados por la pandemia del coronavirus. Además, su industria científica y su sistema de salud avanzan para encontrar su propia vacuna.
Por Sergio Ferrari para El Cohete a la Luna
Justo algunos días antes de que se restablecieran los vuelos comerciales con Cuba, a mediados de noviembre, el doctor y profesor suizo Franco Cavalli viajó al país caribeño. Fue uno de los primeros científicos europeos en visitarlo luego del estricto confinamiento.
“Me encontré con un país ejemplar en el combate contra la COVID-19. Que, sin embargo, debido a la pandemia y al bloqueo, confronta hoy una profunda crisis económica”, explica el presidente de mediCuba Europa, importante red de ONG del sector de la salud presente en 13 países del continente.
Entre marzo y el pasado jueves 26 de noviembre, las cifras oficiales corroboradas por la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) reflejan una realidad sanitaria excepcional. “Cuba contabiliza 50 veces menos muertes que Suiza y 100 veces menos que Bélgica”, enfatiza el prestigioso oncólogo que, entre 2006 y 2008, fue presidente de la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC).
En estos últimos 10 meses, la nación caribeña registra 8.026 infecciones y solo 133 decesos para una población de cerca de 12 millones de personas. Lo que representa un impacto de 1,17 muertes por 100.000 habitantes. En tanto, su vecina República Dominicana oscila en los 21,78; Alemania -ejemplo europeo por el control de la pandemia- tiene 18,07; Suiza llega ya a 51,60 y la Argentina a 84,13, siempre por cada 100.000 habitantes.
Esfuerzo sanitario exitoso
El sistema público de salud, totalmente gratuito, y la concepción imperante de medicina comunitaria, “ha permitido controlar exitosamente la pandemia que hubiera podido hacer estragos como sucedió en muchos de los países latinoamericanos y caribeños”, analiza Cavalli.
Además, subraya la “extrema disciplina ciudadana. Nunca vi a nadie, en esos días recientes que estuve en Cuba, sin mascarilla. Los controles sanitarios son sistemáticos. Al entrar a cualquier institución o espacio público, miden la temperatura corporal y se exige la desinfección de manos. En muchos lugares, incluso, se desinfectan los zapatos”.
Uno de los objetivos de su viaje fue informarse e intercambiar sobre el avance de la vacuna Soberana 1, que ha concluido la primera fase. Se experimentó en dos grupos etarios, uno de mayores de 60 años y otro de más jóvenes. La fase 2, en la cual se mide la eficacia especialmente a nivel de respuesta celular y de anticuerpos, está en marcha. Esperan comenzar con la fase 3 hacia fin de año. Calculan tenerla lista a fines de marzo y proyectan aplicarla hacia mitad de 2021. Existe un segundo proyecto, la vacuna Soberana 2, que también está en proceso.
“Cuba ha invertido desde hace muchos años en la investigación biomédica. Tienen una enorme experiencia en este rubro. Por ejemplo, lograron la primera vacuna en el mundo contra el meningococo”, explica el profesor suizo. El Instituto Finlay, con el cual mantuvo estrechos contactos durante su reciente estadía, es uno de los 32 centros que hacen parte del polo científico de La Habana (BioCubaFarma), que ocupa, en total, cerca de 20.000 personas.
Una de las características de los entes especializados en Cuba es haber desarrollado, en un mismo espacio, la investigación y la producción industrial. Las exportaciones biotecnológicas significan una fuente importante de recursos para el país, recuerda el médico. Un ejemplo: una gran parte del mercado latinoamericano de la eritropoyetina (EPO), esencial para el tratamiento crónico de anemias, disfuncionamiento renal y tratamientos posteriores a ciclos de quimioterapias, es asegurado por un producto cubano.
“No estoy seguro, en este caso específico de la vacuna contra el SARS-CoV-2, si la capacidad productiva de Cuba puede ser suficiente en caso que llegara a imponerse en una parte del mercado mundial. Sin embargo, como BioCubaFarma cuenta con tres filiales en China, mi impresión es que una parte de la producción, dado el caso, podría venir desde allí”, reflexiona Cavalli.
