Paro contra el vaciamiento educativo: «Hay que reconstruir la Universidad como espacio de diálogo político»
Universitarios van al paro este lunes 26 de febrero, en confluencia con la medida de fuerza convocada por CTERA. Reclaman paritarias libres, pago del FoNID y más presupuesto universitario, entre otros puntos. Dialogamos con Leticia Medina, de ADIUC y CTA Córdoba: «El ajuste no es el camino para saldar las deudas que la Universidad tiene con la comunidad».
Asociaciones gremiales docentes de los distintos niveles educativos confluyen este lunes en un paro nacional contra los recortes impulsados por el gobierno del presidente Javier Milei.
Desde que asumió -hace menos de tres meses-, el Ejecutivo viene impulsando proyectos y reformas que implican importantes retrocesos para el sistema educativo, en general, y la Universidad Pública, en particular, licuando los salarios docentes y amenazando el pleno funcionamiento de las instituciones universitarias públicas mediante la asfixia presupuestaria.
Lejos de la mentada promesa de campaña de que al ajuste lo iba a pagar la casta, ya es evidente que el programa de “shock” que lleva adelante la Nación recae sobre las espaldas de las y los trabajadores. Y por supuesto que los docentes universitarios no quedan afuera de esa embestida: solo entre diciembre del 2023 y febrero de 2024, la caída del salario en el sector fue del 38,1%.
Para compensar la inflación de diciembre, enero y febrero, el Gobierno nacional ofreció apenas una suba del 6%, que se agregaría al 10% ya acordado en la revisión salarial de noviembre. Tras ser rechazado por todas las federaciones docentes universitarias, el brutal ajuste fue decidido y ejecutado en forma unilateral por las autoridades nacionales, explicitando el objetivo de pulverizar los salarios y destruir las paritarias.
A esto se suma la gravísima situación presupuestaria. Rectores y rectoras de Universidades nacionales de todo el país firmaron el miércoles pasado un comunicado conjunto para advertir que no podrán funcionar si no actualizan sus partidas presupuestarias, que siguen siendo las mismas que en 2023, con una inflación acumulada del 254% en los últimos 12 meses.
Con este presupuesto, solo hay plata hasta mitad de año y se prevé un panorama de achicamiento de funciones que son claves para la inserción de la Universidad y su vínculo con la comunidad: solo actividades estrictas de enseñanza y deterioro de todas las otras funciones que tienen que ver con la extensión, la transferencia, la vinculación social y, por supuesto, la investigación.
La lucha por el sentido común
En diálogo con La tinta, Leticia Medina, secretaria adjunta del gremio docente universitario ADIUC, subrayó la necesidad de reconstruir nuevos consensos en torno al rol del Estado y la importancia de la intervención estatal en la educación.
«Es necesaria una rediscusión profunda acerca de cómo ha funcionado el Estado, en qué cosas no ha ofrecido las soluciones necesarias y cuál es la forma en la que quisiéramos vivir en sociedad. Hoy parece que prevalece la idea de que el individuo está por encima de lo social, de que el individuo puede desarrollarse de mejor manera prescindiendo de lo común, prescindiendo de lo social», sostuvo Medina.
La también secretaria general de CTA Córdoba destacó que son cuestiones que hay que poner en discusión en las aulas y en las instituciones: «Creo que ahí hay un desafío importante: reconocer la dimensión colectiva como una condición necesaria para la vida y volver a darle un sentido que sea un sentido que contenga y que oriente los deseos y los proyectos individuales».
Para enfrentar estas políticas de ajuste, desde ADIUC exponen que es necesario reconstruir la comunidad universitaria como espacio de diálogo político, entre profesorado y estudiantes, así como entre investigadores, docentes y no docentes.
«Construir la comunidad sobre la base, no de un interés corporativo, sino sobre la discusión política profunda, sobre el sentido de la Universidad, su para qué. Es decir, volver a trazar horizontes y objetivos comunes para recuperar también a la Universidad como una herramienta para el desarrollo de la transformación social».
Leticia Medina señaló que esa tarea fundamental se debe transitar junto con organizaciones del sector, pero también acercándose a otras agrupaciones como el conjunto de las centrales sindicales, las organizaciones de la economía popular y otras organizaciones con las que también hay que crear canales de diálogo y formas de acción.
«La Universidad no puede defenderse sola porque es una institución que su sentido se construye, su legitimidad se construye, en su capacidad de diálogo, de ser puente y de ser también solución, alternativa y horizonte para el conjunto de la sociedad», concluyó.
* Por Ezequiel Luque para La tinta