Chancaní: el incendio que no le importa a nadie
Desde hace 13 días, arde Pocho. En simultáneo con los distintos incendios que se vivieron en la provincia en este septiembre trágico, la región del oeste de Córdoba sigue ardiendo y el abandono, la desprotección y la desidia gubernamental en una de las zonas más pobres ―y empobrecidas― de la provincia no ceden. En esta nota, la palabra de diversos actores de la región arman una foto completa del panorama: bomberos voluntarios, profesionales del INTA Villa Dolores, el Movimiento Campesino y la organización comunitaria. Desigualdad, escasez y competencia por los recursos para el combate del fuego en una provincia diezmada.
Se superan los 40° y no hay sombra. Y no hay descanso. Y no hay apoyo. Y no hay vehículos. Y no hay comida. Y no hay baño. Son casi 8.000 las hectáreas quemadas en Pocho, el departamento ubicado en el oeste de la provincia de Córdoba, en el Valle de Traslasierra.
Hace dos semanas que el fuego azota el Parque Nacional Traslasierra y el Parque Provincial Chancaní (Quebrada de la Mermela), pero este incendio parece no importar tanto.
Las desigualdades en la base
“Se está haciendo un incendio tan largo porque, en algún momento, se tuvo que abandonar la lucha por las urgencias en otros territorios”, dice la ingeniera agrónoma, Marcela Ledesma, técnica de la Estación Forestal INTA Villa Dolores.
El incendio comenzó el jueves 19, cuenta en diálogo con La tinta, y, para el sábado a la tarde, se lo daba por contenido en un 70%. “Se trabajó muy fuerte, estuvieron las brigadas de Parques Nacionales, las brigadas del Parque Provincial, las ETAC, los bomberos del destacamento de Chancaní y del cuartel de Salsacate, más otros cuarteles y destacamentos del resto de Traslasierra ―Mina Clavero, Villa Dolores y Los hornillos, entre otros―, y también se hicieron presentes varias brigadas comunitarias, trabajando con el guardaparque provincial y con el jefe del destacamento de Chancaní. Pero lo que ocurrió a posteriori fue que, el domingo, el pueblo quedó prácticamente sin apoyo para el combate del fuego, porque debieron acudir a socorrer las situaciones de tremendo riesgo que se estaban viviendo en Punilla y en Villa Berna. Después de ese domingo, siguió trabajando un grupo muy reducido, intentando sofocar columnas de humo que se veían en la noche con llamaradas y que también íbamos viendo con los sensores remotos que estaban en lugares muy inaccesibles. Recién ayer o antes de ayer, regresaron a esta zona”.
La ingeniera explica que la simultaneidad de los incendios ante recursos escasos ―recursos materiales como las autobombas y las herramientas, pero también recursos humanos, las personas combatientes― hizo desproteger el territorio de Chancaní, para tratar de dar protección a otros territorios que se caracterizan básicamente por tener interfaces, es decir, aquellos lugares en donde la población habita en el medio del monte.
«En esta área, tenemos bosque nativo continuo, donde no hay fragmentación, donde no hay crecimiento turístico y urbanístico sobre las sierras de Pocho ni sobre el bajo de Pocho, sino que se trata de un bosque de altísimo valor de conservación y que forma parte de áreas protegidas, pero que también es el hábitat en el que viven un montón de familias productoras que habitan y producen en el monte que, de alguna manera, se sacrifican, porque los recursos no alcanzan, y es necesario combatir incendios en zonas boscosas de la provincia que están tremendamente fragmentadas, donde hay un crecimiento turístico y urbanístico desordenado desde larga data al que no se le pone freno, al que no se lo ordena, al que no se lo mitiga», agrega Marcela.
La técnica del INTA es clara: existen competencias entre diferentes territorios por los recursos de lucha, entre departamentos que son desiguales. Los departamentos de Punilla o de Calamuchita, que son prósperos, con más cantidad de emprendimientos dedicados al turismo, demandan más fuertemente y, a su vez, son más tenidos en cuenta cuando ocurre un siniestro como los incendios forestales que los departamentos pobres del oeste, con muy poca población y con una mayoría con necesidades básicas insatisfechas, como son el departamento Pocho o Minas.
Ayer, en un canal de televisión, el vocero del Plan de Manejo del Fuego, Roberto Schreider, ratificó tal cosa: se priorizó Punilla por presencia de vida humana, vivienda y, en último lugar, la naturaleza.
Los bomberos sí necesitan, señor gobernador
Cuando ayer a la mañana, hablamos con César Medina, la situación en el incendio en la Mermela estaba “muy activo” y bajando hacia la Reserva Provincial Chancaní y el Parque Nacional Traslasierra, “dos pulmones muy importantes de la provincia de Córdoba, si es que no son los únicos”, subraya el presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Salsacate-Destacamento Chancaní.
Las carencias y necesidades son múltiples, y los recursos enviados por el Estado (nacional y provincial) escasos y llegan tarde al destacamento que tiene la jurisdicción de los parques.
Medina detalla que son nueve bomberos, 24 horas haciendo guardias, turnándose y cuidando a los bosques y a la comunidad de Chancaní, “una de las localidades más humildes de Córdoba y quizás el destacamento más humilde también de la provincia”.