El médico suizo recuerda haber escuchado en La Habana una frase conclusiva que lo marcó: “No seremos los primeros en tener una vacuna, pero aspiramos en ser el primer país que asegure la vacunación de toda su población”. Desafío que, dado los avances en la investigación, podría ser una realidad a mediano plazo.
La vacuna cubana, agrega el científico helvético, puede llegar a trascender fronteras. Hablando con varios responsables de la OMS /OPS (Organización Panamericana de la Salud) en la capital cubana, “llego a la conclusión de que existe la esperanza que la misma podría ser distribuida en países de bajos recursos a precios asequibles. Adaptada para altas temperaturas -a diferencias de otras en experimentación-, sin exigencia de sofisticadas cadenas de frío, podría constituir una real alternativa a la de los grandes laboratorios farmacológicos”.
Situación compleja
Las consecuencias económicas de la pandemia no pueden ser subestimadas y tienen efectos casi dramaticos. “Si se suma el endurecimiento del impacto del bloqueo, por ejemplo, con la reciente decisión de Donald Trump de impedir el envío de remesas familiares desde Estados Unidos hacia la isla, el panorama es doblemente preocupante”, insiste.
Se perciben, añade, elementos cotidianos parecidos a la crisis que la nación caribeña experimentó durante el periodo especial, a inicios de la década de 1990. Tal vez la diferencia “es que ahora la penuria de combustible es menor que entonces”. Es muy evidente percibir los grandes esfuerzos de ahorro que se implementan en todas las actividades.
El turismo, uno de los sectores esenciales de la economía, ya que aporta el 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), ha sufrido un impacto significativo en estos últimos 10 meses de autoconfinamiento de la isla. “Recién ahora se retoma esa actividad, pero con muchas precauciones”, explica Franco Cavalli. Se acaba de reabrir, desde el 15 de noviembre, el aeropuerto internacional de La Habana para vuelos de línea y se reactivan algunas regiones turísticas, como Varadero.
Esa situación compleja no puede dejar indiferente a la solidaridad internacional, afirma el presidente de mediCuba Europa. Esa red logró canalizar 600.000 euros durante los primeros meses de la pandemia, asegurando materiales necesarios para preparar los tests, así como 25 aparatos de ventilación pulmonar.
Ahora, el Instituto Finlay le presentó un proyecto de casi medio millón de euros para comprar instrumentos que no pueden conseguir en el mercado por el bloqueo estadounidense. Se trata de equipos que permiten medir, luego de la vacunación, la modificación de los glóbulos blancos que producen los anticuerpos que combaten directamente el virus.
Casi a las puertas de sus 80 años -y desde hace más de 40-, Franco Cavalli hace de la solidaridad internacional uno de sus compromisos militantes cotidianos. Cuba, Centroamérica, constituyen su horizonte prioritorio, aunque no exclusivo.
Sin abandonar por tanto su reflexión crítica, como lo expresara ya en una entrevista anterior, la solidaridad es mucho más que el concepto de “ayuda al desarrollo”. Y entonces decía: “El concepto es falso. No pongo en duda la noción de ayuda. Tenemos que seguir cooperando y siendo solidarios. Sin este pequeño aporte, seguramente la gente de esos países estaría todavía peor. Pero lo que no podemos decir es que esa ayuda va a conducir al desarrollo. La filosofía que hay detrás del concepto ‘ayuda al desarrollo’ está equivocada. Debemos promover, sobre todo, el cambio político de las reglas de juego internacional”.
Y esas nuevas reglas exigen horizontalidad Norte-Sur-Norte. De allí la esperanza del presidente de mediCuba: ante el impacto devastador de la pandemia -como en su momento fueron las brigadas de médicos cubanos en diferentes países del mundo-, en el futuro, una vacuna descubierta y producida en el Caribe pueda constituir una bocanada de esperanza para los relegados de la gran industria farmacéutica multinacional.
*Por Sergio Ferrari para El Cohete a la Luna / Foto de portada: AFP