“Coevolucionar con la inteligencia artificial. ¿Un futuro no demasiado humano?”
Para esta tarde, el Gremio de los Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba (ADIUC) propone una charla con Flavia Costa y Javier Blanco, dos especialistas en inteligencia artificial y sociedad artificial de renombre, quienes comparten una mirada crítica, pero no distópica. Con la intención de analizar cuáles son los problemas y desafíos en el desarrollo de las tecnologías computacionales y digitales, el 5°encuentro del Ciclo «Preguntas para un país» es una actividad libre y gratuita, y se desarrollará en la sede de la asociación de ciudad universitaria hoy a las 18 horas.
En nuestro día a día, en las actividades que realizamos tanto en el ámbito laboral como en el personal, nos vinculamos de múltiples maneras con la tecnología. El ejemplo más tangible, quizás, sea el uso del celular: ese dispositivo que nos brinda asistencia para despertarnos, definir qué ponernos para salir a la calle, chequear agenda, informarnos o hacer transacciones económicas. El celular nos habilita el acceso a múltiples plataformas que están pensadas por personas que desarrollan tecnologías –en constante cambio y evolución– y aplican la hoy famosa “inteligencia artificial”: IA.
¿Sabemos qué es realmente la IA? ¿Podemos dimensionar el vínculo cotidiano que establecemos con ella? ¿Qué implica hablar de sociedad artificial? ¿Cuáles son los diversos futuros potenciales y las posibilidades emancipatorias inscriptas en las tecnologías computacionales: las conocidas y las por venir?
Desde La tinta, nos acercamos a dialogar con los panelistas de esta charla para entender cuáles son los desafíos y debates en torno a estos interrogantes.
Javier Blanco es doctor en Informática por la Universidad de Eindhoven, Países Bajos, y actualmente es profesor titular de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación de la Universidad Nacional de Córdoba. Es director de la Maestría en Tecnología, Políticas y Culturas, de la misma Universidad. Especializado en las áreas de filosofía y computación, filosofía de la información y filosofía de la técnica, es también el secretario general de ADIUC.
No es la primera vez que comparte un espacio de encuentro con Flavia Costa, doctora en Ciencias Sociales (UBA), investigadora del CONICET, docente y editora, cuyo tema central de investigación es el impacto de la tecnificación y, en particular, de la digitalización en la vida social, política y cultural, así como la influencia de la hibridación humano-máquina en los modos de actuar sobre el mundo y de autocomprendernos como agentes de la escala planetaria.
Considerando sus formaciones en las ciencias sociales y en la informática, la charla tendrá una impronta fuerte en la dimensión filosófica, social y cultural. Ambos comparten una mirada crítica, pero no distópica o pesimista sobre las nuevas tecnologías, observando una serie de riesgos, problemas y desafíos en el desarrollo de las tecnologías computacionales y digitales, con la intención de entender los posibles futuros que se abren a partir de estas transformaciones y sus integraciones políticas, sociales y culturales.
¿Qué implica coevolucionar con la IA?
Desde los medios digitales, observamos en lo cotidiano cómo las redes informáticas son constitutivas de los procesos de subjetivación. Tratamos de prestar atención, entender cómo funcionan, para qué, con qué objetivos, aunque también registramos en el cuerpo esa angustia, esa sensación de que nunca es suficiente, que no llegamos a entender un algoritmo de Instagram y ya aparece uno nuevo, de que la tecnología, la IA, siempre está un paso adelante de lo que podemos asir. Convivimos con eso y el desafío de construir estrategias comunicacionales más efectivas.
Ante esto, Javier Blanco manifiesta que la capacidad evolutiva de los sistemas digitales y computacionales es algo que cuesta mucho medir y dimensionar en términos históricos: nunca una tecnología evolucionó tan rápido como esta, en tiempos supra-humanos. Incluso en el presente, los sistemas evolucionan sin la intervención humana directa. Pero la evolución es indiscutible y, como tal, el desafío es encontrar mejores orientaciones, ahí está la discusión tecno-política que es lo que estamos tratando de llevar adelante.
“Entramos en un momento de la humanidad donde las mediaciones -a través de las cuales se establecen las nuevas formas de subjetivación- están en continuo cambio y evolución. No hay un punto de llegada, ese cambio es la manera de estar en el mundo. Los actores globales más fuertes del sistema buscan achicar las posibilidades para mantener sus espacios de privilegio económico, político y de poder. Frente a eso, creo que la mejor apuesta social es una diversidad de trayectorias tecno-políticas que permitan construir mundos alternativos posibles”, expresa Blanco.
En una entrevista reciente que pueden escuchar acá, la investigadora Flavia Costa puntualiza sobre el desarrollo de cuatro recomendaciones de seguridad operacional relacionadas a la estabilidad del sistema. La primera es la robustez de los desarrollos y de su implementación, que haya buena calidad de datos, que estén bien elegidos y que sean consistentes con la pregunta que se realiza con el fin de evitar sesgos y su consecuencia, errores. La segunda, el monitoreo con un ente autárquico que esté controlando estos sistemas. La tercera, y muy en boca de discusión actualmente, los mecanismos de reaseguro respecto a la alineación con los valores humanos. Y la cuarta recomendación, el pensamiento sistémico de la seguridad.
“Más que inteligencia artificial, la idea central es la de sociedad artificial. Cómo coevolucionar con los grandes conjuntos técnicos que aceleran el análisis y la gestión de la reproducción social. Parte de lo que eso requiere es el tratamiento con los grupos sociales y los riesgos de los sesgos, riesgos de naturalización de determinada optimización productivista por encima de otros valores como la diversidad, la diferencia, la posibilidad de otros ritmos”, puntualiza Flavia Costa.
Un ejemplo del uso actual de la IA es el software Prometea utilizado en la Fiscalía de la Ciudad de Buenos Aires, que automatiza la producción de dictámenes con personas que luego los revisan, mejoran y corrigen, pasando de ser redactores a controladores. Otro ejemplo que estamos incorporando socialmente es el ChatGPT, el chat entrenado para responder preguntas y generar textos y resúmenes.
Con respecto al marco regulatorio y considerando la primera normativa sobre IA promulgada recientemente en la Unión Europea, la especialista brinda su mirada sobre el panorama local. “En la Argentina, aún no hay nada sobre este tema. Estamos trabajando con distintos actores no muy coordinadamente y esa es una de las recomendaciones que desde los equipos técnicos de las universidades estamos intentando impulsar: una mayor coordinación entre las distintas agencias estatales para una iniciativa nacional. Una agencia nacional de las tecnologías digitales e informacionales que no sea exclusiva, sino que involucre a la IA, dado que en la escala del desarrollo local todavía no se requiere tanto”, concluye Costa.
*Por Fernanda Albornoz para La tinta / Imagen de portada: Télam.