Massa dio el batacazo y picó en punta para la batalla final
El domingo 19 de noviembre, se realizará un balotaje que anticipaban todos menos La Libertad Avanza y los medios que la fogoneaban. La debacle de Bullrich, el rol de Schiaretti y la paradoja de Massa.
A los medios mainstream les falló la profecía autocumplida, ese machacar y machacar hasta lograr un objetivo-deseo que se dio de patadas con la realidad. Si este 22 no pocos fogoneaban un triunfo de Javier Milei en primera vuelta, los primeros datos que se conocieron de manera extraoficial les obligó a guardar violín en bolsa y desplegar sarasas para llenar el horario prime time. Las caras largas de muchos conductores de TV fueron el mejor indicio de un boca de urna que se confirmó pasadas las 21:15.
El primero que salió a relativizar resultados fue Guillermo Francos, eventual ministro del autodenominado “libertario”. Por si algún despistade no lo ubica, el muchacho inició su carrera durante dictaduras, fue ladero de Domingo Cavallo en los 90, fue luego funcionario sciolista y se presentó públicamente como asesor de la campaña de Milei mientras aún fungía como integrante del gobierno de Alberto Fernández. Más casta no se consigue.
Antes de esas relativizaciones, fueron también referentes del espacio de Milei los protagonistas de algunas de los principales altercados de un domingo en el que se votó en paz. Temprano, el candidato a jefe de gobierno porteño, Ramiro Marra, casi se trompea con un vecino. Luego, la candidata a diputada nacional, Lilia Lemoine, salió del cuarto oscuro exhibiendo boletas propias en la mano, desparramaron denuncias de fraude sin sustento empírico ni formalidad alguna, entre otras lindezas.
También del lado perdedor, otra perlita la dio el expresidente Mauricio Macri: se coló en la fila para sufragar y rompió la veda al decir que habría balotaje, cuidándose -claro- de anticipar entre quiénes. Por si era poco, el momento del voto fue inmortalizado con una foto en la que aparece de fondo un mural escolar protagonizado por… un gato.
Los desatinos, el hastío, el ausentismo
Los días que vienen serán pródigos en análisis acerca de qué ocurrió entre unas PASO en las que Milei irrumpió fulgurante y una elección en la que apenas logró mantener aquellos votos logrados. En rigor, lo del “libertario” fue todo resta, en tanto de aquella primaria a esta primera vuelta votó más de un millón de personas que en agosto había optado por quedarse en sus casas. Fueron sin dudas claves los desatinos discursivos de los últimos días de campaña, romper relaciones con el Vaticano y la posibilidad de desconocer paternidades rankearon alto.
A caballo del trillado hastío social con una clase política que no le soluciona la diaria, la concurrencia general fue empero pobre, por debajo de los mínimos históricos. La segunda vuelta mejorará (algo) esos números.
De arremetida, Massa
Al cierre de esta nota y escrutado más del 90% de las mesas, eran seis los puntos de diferencia del oficialista Sergio Massa por sobre el ganador de las PASO. Se insiste en lo prematuro para determinar qué pasó, pero se apunta tanto lo patente que quedó cuán impresentable es la propuesta “libertaria” como el notorio cambio de timón en la estrategia electoral de Unión por la Patria. Y es ahí cuando a Massa hay que darle la derecha en decisiones claves que inclinaron algo el fiel de la balanza; la devolución del IVA en compras de la canasta básica, el nuevo IFE y otras medidas del tipo impactaron positivamente en una base electoral que resulta la más castigada por la inflación galopante.
La incógnita de JxC
Qué pasará con el otrora poderoso Juntos por el Cambio es otra de las preguntas que comenzará a responderse en las próximas semanas. La de Bullrich fue una pésima elección, no sólo porque apenas arañó el 24%, sino principalmente porque no supo ya no sumar votos propios, sino siquiera retener los de su archirrival Horacio Rodríguez Larreta. Esto pese a la excelente performance de la coalición en los comicios provinciales, donde desde el 10 de diciembre el mapa nacional exhibirá una amplia mayoría de distritos pintados de amarillo. Este domingo, Juntos por el Cambio sólo pudo imponerse en una CABA que gobierna desde hace más tiempo que el recomendable.
Tercera en discordia, perdidosa desde antes de las 8 del domingo, la ex ministra de la Alianza y titular de Seguridad cuando la muerte de Santiago Maldonado y el crimen de Rafita Nahuel atesora empero más de cinco millones de votos que muy difícilmente irán al kirchnerismo al que quiso exterminar, en la que fue casi su única propuesta de campaña. Sin explicitar su apoyo a Milei, en su discurso dominguero reafirmó que nunca avalará “el populismo”. Más claro, agua.
Córdoba va
A caballo de un buen desempeño en los debates presidenciales, el gobernador Juan Schiaretti superó ampliamente el 3,71% de agosto y se alzó con un 7,2% que le asegura no sólo representación parlamentaria, sino un rol de cara a noviembre. Aunque perdió en su pago chico, el ex representante del peronismo cordobés -exaliado de Massa en la fallida experiencia conocida como UNA- hizo una excelente elección capitalizando votos de Larreta que no acordaban con la mano dura bullrichista y que surfean por una ancha avenida del medio que en noviembre no tendrá lugar.
Mientras corren las horas y aparecen nuevas variables para enriquecer el análisis post escrutinio provisorio, el dato concreto es que ganó la elección el ministro de Economía de un país que ostenta un 40% de pobreza y una inflación mensual de dos dígitos y casi el 140% interanual. Verdadero milagro que se explica más en lo impresentable y, por momentos, bizarro de sus rivales que en los aciertos del candidato, y mucho menos de una gestión nacional que quedará en el olvido más temprano que tarde. Nunca fue tan vigente el meme: Argentina, no lo entenderías.
Dos modelos de país
El balotaje entre Massa y Milei plantea dos modelos de Estado, dos perspectivas de país, dos paradigmas antagónicos en clave de derechos. Se entiende la euforia oficialista, pero es temprano para festejos: el escenario está abierto, los “mercados” jugarán su juego, Sergio Massa picó en punta, pero no la tendrá fácil.
El 19 se juega -quizás como nunca antes desde 1983- el destino de la patria.
*Por Adrián Camerano para La tinta / Imagen de portada: Marcelo Endelli.
