Pinchar la noche cordobesa

Pinchar la noche cordobesa
8 septiembre, 2023 por Verónika Ferrucci

Fantasía, Princesa Luisy y Tubebere4l retratan cómo es el oficio de ser DJ como artista, productor y performer. Y cómo es habitar la nocturnidad cordobesa desde las identidades queer. Un set sobre las oportunidades que faltan y los espacios autogestivos que cobijan los deseos. 

«Hey, Mr. DJ, ponme mi canción que quiero bailar con mi amor y cuando la música empieza no quiero parar», dice el hit de la reina del pop que hizo bailar al mundo. Era el octavo disco de Madonna que inauguraba la década del 2000. El mundo ese que se encendió en las pistas era otro; la noche electrónica no era masiva y en las cabinas no había mujeres ni personas queers. Mucha y variada música pasó por las bandejas hasta que la noche se transformó. ¿Cuántas pibas, travas, trans hay pinchando la noche cordobesa? ¿El mundo es otro? Sí, claro, aunque no son fáciles ni justas esas comparaciones. 

Algunas realidades se movieron, más o menos, de lugar. Por ejemplo, tenemos una ley de 2019, la 27.539, que garantiza un cupo femenino y de otras identidades de género autopercibidas para eventos musicales. En cada line up donde haya tres o más artistas, debería haber al menos una mujer y, a partir de los diez artistas programados, el cupo se cumpliría con el 30%. ¿Y con esto alcanza? Obvio que no. Pero es interesante pensar que hubo contextos de época que allanaron el camino, pero, sobre todo, hubo mucha organización trava, marika y feminista que se hizo lugar. 

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Imagen: Nicolás Panero

Fantasía tiene 26 años y es de Río Negro. Hace 8 años llegó a Córdoba para estudiar. Su lado artístico fue pasando, más allá de que siempre tuvo una conexión con diferentes expresiones del arte, la música y el teatro -la comedia musical en particular-, no estaba concretamente en esas búsquedas. La primera vez que musicalizó fue porque alguien se lo pidió para una fiesta. Nunca lo había hecho. Ahí empezó su viaje como DJ. “La música estuvo muy presente en mi vida y siempre tuve mujeres referentes que incluso hoy me acompañan, como Madonna, por ejemplo. Intento revivir cosas de cuando era chica y que me gustaban de ellas, desde su música hasta su presencia en el escenario. Hoy puedo hacerlas. Soy drag queen y es una herramienta que uso como performance para musicalizar, es parte de crear un concepto, es un ámbito bastante versátil y hay una infinidad de cosas que se pueden hacer”.  

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Imagen: Diana Segado para La tinta

La Princesa Luisy también es sureña, vive acá hace muchos años. “Yo empecé porque me gusta la fiesta, así como escuchaste -risas-. Venía habitando la noche con el perreo y la danza, soy profe de twerk y estaba explorándome desde ahí, no como un lugar academicista, sino de disfrute y como algo político. Porque los eventos nocturnos son políticos; cuando se trata de pensar espacios para personas queers, travestis, trans, lesbianas, gays, con diversidades corporales como las gordas haciendo twerk. Conecté con el reggaetón, neo-perreo, cumbia, RKT, básicamente con la música que permitiera mover el orto. Y empecé con set con esos géneros, después fui explorando al funky y pop. Te vas armando tus carpetitas de diversas músicas. Jugás con lo que te gusta y lo que te pide el público: esa es la creatividad del DJ de preparar algo para un evento y proponer un set, a veces más armado y ensayado, y otras con la capacidad de leer al público”.

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Imagen: Nicolás Panero

Tubebere4l es travesti masculino, es de Tucumán y vive acá hace un par de años. Toca hace poco, comenzó a ocupar espacios con la estética de la música popular “el cachengueo”, dice. La música siempre estuvo en su vida, la radio estaba prendida desde la mañana a la noche en su casa. “Mientras mirabas la novela, cantabas parte de la canción que pasaban en la radio. Y siempre hubo momentos específicos en los que las canciones me abrazaron de diferentes maneras. Lo mío es la cumbia, RKT, reggaetón, todo lo que sea cachenguero porque soy norteño. Me gusta que la gente baile porque siempre es un lugar de encuentro.

Para seguir en la nota, es fundamental que le des play a alguno de los siguientes sets: 

Aprender el oficio 

Son parte de una generación criada con lo último de la cultura del cassette y la transición al CD. La vedette fue el mp3, con el que se pasaban música por infrarrojo en el cole, frente a frente, para no perder la conexión y lograr tener toda la música nueva. Tubebé recuerda que, en su pueblo tucumano, un local tenía un cartel que decía: “Vendo pendrive con música”. “En esa época, no había internet ni compu. Yo cada 3 o 6 meses me compraba un pen y tenía carpetas con toda la música del momento”. Fantasía pasaba horas con MTV: “Me veo bailando frente al tele ‘Music’ de Madonna. Vivía mi fantasía en mi cabeza de que estaba dentro del video”.