Mientras el gobernador Martín Llaryora dice que los bomberos no necesitan nada, en Chancaní, no tienen ni ventilador, con una proyección de 46 °C. Necesitan urgente movilidad: la única unidad móvil es un vehículo 608 de los años 80, ya casi obsoleto, según nos dicen, y el gobierno no está enviando fondos para comprar una nueva unidad. Y necesitan tener un lugar digno para trabajar: «Los hombres y las mujeres están más de 8 a 10 horas en el campo y bajan y tienen que comer parados, como pueden, una comida que recorre 140 km en vehículos que no tienen refrigeración para llegar, un sándwich de jamón y queso, o de mortadela, o un guiso. El comando no tiene baños, así que tienen que usar el pequeño baño de un restaurante muy chiquito que está ahí cerca, a 400 metros, y hemos tenido hasta 200 bomberos, así que imaginate lo que eso significa. La verdad que es todo muy triste”, explica César.
Como dicen los bomberos, «el departamento Pocho siempre ha sido olvidado por los políticos y nos han empobrecido también. Van 12 días de incendios y, recién en el día 11, llegó una ambulancia que tiene convenio con la provincia. Anteriormente, estuvimos trabajando con las ambulancias de las comunas, dejando a los lugareños sin ese esencial recurso. Entonces, apelamos a la sociedad, a la solidaridad de los vecinos, de las instituciones y ONG que nos ayuden…».
La zona de los Túneles se quemó y, hasta la salida de esta nota, seguía en fuego. “A pesar de ser uno de los principales atractivos, una de las siete maravillas de la provincia de Córdoba, la provincia no lo ha declarado como zona de catástrofe y todavía no se presentó ningún ministro. Lo mismo con el desastre que está sucediendo con las condoreras. El cóndor es un animal andino, es un animal sagrado que nadie está cuidando. Todo tiene que ver con la necesidad y con el olvido acá en Traslasierra”.
En un comunicado, el Movimiento Nacional Campesino Indígena de Córdoba expresó: «El fuego se lleva no solo biodiversidad, se lleva historia, extingue especies que habitaron milenariamente y que las generaciones que vienen ya no verán, también posibilidades de producción campesina, entornos para la industria turística, viviendas, etc. Es necesario declarar la emergencia, pero también repensar la política de modelos productivos sustentables y modelos de edificación sustentables, normativas de clausura/suspensiones de los campos incendiados para recuperación ambiental con acompañamiento a los propietarios, políticas de prevención que contemplen no solo mejor financiamiento, sino también la participación real de la comunidad, incluyendo a las nuevas brigadas, organizaciones sociales, medios comunitarios, para pensar además de prevenir el fuego, reconocer la importancia de cuidar el poco monte nativo que nos va quedando”.
La comunidad organizada: brigadas y vecinos
Una vecina que tiene el fuego a 6 km de su casa dice con tristeza: “Si tengo que decir algo, es la falta de presencia de distintas instituciones: Porque hubo algunos días que sí, vinieron gente de la ETAC, de Manejo del Fuego, bomberos de otros destacamentos, pero son días contados. El día que más gente hubo fue el día este que andaba Milei en el helicóptero, se veía un montón de gente trabajando, pero el día siguiente ―el jueves― no vino nadie. No había nadie que fuera a vigilar y eso estaba controlado, pero no ha apagado”, insiste con desolación.
Junto a otro vecino y un brigadista intentaron apagar el fuego con bidones durante horas enteras: «La escasez de recursos de todo tipo es muy evidente. Dimos aviso de que se estaban recreando focos y no fue nadie, así que fue un trabajo durísimo de subir al cerro y bajar, cargar de nuevo agua en los bidones de un canal que pasa por ahí, volver a subir y así un montón de veces hasta lograr apagar o dejar controlado».
Anoche, al terminar esta nota, cuadrillas de las brigadas comunitarias de la zona, Churqui, La Champa, Pichana y Chañares, salían a trabajar ―autogestiva y comunitariamente― a la zona del Cerro Singuriente. Días antes, habían estado en los Túneles y las zonas de Los Molles.
Si hay algo para hacer hoy en la provincia de Córdoba, concluye Marcela Ledesma del INTA, es avanzar con el ordenamiento de cada uno de los pueblos que viven en zona de bosque nativo. “Hay que plantear una veda respecto del crecimiento de las interfaces, porque cada metro que incrementa el perímetro demandará recursos de lucha que se van a sacar de un territorio de bosque o de un territorio inaccesible para ir a resolver esa emergencia, porque las prioridades sabemos que son las viviendas y los bienes, las vidas humanas y, luego, los recursos de la naturaleza. Entonces, los procesos de ordenamiento hoy son críticos y no solo por el agua ―que es el déficit enorme que todos estos territorios tienen―, sino por el riesgo de recurrencia de incendio y por cómo los incendios de interfaces alteran toda la organización de los esquemas de lucha. Hay que mitigar el riesgo de cada pueblo, de cada casa, de cada habitante que está viviendo en una zona de alto riesgo de incendios en Córdoba. Más allá de que algunos sientan que es la solución punitivista la que va a reducir la ocurrencia de los incendios, la amenaza está ―en muchos casos, por negligencia, por desconocimiento― y, si el fuego se inicia, de poco sirve quedarnos enojados con las causas, sino que tenemos que pensar en cómo reducir la vulnerabilidad de los que están viviendo en zona de alto riesgo de incendio”, finalizó la ingeniera de Villa Dolores.
PARA COLABORAR:
Cuartel de Bomberos Voluntarios de Salsacate
Nro CBU: 0200311301000030000215
Alias: Bomberos.salsacate
Nombre: Asociación de Bomberos Voluntarios de Salsacate
CUIT/CUIL: 30709145270
@brigadachanares
alias: chaniares.brigada
@lachampa.brigada
alias: brigadachampa
@brigada.pichana
alias: brigadapichana
@brigadachurqui
alias: brigadachurqui
*Por Soledad Sgarella para La tinta.