Remar contracorriente, en defensa del río Paraná: «Solo el pueblo salvará al río»


Más de 180 organizaciones ambientales, sociales, culturales, religiosas y deportivas impulsan la iniciativa “Remar contracorriente, por el agua y la vida”. Se trata de una travesía en barco que, del 1 al 22 de marzo, recorrerá desde Formosa hasta Santa Fe para rechazar el proyecto de «hidrovía» que amenaza la salud del río, la soberanía regional de los recursos y el bienestar de las comunidades que dependen de ellos.
El sábado 1 de marzo, comenzó en el Puerto Pilcomayo (Clorinda, Formosa) la travesía «Remar Contracorriente por el Agua y por la Vida». La actividad se alza como una acción para defender los ríos y la biodiversidad de la cuenca del Plata, en oposición al intento de privatización de la Hidrovía Paraná-Paraguay que impulsa el gobierno nacional del presidente Javier Milei.
La convocatoria evoca el movimiento desplegado por pescadores artesanales del río Paraná que, en 1996, remaron desde Ituzaingó (Corrientes) hasta Paraná (Entre Ríos) para concientizar a la población sobre la peligrosidad de la construcción de una mega represa hidroeléctrica que el gobierno de Carlos Menem quería construir en el Paraná Medio.

La resistencia popular de esos años no solo logró impedir la instalación de la represa de capitales norteamericanos, sino que culminó con la sanción de la Ley de la Libertad de los Ríos 9092/97, que prohíbe la construcción de nuevas represas sobre los ríos Paraná, Uruguay y Gualeguay, en el territorio de la provincia de Entre Ríos.
A casi 30 años de la gesta popular de la canoa “Enamorada del río”, una vez más, surge la necesidad de remar contracorriente. El Gobierno nacional oficializó la licitación para reprivatizar la gestión de la Hidrovía Paraná-Paraguay y profundizar el dragado hasta los 44 pies, lo que afectaría gravemente los humedales y tendría un impacto negativo para las comunidades costeras.

Uno de los protagonistas de esta nueva remada colectiva es Luis “Cosita” Romero, pescador y referente ambiental integrante en la campaña del 96.
“Quieren privatizar el río Paraná, junto con el río Paraguay, y proyectan intervenciones que traerán serios inconvenientes en los sistemas de humedales de la cuenca del Plata (…) Junto a vecinos, pescadores y remeros iniciamos esta remada en este lugar tan importante y en esta fecha histórica para el pueblo paraguayo que conmemora la finalización de la Guerra de la Triple Alianza. Hoy nos hermanamos, el río nos une», declaró Cosita Romero ante el inicio del recorrido en el Puerto Pilcomayo, frente a la capital paraguaya Asunción.
La embarcación atravesó ayer el tramo Puerto Piracuacito (Santa Fe)–Bella Vista (Corrientes). A lo largo de su travesía, se realizan acciones territoriales con comunidades locales, pescadores artesanales, pueblos originarios y movimientos sociales para denunciar las amenazas actuales y fortalecer las redes de organizaciones comprometidas en la defensa de los territorios.

Impacto ambiental del dragado en el río Paraná
El río Paraná junto con el Paraguay forman el corredor de humedales de agua dulce más extenso del planeta. Un vasto ecosistema que se extiende por casi 4.000 kilómetros, que comienza en el Gran Pantanal Matogrosense en Brasil y desemboca en el Río de la Plata. A lo largo de su trayecto, los ríos Paraná y Paraguay fluyen libremente, alimentando gigantescos ecosistemas de un valor biológico y cultural incalculable.
«El río es fuerza de vida y biodiversidad, con múltiples funciones ecosistémicas: corredor biológico natural de cientos de especies de flora y fauna, el abastecimiento de agua para consumo humano, el arraigo cultural e identitario de nuestros cuerpos-territorios de agua, la pesca artesanal y la dinámica de funcionamiento de los humedales», declara Ailén Waldner, integrante de la Campaña Remar Contracorriente y Argentina Humana, a La tinta.
Bajo el modelo de «hidrovía», transformaron al Paraná en una autopista de explotación al servicio de grandes corporaciones, desconectándolo de su naturaleza viva y su rol esencial como proveedor de agua, sustento y cultura.

Algunos de los puntos más polémicos que contempla el pliego de licitación para la concesión de la Vía Navegable Troncal (VTN) son:
- La planificación, gestión y control del tramo más estratégico del río en manos de empresas multinacionales durante 30 años, con posibilidad de extender 30 años más.
- Evaluación de impacto ambiental a cargo de las empresas.
- Habilita el dragado a 44 pies de profundidad, lo que implica socavar, ensanchar y remover millones de metros cúbicos de sedimentos contaminados que terminan en el estuario del Río de la Plata.
Horadar el fondo de uno de los torrentes más caudalosos del mundo con el único fin de abaratar costos de flete podría provocar impactos sociales y ambientales de envergadura porque altera gravemente el cauce natural del río. Esto pone en peligro el acceso al agua potable y agrava las desigualdades sociales en un contexto de crisis climática y crisis hídrica.
«La profundización del dragado tres metros más de profundidad al actual, por 100 metros de ancho, desde Rosario hasta el Río de la Plata, carece de todo tipo de estudios de impacto ambiental. Este proyecto modificaría los valles de inundación naturales en las cuencas afluentes de uno de los sistemas de humedales más importantes del mundo, dejando ciudades sin acceso al río, sin acceso al agua para el consumo, sin la potencia de las economías regionales que generan trabajo y alimentos», agregó Waldner en diálogo con este medio.
*Por Ezequiel Luque para La tinta.
