«La prohibición de fiestas electrónicas tiene nulo fundamento y exceso de prejuicios»
En el fundamento de la sentencia por la muerte de Tania Abrile, la Justicia de Córdoba recomendó que se prohíban las fiestas electrónicas en la ciudad, debido a una supuesta vinculación entre esos eventos y muertes por consumo de drogas. Dialogamos con la doctora en psicología, Belén Vera, que promueve un enfoque de reducción de riesgo y daños.
La Cámara Criminal y Correccional de 6° Nominación pidió a las autoridades de la Municipalidad, del Concejo Deliberante y a los Tribunales de Faltas que no autoricen más fiestas electrónicas en la ciudad de Córdoba debido a una supuesta vinculación entre dichos eventos y muertes por sobredosis o intoxicación por consumo de drogas.
El posicionamiento de los camaristas Enrique Buteler, Pablo Brandán y Esteban Díaz Reyna se dio en el marco del juicio por la muerte de Tania Abrile. La joven falleció el 23 de julio de 2016, luego de consumir éxtasis en una fiesta electrónica organizada por Buenas Noches Producciones (BNP) en el Orfeo Superdomo. Casualmente, se trata de la misma productora que organizó el show de Hernán Cattaneo en Forja, donde este año murió Mara Pereyra.
«Ha quedado demostrado que se trata de una actividad de comprobada, inevitable y de grave riesgo para la salud y vida de nuestros jóvenes que, además, difunde una cultura de consumo y la propia ingesta de sustancias sumamente nocivas para su salud y vida, con claro beneficio para las organizaciones criminales que se encargan de su producción y comercialización», sostuvieron los magistrados al dictar los fundamentos de la sentencia que condenó a los empresarios Iván Aballay y Héctor Oscar Baistrocchi (BNP Producciones); al médico no habilitado, Walter Barreto; y al guardia, Mario Novaro.
Para la Cámara Criminal, es necesario prohibir la realización de fiestas electrónicas porque sostiene que hay una clara vinculación de estos eventos con el consumo de drogas de diseño y porque queda demostrada la «imposibilidad de proteger adecuadamente a sus asistentes».
«Cabe destacar que esta problemática no se vincula al género musical en sí, sino a ciertos contextos específicos donde estos patrones de consumo encuentran cabida (…) Ámbitos que están definidos por una combinación de factores sociales, culturales y ambientales que se explotan, precisamente, en estas fiestas o eventos electrónicos», concluyeron en los fundamentos.
Prohibicionismo vs. reducción de riesgo y daños
En la vereda de enfrente del prohibicionismo, está el paradigma de reducción de riesgos y daños (RRyD). Hace décadas que expertos de todo el mundo coinciden en que las políticas de drogas basadas en la prohibición y la criminalización han fracasado y que es necesario ir hacia un enfoque integral con eje en los derechos humanos.
Uno de los proyectos de RRyD más interesantes de Córdoba y el país es Con.Sumo.Cuidado., encabezado por un equipo de docentes, investigadores y estudiantes de la Facultad de Psicología de la UNC y del CONICET, que desarrollaron una WebApp para difundir información desde un enfoque de reducción de riesgo y daños.
Desde La tinta, dialogamos con la directora del proyecto, la investigadora y doctora en psicología, Belén Vera, para buscar alternativas al prohibicionismo propuesto desde el Poder Judicial cordobés.
«La reducción de daños abarca a un conjunto de políticas, programas e intervenciones que no tienen como objetivo fundamental reducir el consumo de drogas, aunque se consiga de manera indirecta, sino que buscan minimizar las potenciales consecuencias sociales, económicas y de salud negativas derivadas del consumo de drogas, apuntando, principalmente, a que las personas consumidoras cuenten con la información y los elementos necesarios para tomar decisiones informadas y responsables, y para desarrollar prácticas de autocuidado», sostiene Vera.
Es decir, el objetivo pasa más por reducir o modificar las consecuencias del consumo, en vez de modificar la conducta de consumir en sí, y es un complemento a las diferentes intervenciones de prevención y tratamiento que también deben realizar los Estados y las instituciones.
