Se realizó el primer Festival de Teatro de Títeres del oeste cordobés
Durante el mes de septiembre, en escuelas rurales y centros comunitarios de los departamentos Pocho, San Vicente, San Javier y San Alberto, se llevó adelante el festival Del Derecho y del Revés, por los derechos de las niñeces y adolescencias del oeste cordobés. Teatro y títeres pusieron en valor el trabajo colectivo en red de los espacios de arte y participación de la zona.
En el mes de la primavera, las localidades de San Tiburcio, Las Jarillas, La Cortadera, San Vicente, San Isidro, Las Tapias, Villa de Las Rosas, Los Molles, Rodeo de Piedra, Dique la Viña, Villa Dolores y Cura Brochero se convirtieron en sedes para recibir al tan esperado Festival Itinerante del Derecho y del Revés. Con funciones, talleres y juegos, se apostó a tejer comunidad y generar espacios para repensar los derechos de las infancias y adolescencias.
“Estuvimos en una escuela donde solo tenían 3 alumnos y su maestra era la segunda vez que veía una obra de títeres; en otra escuela rural de 7 alumnos y también en escuelas de más de 150 alumnos”, dice Veronica Reffo, integrante del Colectivo Titiriseres Traslasierra. En diálogo con La tinta, nos cuenta que fueron muchas las personas y los colectivos que trabajaron de manera coordinada para llevar adelante todas las actividades. La idea surgió porque el oficio de titiriteras es de por sí itinerante y llevan sus obras a todo tipo de espacios y lugares: teatros, escuelas, bibliotecas, clubes y patios de casas.
“Creemos en el potencial que tiene el arte como herramienta para la transformación social y en lo importante que es llevar propuestas a lugares alejados de los centros urbanos. La cultura es un derecho al igual que lo es la educación, la salud, la vivienda digna y no debe postergarse. Como mayoritariamente trabajamos con infancias, pensamos en trabajar con los derechos y repensarlos en comunidad. Por eso, el festi se llama ‘Del Derecho y del Revés’, entendiendo que muchos de nuestros deseos son nuestros derechos”, expresa Verónica Reffo.
Los ejes temáticos transversales a todo el ciclo fueron el derecho de niñas, niños y adolescentes a la ciudadanía, a la participación y a la migración, a un desarrollo y crecimiento protegido, a educación de calidad y a una convivencia saludable sin violencias. Se tomó el concepto de niñeces en un sentido amplio y plural: no todas las niñeces son iguales, no es lo mismo vivir en el campo que en un pueblo o en la ciudad, cada entorno es diferente y crea un universo diferente.
La organización del Festival articuló con el Movimiento Campesino de Córdoba, que conoce la realidad de los entornos rurales y viene trabajando en esos territorios con la Biblioteca Popular de Villa de las Rosas, quien dispuso de una valija viajera para el fomento de la lectura. También fueron parte el Instituto Nacional del Teatro y la Defensoría de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes de la Provincia de Córdoba.
Cada jornada tenía una función de teatro de títeres, con elencos de amplia trayectoria provenientes de distintos lugares del país (Neuquén, San Luis, Chaco, Córdoba, Buenos Aires): como Ulularia, Manos a la Obra, Compañía Sóniko Mágica, Grupo Bermejo, Umami, Rey Sifón, Animaladas Títeres y Titiriteras Traslasierra.
“Una de las cosas lindas del festi es cómo los espacios, los comedores de las escuelas, las aulas, las galerías y los patios de casas se reconvirtieron en salas de teatro. Cómo la sombra de un algarrobo albergó un taller de grabado y las paredes fueron lienzos donde quedaron las pinturas de la comunidad”, detalla Verónica.
Arte para todes: talleres y muraleada
Los títeres siempre tuvieron el efecto magnético de atrapar nuestra mirada y hablarnos directo al corazón. No hay manera de escapar del mundo mágico que inventan y, si hay posibilidad de crear uno con nuestras propias manos, la magia se multiplica. Son infinitas las posibilidades para darle identidad a cada títere y para eso hay que elegir un nombre, pensar qué amigos tendrá, si le gustará comer helado o chizitos, si reirá a carcajadas o llorará tragándose los mocos, y si tendrá el sueño de viajar en cohete. Mucho de eso sucedió en los talleres de construcción de títeres, donde se trabajó en pequeña escala para dar vida a estos seres confeccionados con goma espuma, trapitos, lanas, cartón y papel.
Con la intención de que las infancias y adolescencias sean, además de espectadoras, protagonistas del hecho artístico, se realizaron también talleres de grabado, modelado en arcilla y murales colectivos durante el desarrollo de todo el festival; coordinados por el Colectivo artístico La Aguadita y el Colectivo Titiriseres Traslasierra. El «Mistol de los deseos» es la pieza artesanal confeccionada exclusivamente para el festival, donde quedó plasmado que muchos de nuestros deseos son nuestros derechos.
El Festival va creciendo y apunta a la formación de nuevos públicos con el objetivo primordial de garantizar que las poblaciones accedan a propuestas teatrales al menos una vez al año. En la c,omuna de San Vicente, donde se agruparon todas las escuelas rurales de la región, la concurrencia fue de más de 100 niñes. En la comuna de Luyaba ocurrió lo mismo que en la escuela primaria Yapeyú del paraje San Isidro, donde se juntaron todas las escuelas de la región y más de 90 niñes participaron de la jornada. También se realizaron funciones en la escuela secundaria campesina de La Cortadera, la escuela primaria de San Tiburcio y en el Centro Comunitario de Las Jarillas.
Una experiencia que puso en valor la importancia del trabajo mancomunado en red en cada uno de los territorios por donde itineró y dio protagonismo al encuentro de infancias y adolescencias con el arte y el teatro, y también con sus derechos y deseos.
*Por Fernanda Albornoz para La tinta / Imagen de portada: Festival Del Derecho y del Revés.