Derecho al cielo para jóvenes en contextos de encierro
«Hace meses que no veo el cielo de noche», dice uno de los pibes que participa de los talleres que lleva adelante el equipo de extensión del proyecto Derecho al Cielo de la UNC. Probablemente, es algo en lo que no has pensado, pero quienes están en contextos de privación de la libertad no tienen acceso a los cielos nocturnos y menos a mirar por un telescopio y descubrir todo lo que en la noche se puede ver allí.
Levantar la mirada, ver el cielo, contemplar las estrellas, buscar las constelaciones, adivinar sus formas y ponerle nombre, inventar historias sobre alguna luz titilante es una actividad que no precisa mucho más que tiempo e imaginación. La ciencia de la observación del cielo requiere otras mediaciones, como lo educativo y un telescopio. Algo que ofrecen los observatorios, por ejemplo. Este mundo que se presenta así, tan accesible, no lo es para todes.
“En un Instituto de encierro en Nueva Córdoba, donde estaban alojadas jóvenes, desde el patio interior, se podían ver las ventanas de algunos de los edificios vecinos. Pero a las chicas no se les permitía “mirar hacia arriba” cuando salían al patio, para evitar que hicieran contacto visual con las personas que vivían en esos edificios. De esa prohibición absurda, surgió una propuesta que, desde el principio, buscaba conectar la observación del cielo con una perspectiva de derechos: una actividad en donde mirar hacia arriba fuera condición necesaria para algo más. En este caso, usar telescopios y aprender sobre astronomía”, cuentan quienes integran el proyecto Derecho al Cielo.
Quienes se encuentran en contextos de encierro, como el caso de jóvenes en el Complejo Esperanza, tienen restringido su derecho ambulatorio y otros derechos, como observar, contemplar y aprender de los cielos nocturnos. “La lógica del encierro implica que haya pocas o directamente ninguna oportunidad de realizar actividades nocturnas. Para cualquier persona, pero para la juventud en particular, la noche es un momento que se extraña cuando no se puede disfrutar. La observación astronómica funciona como un excelente motivo para realizar actividades colectivas que combinan el cielo y la noche, además de promover derechos como el acceso a la cultura, la educación y la ciencia en este tipo de espacios”, explican sus integrantes.
Derecho al Cielo es un proyecto de extensión interdisciplinario de la Universidad Nacional de Córdoba que, desde el 2015, acerca talleres de astronomía y visitas al Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC) a niñes y jóvenes en conflicto con la ley penal y privades de sus libertades. Lo llevan adelante voluntariamente profesionales de diferentes disciplinas como astronomía, antropología, psicología, artes, historia, letras, entre otras.
“Hace meses que no veo el cielo de noche”, “¡Hace cuánto que no veía la luna!”, “¿Vamos a poder ver las estrellas?”, son algunas de las frases de jóvenes en los talleres. La población del Complejo Esperanza no suele salir al exterior de noche y las habitaciones donde se encuentran tienen reducida visibilidad hacia el exterior.
Hace 10 años, cuando empezaron a gestar esta movida, una de las preguntas que les surgía era: ¿por qué no? “Las actividades que se hacen en la Universidad y, en particular, en el OAC son abiertas a toda la comunidad. Quienes están en contextos de encierro no tienen la posibilidad de acceder a las mismas actividades culturales, científicas y de esparcimiento a las que acceden otros niños, niñas y adolescentes. Creemos que es un compromiso de la UNC el garantizar que se cumpla el acceso a estos derechos”.
Cuando van de visita al Observatorio, es un momento especial. Implica salir de noche y hacer algo por fuera de sus rutinas y posibilidades. “Cuando ven las imágenes astronómicas que hay en el Museo del Observatorio, reconocen rápidamente algo que vieron, escucharon o leyeron durante los talleres, en la escuela, con su familia o con sus amistades. Esas situaciones son muy importantes porque contribuyen a que puedan verse por fuera de la típica mirada estigmatizante que les rodea y así ser reconocidas como personas con sus propias trayectorias y conocimientos cuando están en el afuera”, explican quienes llevan adelante la propuesta.
¿Quiénes se pueden sumar? Durante todo el año, está abierta la convocatoria para que las personas que estén interesadas en ser parte de la propuesta, ya sean estudiantes o profesionales, se puedan sumar. “Generalmente, a principio de año, empezamos con un ciclo de capacitaciones internas para que quienes se sumen puedan conocer lo que hacemos y la perspectiva desde la cual nos posicionamos. Sin embargo, se pueden incorporar en cualquier momento. Vamos acompañando y brindando información de lo que hacemos antes de empezar a ir efectivamente a los talleres en contexto de encierro”, detallaron desde el equipo.
El proyecto lleva diez años en marcha y, para ello, han contado con diversos apoyos para que sea posible. Lo primero que destacan es que no se necesita de grandes aportes económicos para hacerlo. “No quiere decir que cuando los tenemos no resulten útiles, pero es importante mencionarlo para que, si otras personas o equipos están pensando en hacer actividades similares, no consideren la falta de fondos como una limitación ―como sí pueden serlo en muchas otras―”.
Desde el principio, cuentan con el apoyo institucional del Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC) para costear algunos gastos como los fondos para el transporte de las visitas y para el uso de instrumentos, telescopios, lásers, proyector, etc. Esto permitió que desarrollemos los talleres durante los primeros años. Ahora, el equipo tiene sus propios instrumentos y materiales, lo han hecho a lo largo de años de subsidios y becas de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNC y de un financiamiento general para las actividades en contexto de encierro que se hacían desde la UNC, ingresos que no son sostenidos en el tiempo y que deben aplicar cada año, lo cual no es sencillo. La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SeNAF) de la provincia de Córdoba provee el transporte para los talleristas.
Si te interesa ser parte o apoyar de alguna manera, podés contactarte por las redes del proyecto.
Pero miro hacia arriba.
Las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.
Octavio Paz
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: proyecto Derecho al Cielo.