«La prohibición propuesta suena más a salida fácil, con nulo fundamento empírico/científico y con un exceso de prejuicios. ¿Creen que las personas a quienes les gusta la música electrónica dejarán de escucharla? ¿Creen que dejarán de buscar espacios sociales para compartir su gusto? Lo más probable es que seamos testigos de un viraje hacia la clandestinidad, ¿o acaso la pandemia no nos enseñó nada al respecto? Las prohibiciones rara vez resuelven el problema de base y, en este caso, solo empujarán a nuestros jóvenes a espacios menos regulados y más peligrosos aún«, agrega.
La especialista explica que, cuando pensamos en los daños derivados del consumo de drogas, tenemos que necesariamente pensar en la interacción de tres elementos: la persona que consume, la droga que está consumiendo y el contexto donde se da este consumo.
«Tratar de atribuir todos los daños a uno solo de estos elementos es erróneo. Acá se está atribuyendo todo el daño a un contexto y se está creyendo ingenuamente que, quitando ese elemento, el problema se soluciona. Pero la realidad es que solo se trasladará el consumo a otros contextos. Entonces, ¿no sería mejor tratar de convertir a los contextos recreativos y de ocio nocturno en espacios más seguros para quienes asisten?», reflexionó la integrante del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPsi).
Espacios seguros de consumo y autocuidado
Para fundamentar su fallo, los jueces de la Cámara Criminal de Córdoba remarcaron que, si se toman medidas sanitarias excepcionales, como puestos de hidratación, shock room, médicos disponibles y servicios de ambulancias, es porque los organizadores de los eventos saben de antemano que están fomentando una actividad peligrosa. Irónicamente, usaron ese supuesto para acusar a los productores del evento donde murió Tania: «Esto únicamente puede asociarse con la previsión de consumo de esas sustancias, con sus serios riesgos para la vida y salud de sus asistentes», apuntaron los magistrados.
Lamentablemente, el posicionamiento de los jueces apunta a que haya cada vez menos medidas sanitarias, en lugar de aumentarlas. Vera, sin embargo, subraya que pueden pensarse un montón de medidas que contribuyan a que los contextos recreativos sean espacios más seguros y facilitadores de la implementación de prácticas de autocuidado.
1️⃣ Los espacios de ocio pueden ser excelentes escenarios para la transmisión de información. El acceso a información científica y confiable sobre las drogas es lo primero que necesita cualquier persona que decide consumirlas. Información sobre qué son, cómo actúan, qué efectos positivos y negativos puedo experimentar, y, sobre todo, qué acciones puedo poner en marcha antes, durante y después de su consumo para reducir los potenciales riesgos y daños derivados.
2️⃣ El espacio de ocio tiene que ser un facilitador de (o, al menos, no ser un obstáculo para) la implementación de las prácticas de autocuidado. Es importante que los espacios estén bien ventilados, que se asegure el acceso a agua potable, que se habiliten espacios de descanso, entre otras medidas.
3️⃣ Presencia de personal médico habilitado y capacitado en la identificación y abordaje de situaciones de intoxicación por drogas. Además, es fundamental que, aunque no sean los responsables de responder, todo el personal del evento tenga entrenamiento en las drogas y sus efectos, y puedan ser capaces de reconocer cuando están ante un caso de intoxicación. Cuanto antes se detecte, antes se deriva y antes se atiende.
4️⃣ Habilitar el testeo de drogas mediante tests colorimétricos, como se hace en muchos países europeos y en Colombia, por ejemplo. Esto puede hacerse en el mismo evento o la persona usuaria podría hacerlo previamente en su casa (si se pudiera comprar un kit de testeo). Esta herramienta permite a las personas consumidoras conocer, de manera objetiva y a través de un análisis químico rápido, la presencia o ausencia de determinadas drogas y posibles adulterantes.
5️⃣ Sistemas de Alertas Tempranas. Al menos en Córdoba, toda sustancia que es incautada por la Policía en estos eventos es enviada a un laboratorio y analizada. La información sobre la composición de las drogas que están circulando podría ser socializada mediante alertas dirigidas a las agencias pertinentes y a quienes consumen.
*Por Ezequiel Luque para La tinta.