Un déjà vu del 2002: las ventas minoristas cayeron 52% en apenas cuatro meses
El primer tramo de la era Milei marca una depresión económica comparable a la vivida hace unas dos décadas. Crece el endeudamiento para gastos corrientes.
La Federación Comercial de Córdoba (FEDECOM) relevó una caída de ventas interanual del 52% en el primer cuatrimestre del gobierno de Javier Milei y la equiparó con la profunda recesión vivida post Argentinazo, en el aciago 2002. La estadística es contundente: no hay una sola medición positiva entre las 44 realizadas por la entidad entre enero y abril, a la vez que crece el uso de tarjetas de crédito para financiar las compras básicas y necesarias para la vida diaria.
La FEDECOM es una entidad de segundo grado y amplia cobertura territorial que, desde hace años, mide 11 variables del consumo regular; desde alimentos a medicamentos, pasando por muebles, juguetes e indumentaria, entre otros. Como se verá, no todos rubros de primera necesidad, pero, en esta etapa, unificados bajo el denominador común de un tremendo impacto negativo en las ventas. Un fenómeno que no es nuevo y que, al decir de algunos seguidores del tema, está por cumplir dos años, pero que ―motosierra, licuadora y devaluaciones mediante― se profundizó en 2024.
A la medición del -52% en el volumen general de ventas minoristas en Córdoba se llega sumando los guarismos de los meses de enero (-12,8%), febrero (-4,2%), marzo (-18,7) y abril (-16,3), en relevamientos realizados por la entidad en todo el territorio provincial. Los rubros que experimentaron mayor caída en el cuatrimestre analizado fueron Alimentos y bebidas (-63,5%), y Electrodomésticos y artículos electrónicos (-59,8%); mientras que, en el otro extremo, sintieron el impacto de la crisis, pero en menor medida los ítems Farmacia (-20,3%) y Neumáticos y repuestos (-31,3%).
Otros rubros relevados fueron Artículos deportivos y recreación, con una baja de ventas del orden del -33,9%; Calzados y marroquinería, -51,5%; Ferretería y materiales para la construcción, -45,3%; Indumentaria, -50,4%; Juguetería y librería, -52,4%; Muebles y decoración, -42,3%; y Perfumería y cosmética, -37,4%.
Ropa y alimentos aparecen así entre los ítems más recortados, mientras que las familias cordobesas priorizaron el gasto en medicamentos, el mantenimiento de los medios de transporte automotor y la práctica recreativa y deportiva, temporada estival mediante.
En los dos extremos de las 44 mediciones (11 rubros relevados durante esos cuatro meses), sonríe el sector de Farmacia (apenas -1,3% en febrero) y sufren los comerciantes que transan Alimentos y bebidas (-22,7% en marzo). El desplome empero es general, trasciende a los números y se traduce en cierre de comercios y pérdidas de fuentes de trabajo; una mera caminata por las arterias comerciales de la capital provincial permite apreciar persianas bajas y locales vacíos. Porque en el primer cuatrimestre de 2023 estábamos bien, solo que no lo sabíamos.
“Agonía”
“La agonía del sector comercial se profundizó a partir de noviembre del año pasado y ya se extiende a 23 meses ininterrumpidos”, señaló Fausto Brandolin, presidente de FEDECOM, e insistió con que el Gobierno de Córdoba y la Empresa Provincial de Energía instrumenten alivios en materia energética. Porque, a la crisis general que impacta de lleno en las ventas, se suma un aumento sustantivo en las tarifas de la energía eléctrica, retiro de subsidios mediante. En esa línea, días atrás, la entidad lanzó una campaña bajo el lema: “En Córdoba, la luz apaga al comercio”, y consideró que “EPEC y las cooperativas deben transparentar sus cuentas, porque el ajuste debe ser parejo para todos”. Si a esta variable se le suma la desregulación del mercado de alquiler, alcoyana-alcoyana, todos nominados.
Este contexto crítico es alertado también por otras entidades. En abril, el Centro de Almaceneros de Córdoba relevó una caída del 30% interanual y, para el mismo mes, la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Córdoba (CASAC), que agrupa a grandes superficies comerciales, señaló que las ventas “siguen muy retraídas, en torno al 7% interanual medida en unidades”. Víctor Palpacelli, su titular, indicó: “La economía está enfriada y estancada, y esto repercute directamente en nuestra entidad. Eso se viene profundizando y, en los últimos dos meses, ya es muy marcado, producto del aumento de los precios y la pérdida del poder adquisitivo, lo que ha impactado directamente en el consumidor”, completó.
Al mismo tiempo, se registra un retroceso en la escalada inflacionaria, aunque empujado por la descomunal retracción del consumo. Pese a esa desaceleración, en la provincia, el costo de la canasta para una familia tipo de clase media de cuatro integrantes, conformada por alimentos, bebidas, artículos de tocador y productos de limpieza, supera los $430.000 y contando.
Tarjetear es la tarea
Otro fenómeno relevado por la FEDECOM en el cuatrimestre es la creciente utilización de tarjeta de crédito para financiar consumos básicos. En el promedio de los cuatro meses analizados, el 63,75% de las ventas se efectuaron mediante esa vía, mientras que, de contado, se comercializó solo el 36,25% del total. El mes en el que hubo más toma de deuda fue enero, con 74% de ventas vía plástico, mientras que, en marzo, el caudal de operaciones se dividió casi en partes iguales y abril mostró un repunte en el uso de las tarjetas.
La tendencia preocupa toda vez que el agotamiento de los límites crediticios termina impactando negativamente en las ventas y, además, porque las moras en los pagos con las consiguientes refinanciaciones de esas deudas generan un círculo vicioso que deviene en menor capacidad de compra de los usuarios.
*Por Adrián Camerano para La tinta / Imagen de portada: Resumen Latinoamericano.