El desastre climático de Río Grande do Sul, un triste espejo para Argentina

El desastre climático de Río Grande do Sul, un triste espejo para Argentina
24 mayo, 2024 por Soledad Sgarella

Las inundaciones en el sur de Brasil tienen cifras críticas y causas claras: deforestación, negocio agropecuario y nulas políticas de protección ambiental. La destrucción de la Amazonía y sus secuelas son un claro ejemplo de las manifestaciones climáticas que sufriremos cada vez con mayor frecuencia y potencia. En esta nota, hablamos con los abogados ambientalistas Enrique Viale y Darío Ávila.

El sur del país vecino vive una catástrofe histórica. Las cifras son críticas y las causas, claras: deforestación y negocio agropecuario. Desde que comenzó el 30 de abril, el temporal de lluvias ha dejado más de 160 fallecidos, 80 desaparecidos, casi 900 heridos y alrededor de 70.000 personas permanecen en albergues provisionales, generando 1.5 millones de afectados.

El panorama empeora: las autoridades de Brasil informaron el miércoles que se esperan fuertes precipitaciones en algunas zonas del sur y parte del centro, y expresaron preocupación por el lento descenso de los ríos, lo que puede provocar más lluvias y más inundaciones y aluviones. Además, se han desencadenado casos de leptospirosis, una enfermedad infecciosa transmitida por la orina de animales, especialmente, ratas.


Hay un dato repetido en todos los portales: es la cuarta vez en menos de un año que la región sufre inundaciones masivas. Porto Alegre recibió 258,6 mm de lluvia en solo 3 días, una cantidad que corresponde a más de dos meses de lluvias.


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Imagen: Thales Renato / Mídia NINJA

La peligrosa interferencia antropogénica

Darío Ávila es un querido y reconocido abogado ambientalista cordobés. Diplomado en Derecho Ambiental en la UBA y diplomado en Ética Climática para la Gestión Local y el Desarrollo en la UNC, el especialista habló con La tinta: «Lo que está ocurriendo en Brasil tiene que ver con el uso insostenible que se viene avizorando del comportamiento humano respecto de la naturaleza. Durante todo este tiempo, ha existido una peligrosa interferencia antropogénica. Las actividades llevadas adelante por el hombre están incidiendo de manera efectiva y real sobre el sistema climático”.

El abogado trae a cuenta el Informe de «Evaluación Mundial sobre la Diversidad Biológica y de los Servicios de los Ecosistemas – Resumen para los Encargados de la Formulación Política», elaborado en 2019 por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), donde se detalla: el 75% de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones considerables; el 66% de la superficie oceánica está experimentando cada vez más efectos acumulativos; entre el año 2010 y 2015, más del 85% de la superficie de los humedales se ha perdido; y 32 millones de hectáreas de bosques primarios o en recuperación se perdieron en el trópico.

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Imagen: Maí Yandara / Mídia NINJA

Enrique Viale, abogado especialista en Derecho Ambiental y fundador de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeAA), dice en diálogo con el medio: «La destrucción de la Amazonía combinada con el cambio climático global tiene consecuencias muy, pero muy concretas. La destrucción que generaron las políticas o, mejor dicho, las ‘no políticas’ ambientales de Bolsonaro tienen estas secuelas, sumado el cambio climático global. Es lo que nosotros llamamos colapsos localizados o focalizados. Ciudades cuyos millones de habitantes pierden todo se van a ir repitiendo cada vez con más asiduidad. Esto es un gran llamado de atención para lo que nos está pasando con Milei en Argentina: las políticas de destrucción y la ausencia de políticas ambientales tiene consecuencias concretas que nos van a pasar acá”.

Ávila enfatiza: “Durante los últimos 50 años, han intervenido impulsores directos e indirectos sobre el sistema climático, y el cambio se ha acelerado de manera precipitada recientemente. Los científicos señalan que, dentro de los impulsores directos, el que mayor incidencia ha tenido sobre el cambio climático ha sido el cambio de uso del suelo, es decir, la expansión de la frontera agropecuaria. La gran extensión de la actividad agrícola se viene llevando a cabo principalmente a costa de los bosques, los humedales y las praderas”.

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Imagen: Thales Renato / Mídia NINJA

Río Grande do Sul perdió, entre 1985 y 2022, 3,6 millones de hectáreas de vegetación nativa, lo que corresponde al 22%. Durante el año 2020 y 2021, se ha deforestado más de 8.172 kilómetros cuadrados de bosque nativo o, mejor dicho, de las reservas de la Amazonía.


Lo que estamos evidenciando hoy en día en el vecino país es un efecto extremo del cambio climático: el cambio de uso del suelo, es decir, la deforestación para permitir y favorecer el avance de la frontera agropecuaria, que es el principal responsable. Río Grande es el territorio donde mayormente se lleva a cabo el monocultivo de soja, de la que Brasil es uno de los primeros productores y exportadores mundiales”, remarca Ávila. 

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Imagen: Maí Yandara / Mídia NINJA

Monte, bosque, amazonía: todo por salvar

La vegetación regula el clima por ser el principal sumidero. Capta y deposita el dióxido de carbono, y elimina el oxígeno, regulando los recursos hídricos. “Esto es conocido como el efecto esponja que producen los bosques, los montes, las selvas… las Amazonías en este caso, que son quienes absorben en gran medida la lluvia y van dosificando el recurso hídrico durante la época de sequía”, indica Darío y agrega: “Las inundaciones, junto con otros efectos, como el calor extremo, el ascenso del nivel del mar, el derretimiento de los glaciares, van a ser pronto manifestaciones climáticas cada vez con mayor frecuencia y con mayor potencia. Si no se produce una transformación sustancial en estos modelos productivos, claramente, la humanidad va a seguir profundizando este tipo de consecuencias ambientales que hoy estamos advirtiendo en nuestro país hermano”. 

Sin bosques, el agua no se infiltra y corre. El barro se acumula, los cauces de los ríos pierden profundidad y, entonces, los desbordes se generan más rápidamente si vuelve a llover.

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Imagen: Thales Renato / Mídia NINJA

El especialista hace foco en que la salida para revertir estas graves crisis de afectación y de degradación ambiental es la imperiosa y urgente adopción generalizada de medidas o de iniciativas por parte de todos los Estados ―es decir, a nivel global―, medidas que tengan características locales, nacionales e, incluso, internacionales de sostenibilidad, y que comprendan todos los sectores extractivos y productivos (incluidos la minería, la pesca, la silvicultura, la agricultura).

“Es necesario mejorar la conservación y el uso de la naturaleza, adoptando, por ejemplo, sistemas agrícolas y ganaderos que sean sostenibles, y haciendo fuerte hincapié en el modelo de la agroecología, la producción campesina y el buen vivir como ejemplos de superación de estos modelos extractivistas y altamente degradantes del ambiente. Además, impera la necesidad de proteger a las especies autóctonas y de llevar adelante un importante plan de restauración ecológica, entre otras cuestiones”, finalizó.

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Imagen: Maí Yandara / Mídia NINJA

*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Maí Yandara / Mídia Ninja.

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Palabras claves: Amazonia, Brasil, Inundaciones

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