No estaba en sus planes ser DJ, fueron llegando al oficio de diferentes maneras, pero hay algo en común: la forma de aprenderlo. Hay circuitos formales e informales, como en todo. Pero particularmente para quienes habitan el mundo queer y diverso, las formas colectivas y solidarias de enseñar y aprender son una forma de vivir. Hay un nombre que aparece en las tres historias de cómo llegaron al mundo DJ: Santa Rita, quien ha sido hacedora. 

Con Fantasía, las unió Tarde Marika y las fiestas en la MariCasa. Ahí crearon una perfo que se llama Lady Chalas -por la Gaga y las chalas-, era una reversión del dúo español que estaba de moda y que juntaba toda la mariconada musical. Después, Fantasía empezó a ver tutoriales en YouTube de cómo mezclar música, cómo usar un controlador, descargar programas y probar, jugar. “Con las oportunidades que gente cercana me fue dando, pude tener mis equipos y pude profundizar en el oficio. Ya había trabajado en la noche como drag queen y sabía cómo moverme, porque no es fácil la noche. Para mí, ser DJ es musicalizar la vida, poder transitar la vida como con la música y es algo que nunca imaginé y que amo”.  

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Imagen: Diana Segado para La tinta

Luisy se mudó con Ludo y Santa Rita en la pandemia para sobrellevar el encierro, se montaban y Santa Rita pasaba música. Un día, se cansó y Luisy agarró el YouTube, lo volvió a hacer otra vez y Rita le dijo: “Vos podrías ser DJ. Así empezó todo, me enseñó a usar un programa, el controlador y después todo full autodidacta. Poco a poco, se fueron dando espacios para practicar. Y mucho depende de eso, de tener oportunidades donde construirse en el oficio”. 

Bebé estaba atravesando una depresión el año pasado y la santa de las DJ le prestó su consola: “Me dijo: ‘Vos que escuchás música todo el día, ¿por qué no empezás a mezclar?’. Hoy es el único trabajo que disfruto. Me sale bien y me gusta. La música me ha sanado y ahora me da oportunidades laborales que, de otra manera, no tengo. Como persona trans, no tengo muchas ofertas de trabajo, menos en las que pueda manejarme como quiera y sentirme bien. Decidí tomarlo como un trabajo, yo siento que transmito herramientas para sanar y para el placer. Musicalizar es tener las herramientas para que la pases bien un rato y puedas dejar otras cosas un tiempo”. 

Han generado redes de amigues con quienes no solo intercambian conocimientos y experiencias, sino también los equipos, algo que no todo el mundo quiere prestar, porque son caros y, por eso mismo, no siempre se puede acceder, ni hablar de pagar una escuela de formación. 

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Los eventos donde tocan son mayoritariamente autogestivos o forman parte de una comunidad queer, espacios en donde se articula la celebración de sus corporalidades e identidades, la noche y la fiesta. De a poco, se abren puertas en otros lugares, como el ciclo Club de Transnoche en Dadá Mini del que participaron. “Estamos apareciendo en la escena cordobesa, habitamos otras fiestas, hace poco estuve en la Punky Perreo, en la universidad, algún festival, cumpleaños, pero, en general, lo que nos convoca mayoritariamente es lo diverso y disidente”, dice Luisy. 

Fantasía recuerda una evidencia: «La noche sigue siendo un espacio bastante expulsivo, hay un montón de lugares que no están preparados para que nosotres podamos estar ahí. Y también muchos lugares que tienen un discurso inclusivo, pero donde hay un montón de situaciones violentas solo por ser quienes somos o por lo que hacemos. Un lugar que se dice diverso y es libre para todes, pero en el que es un problema el baño que uso». Y otra evidencia: «La noche cordobesa es clasista, no sólo por el género, sino por la estética, hay fiestas re conocidas que las únicas caras y cuerpos que ves en los escenarios son súper hegemónicos. Y además es un circuito de contactos, de conocer a tal o cual y pertenecer, y claramente nosotres no somos parte». 

Por eso, los circuitos y las redes de eventos y fiestas clandestinas, autogestivas, en espacios pequeños. “La realidad es que no nos llaman de lugares mainstream, de boliches grandes donde está lleno de chabones que son DJ. Llegamos a un público determinado, que está piola, son los eventos a los que apostamos y en los que queremos estar, espacios cómodos y seguros. ¿Pero por qué no podemos aspirar a los otros lugares donde pagan mejor, donde va mucha más gente?”, dice Bebé. Para Luisy, ser DJ es una fuente laboral, un trabajo que implica tiempo de estudiar, producir y pensar. «Hay espacios a los que apostamos desde un lugar político, pero también es importante que estemos en otros lugares, no solo por cupo o visibilización, sino porque tenemos talentos y trabajamos bien».

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Imagen: Nicolás Panero

¿Cuál es el número uno de cosas que no hay que hacer en una fiesta? Pedirle una canción a la DJ. Sí, chikis, es muy old. Chorrean los 90, cuando íbamos a la cabina del boliche, en una jugada magistral para que pasen ese tema que nos iba a hacer reventar las pistas con las amigas o no perder al chongo de la noche. 

