Salzanos para llorar
En tiempos de melancolía de la vida de la ciudad, recuperamos la cartografía poética que Daniel Salzano, como nadie, supo hacer. Supo hacernos.
Por Redacción La tinta
Daniel Salzano¹ es un escritor. Es un poeta, es un periodista, es un compositor. Es un director de Cineclubes. Es un viejo radical. Es quien más conoció y amó a esta ciudad de la Nueva Andalucía. Es la estatua que está sentada en una de las sillas del Bar Sorocabana. Daniel fue y Daniel es.
¿Qué dirá Daniel de todo esto? Frente a la Plaza San Martín, un Salzano de hierro cruzado de piernas huele el humo de un café en jarrito y piensa. Cuando en la Plaza quedaron sólo palomas y los mozos del bar se quedaron en casa, seguro Daniel reescribió: “Esto es lo mejor que estaré nunca: lo más fuerte, lo más veloz, lo más vivo”.
Pero eso ya lo dije / me gusta llorar / y odio estar solo, confiesa -con el desparpajo geminiano que lo caracteriza- en uno de sus poemas. Daniel nos hace llorar y lo buscamos para que nos ayude a limpiarnos de adentro para afuera, para que nos inspire a cronicar los cotidianos en estos tiempos tan raros.
Desde La tinta, convidamos una selección de 3 textos que nos ponen la piel de gallina. Donde quiera que estés, para vos, querido Daniel.
El lugar donde nacimos
Y la última oración de la noche / señoras y señores / es para una postal de Sergio Pardi en la que dos palos borrachos / florecidos / se apoderan con modales tropicales del paisaje de la calle Chacabuco.
Adviértase que de Pardi / es la única del lote / que en lugar de permanecer sobre el vidrio de la mesa de luz / está debajo / lo cual quiere decir / que Córdoba se mira, pero no se toca.
Y es que aquí / no muy lejos de aquí / está el lugar donde nacimos y también aquí / no muy lejos de aquí / está el lugar donde seguramente moriremos.
Aquí aprendimos a cabecear / multiplicar / dividir / aquí vimos a la ballena Moby Dick exhibida bajo el techo de una carpa y mientras el Comet IV se aproximaba trazando en el aire la fina raya de un pijama / Recorrimos el camino a Pajas Blancas / en una moto de 98 cilindradas. Aquí tomamos contacto con los días claros / con los años / con el agua / con los lunes / con el nitrógeno / y el otoño / y el famoso viento del amor / oh cuánto amore por Castro Barros / por Laprida / por Güemes / y por Patria.
Aquí aprendimos lo que es la sangre / el color amarillo / las fogatas / los higos / las pedradas / la batalla de Oncativo / las Ponce / las hermanas de las Ponce / y el perro de lata de la Seccional 8va.
Oh ciudad / pregunto / mientras me voy desnudando como un niño cada vez más viejo / ¿qué lugar ocupé en tu corazón?
Ando bien
De amigos ando bien / Supongamos que estoy en un bar / rodeado de sillas / ¿Qué hora tiene mozo? / Son las once y diez / ¿Qué hora tiene mozo? / Son las once y veintitrés / De amigos ando bien / pero son las doce menos cinco / y las sillas siguen vacías.
De libros ando bien / en eso las cosas no han cambiado / sigo calentándome / con libros / debajo de las sábanas / Estoy esperando / ir al psicoanalista / para darle mi opinión: / duermo con libros / doctor / porque soy un niño / de sesenta años / que le teme a la ignorancia.
De penas ando bien / las penas se meten en la vida / a una cierta edad / y van aumentando de peso / Cuando digo que de penas ando bien / quiero decir que me usan el champú / el teléfono / y me ocupan el sillón / como Clint Eastwood / con las botas encima de la mesa.
De penas ando bien / y de lluvias / también / Podría describir / con lujo de detalles / cómo quedan las botas de la pena / después de pisar el agua de la lluvia / Ando bien / en serio / ando muy bien.
De sueños ando bien / cuando no sueño que reparto besos al voleo / es que viene el chico de La isla del tesoro y me pregunta no se qué cosa / quiero decir que de pibes ando bien / De penas ando bien / Y de ausencias: / en el diario busco la página de los muertos / y paso la yema del pulgar / sobre las palabras / y las fotos.
De fotos ando bien / Tengo una de Orson Welles / otra del Pato Donald / y una del año 1983 / en la que salgo / después de las elecciones / levantando los brazos / oé oé oé / Del corazón en cambio / no ando bien / me parezco al cieguito / que vende lotería / en la puerta de Barujel / tengo el 77 / los puñales / tengo el 18 / la sangre.
Aleixandre vale cinco
Para escribir una crónica sobre el Día del Libro / lo primero que hay que hacer es / pegarle un par de gritos a la máquina / para que escriba sola / Tarzán tardó 15 años en lograr que el elefante Tantor / moviera las orejas al mismo tiempo que la cola / ¡¡Uge Tantor!! / a ese tipo de grito me refiero.
Lo segundo es ir a la biblioteca Vélez Sársfield / elegir trescientos libros / y levantar una pared / les diré cuáles / dos de Marechal / uno de William Saroyan / otro de Salinger / mil doscientos versos de Girondo / y el párrafo final de El Gran Gatsby / “Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado”.
En lo que respecta a la crónica propiamente dicha / adviértase que prorrateando el millón de pasos cuadrados que mide esta ciudad / entre sus 1.480.034 habitantes / arroja un resultado de cinco libros por cabeza / Roberto Arlt vale dos / Cervantes vale tres / Macondo vale cuatro / y Vicente Aleixandre vale cinco / Aleixandre era el que decía: / “las estrellas se apagan / ah / no me veo”.
Oh / por favor / no vayan a pensar que soy un coleccionista / los coleccionistas de libros / antes de acostarse / doblan los pantalones por la raya / acomodan un mocasín al lado del otro / y sacuden el polvo de los libros a golpes de plumero / a los libros no se los golpea / a los libros / cuando tienen miedo de morir / se los saca a pasear / y se les habla / ésta es la calle Rivera Indarte / librito / éste es el Banco de la Nación Argentina / librito / Córdoba tiene 1.480.034 habitantes / librito / y todos necesitan un poco de ternura.
*Por Redacción La tinta / Imagen de tapa: La tinta.
¹ Daniel Nelson Salzano nació en Córdoba el 22 de mayo de 1941 y falleció el 24 de diciembre de 2014, a los 73 años. Fue periodista, poeta y escritor. Fue mentor y director del Cineclub Municipal Hugo del Carril de la ciudad de Córdoba. Publicó sus poemas en distintas revistas literarias y en diarios, y recibió múltiples premios y distinciones, como la Cruz de la Corte de la Real y Americana Orden de Isabel la Católica, otorgada por el Rey Juan Carlos I de España (2001) y el Premio J.L. de Cabrera (1998). Escribía la columna “Quiénes y Cuándo” en La Voz del Interior, donde trabajaba desde 1968.