Ahora está más profesionalizado todo, ya no es el que contrataste para los 15, siempre chabones que ponían el enganchado del momento. Ahora se puede hacer música desde nuestras casas, del género que quieras y eso es parte de la democratización que ha ocurrido en este ámbito. El trabajo de les DJ es artístico, hay una propuesta bien concreta, no solo en la selección de la música, sino en el ambiente que se quiere generar. El set se compone de varios elementos que hacen a la propuesta de cada quien. Para la Princesa: “Partimos de escuchar artistas y ahora es full escuchar DJ y aprender de eso, tenerle admiración y poder conocerles. Hoy, muchos artistas están haciendo referencia al DJ en sus canciones y shows, hay una evolución de la música, el lugar del DJ va siendo también un lugar de productor, no es solamente mezclar canciones que ya existen, sino empezar a crear nuevos sonidos a partir de eso. De hecho, hay géneros musicales como el RKT que son invenciones de los DJ o la música de ballroom que evoluciona y crece a partir de los DJ. Esto implica reconocer el trabajo de invención de una música al entender cómo funciona la música, sus partes y los géneros”. 

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Imagen: Diana Segado para La tinta

RKT, reggaetón, neo-perreo: ¿posta pasan esa música? 

¿Qué pasa con algunos purismos feministas que cuestionan las letras de las canciones del reggaetón o el RKT? La Princesa es súper clara al respecto: «La industria musical es absolutamente machista, como todo este mundo. Ya lo sabemos, y que es heterosexual, transfóbico y homofóbico. Las épocas cambian, claro. Hubo un momento de cansancio respecto de que todos eran chongos y aparecieron un montón de artistas mujeres y trans que venían a proponer otra cosa. Quienes estamos transitando la ola de los feminismos, desde 2015 en adelante, vivimos un momento muy moralista y TERF. Y en realidad, lo que estamos proponiendo con el consumo de esos géneros musicales tiene que ver con una impronta de la calle y de lo que pasa ahí, se pone sobre la mesa una realidad sobre las drogas, la noche y que el disfrute también tiene que ver con eso. Podemos conversar sobre las violencias y los consumos, pero desde una perspectiva que no sea moralista. Yo siento que los cuestionamientos sobre cierto tipo de música tiene que ver 100% con la moral sexual de una sociedad y con valores que se pretenden que no forman parte de la realidad«.

Cuando Daddy Yankee dice, por ejemplo, “Azótala”, no es necesario morir de literalidad. “Son nuestras prácticas sexuales, no necesariamente son prácticas heterosexuales y tampoco son necesariamente prácticas machistas”. Para Fantasía, se estigmatizan los géneros musicales que hablan de cosas que generan vergüenza, sobre todo para la gente adulta. Para Bebé, la música es algo indispensable en un espacio: “Yo me voy de los lugares en los que la música no me gusta y siento que todas las personas deberíamos poder irnos cuando algo no nos gusta. Una buena canción, una buena música te abraza, en el sentido de que te olvidás de los mambos, que quizás no podés dejarlos de otra manera. Y eso pasa con todos los géneros musicales, pero el más cuestionado siempre es la música popular«.

El rainbow-washing también es un realidad de la nocturnidad y eso es cuando los discursos son muy inclusivos, porque es demodé no invitar a una trava a una fiesta, sacarse la selfie con la drag, visibilizar en el escenario alguna diversidad, un cupo. Y la realidad es que la precarización es moneda corriente. “Nos contratan, pero nos precarizan o aparecemos una vez cada tanto, es un circuito chico de quiénes pueden producir y quiénes son dueños de los espacios nocturnos. Por eso, nos generamos laburos para sobrevivir”. 

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Imagen: Diana Segado para La tinta

La Blinblineo420 es una fiesta autogestiva organizada sólo por personas travestis para visibilizar solamente DJ y artistas trans y travestis y no binarias, intersex, no personas cis, como una cuestión identitaria, no solamente de orientación sexual. “Es una oportunidad laboral, surgió porque no teníamos un mango, teníamos que comer y mudarnos. Yo recién empezaba a tocar y no tenía muchas fechas, pero estaba manija con hacerlo y necesitaba la guita. Así creamos la fiesta, donde cada quien aportaba algo. Hacemos cosas muy buenas y nos escuchan muy poco. La Blinblineo es un lugar donde podés ir a escuchar algo que no vas a encontrar en otro lado. Este sábado, hay fecha, pedís los datos por nuestras redes”. dice Bebé. 

“Cómo nos movemos tiene mucho que ver con la construcción de una comunidad que nos hace parte de una escena cultural y social en Córdoba, y que es una escena a la que apostamos profundamente porque se trata de nuestras amistades y de las personas con las que construimos no solamente la nocturnidad, sino que nos acompañamos en la cotidianidad”, concluye la Princesa.

Si llegaste hasta acá, recordá que podés cambiar de set y también que podés contratarles para una fiesta o recomendarles para algún evento y que enciendan esas pistas.

*Por Veronika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: Diana Segado para La tinta.

Palabras claves: DJ, Fiestas, música popular

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