Encuentro 70/30: «Plata y miedo nunca tuvimos»
Este 19 y 20 de agosto, se llevará a cabo la segunda edición del Encuentro 70/30, un espacio en el que habrá muestras, proyecciones, performance, charlas, música en vivo y DJ set. Este año, la consigna es «insistir con la materialidad» y será en Cabezas de Tormenta (Lautaro 636) con actividades y propuestas desde las 15 hasta las 23 horas. La tinta charló con Fernanda «El Perro» Leunda de Escoria Ediciones y Rocío Jiménez, dos integrantes del colectivo que lleva adelante la gestión organizativa.
El título que lleva esta nota sale de un texto que se publicó en el perfil de Instagram del encuentro, que tiene un tono catártico, como una especie de mantra en medio de las tempestades por las que estamos pasando. La publicación inicia diciendo: «Antes de tener un precio, las cosas tienen un valor«, diferenciando estos dos conceptos y dejando en claro que el valor no tiene que ver con la frialdad del mercado, sino con la valoración de todo lo que hay puesto detrás de una obra. Sentimientos, tiempo, pensamientos y cuerpo.
En este encuentro es esa valoración la que convoca. No solo el hecho de mostrar obras, sino también de encontrarse, charlar, problematizar y también divertirse y jugar. Sobre esto, Rocío describe: «Es un encuentro que sirve para poder vernos, salirnos un poco de la pantalla, encontrarnos con lo que la materialidad nos ofrece. Y cómo esas narrativas o ideas se salen de la mente, de lo que imagino y, cuando eso existe, lo pongo en juego con otres. Creo que esa concreción permite poner en diálogo un montón de inquietudes que son las que me hicieron llegar a eso, los deseos que me motorizaron, etc. También divertirnos porque, si hay encuentro, hay rosca, hay conversatorio y gozadera. Tiene que ver con salir también de algunos espacios más solemnes de encuentro y poder inventar un espacio que nos identifique«.
Lo interesante de la propuesta es tratar de salirse de la costumbre del recorrido museístico, de ese paseo casi turístico que proponen algunos lugares más oficiales. Aquí, sea cual sea el lugar en el que se participe, se propone la reflexión sin el corset de lo formal y con una participación que valore y que se valore.
Al respecto, El Perro reflexiona que «en los lugares donde me muevo, por ahí tiene mucho que ver con lógicas de pensar como productores o productoras un evento donde sintamos que también nos convoca a nosotres como artistas. Mis ganas eran de encontrarme con otres debatiendo: ¿quiénes somos? ¿Qué hacemos? ¿Cómo lo hacemos y para quiénes? Y que no tenga solamente que ver con cómo lo muestra. Poder decir que hay un lugar donde me puedo encontrar con otres artistas, que no sea una galería porque esos lugares siempre implican unas lindas piedras en el camino y no siempre te garantiza esto de reflexionar y pensarse«.
Proponer lugares para la reflexión, convocar al colectivo para encontrarse y darle la importancia que se merece a las herramientas y recursos con los que se cuenta, sin duda, es una forma de pararse frente al circuito de arte más tradicional. En el manifiesto del encuentro, se habla de la insistencia como una forma y una actitud de llevar adelante un proyecto que encuentre y que convoque subjetividades para pensar en colectivo.
El Perro define que «la insistencia es una contrarrespuesta un poco necia frente al panorama. Si me preguntás, capaz que no me gustaría insistir tanto, es una reacción que, ante todo pronóstico, lo vamos a hacer igual. Pero esto conlleva que estamos muy cansades y ese agotamiento se nota. No estamos haciendo algo nuevo, esto ya lo hizo un montón de gente y ya se cansó por falta de política del Estado, por falta de políticas territoriales en Córdoba, por falta de salud mental, por falta de herramientas para poder trabajar en colectivo, se vuelve de nuevo todo hacia lo individual porque la insistencia tiene un margen«.
Por su parte, Rocío también reflexiona que es una respuesta ante lo que propone el territorio, como muestra de que quienes participan de la organización están generando este encuentro con los momentos libres que les quedan de todas sus otras actividades. Además, agrega: «A mí se me viene la imagen de la insistencia que es lo que rompe algunas barreras, que se caen porque no les queda otra, es ir a por ello. Me parece que esto que trae El Perro de lo colectivo, que está construido por voluntad y esas voluntades se agotan, se cansan, se mueren lamentablemente y creo que sí o sí hay que retroalimentarlas«.
Pero también agregan que esa insistencia tiene varios aspectos, uno de los cuales tiene que ver con lo personal, con creerse y comenzar a nombrarse y reconocerse como artista. Durante o luego de ese autoreconocerse, llega la materialidad, la concreción de una narrativa, de una poética. Ese paso del universo de las ideas a un estado más tangible, sea cual sea el medio o la forma, ya le da una existencia a nuestra obra y sobre todo si es puesta en juego con otres.
«Pienso que la materialidad también es como lo que pensé, lo que puse en preguntas, lo que charlé con otras personas, al fin sale de mí y ya es otra cosa para debatir. Ya no es una idea en mi mente, ya es algo que existe, no sé qué cosas va a producir en otres. Hay ahí un grado de sensibilidad y de humanidad que se manifiesta, que esa creación va justamente a interpelar a otres en dimensiones que desconozco y que, por suerte, no puedo controlar. Es volver a darle entidad a la materialidad, dejemos solamente de consumir Instagram o, en todo caso, que sea un espacio en el cual vemos lo que otres hacen y que sirva de inspiración para animar a hacer«, afirma Rocío.
La virtualidad está en nuestro cotidiano, donde también pueden existir espacios cuidados y desde los que se dispare la concreción de una narrativa, y que en ese encuentro se den las garantías para exponerse a mostrar aquellas ideas o poéticas.
«Las redes tuvieron un estallido y nuestras mentes tuvieron un estallido a través de las redes, hay como una sobreinformación que no ayuda con esto de ‘cómo voy a ser artista si estoy viendo todo el tiempo procesos acabados y hermosos‘. Hay una sobreinformación que antes no teníamos. Entonces, era una posibilidad darle lugar un poco más a lo propio porque no digo que en el online no haya una materialidad. Pero sí creo que hay otras lógicas, otras maneras de consumir y que tiene otras reglas. Está bueno pensar en esto de la materialidad, pero también hay una gran potencia en lo virtual como un canal o herramienta para el desarrollo de ideas. En el encuentro, va a haber una muestra presencial de un taller que se dictó online«.
Ambxs artistas coinciden en que la virtualidad puede ser una vía para la concreción de esa materialidad, que luego circule e interpele a otres, pero que, sin duda, primero se tiene que pasar por superar los miedos y fantasmas propios que pueden autoboicotearnos. Por ello, esa concretización debe ser llevada en espacios seguros que muchas veces son construidos por personas afines o con los mismos intereses o miradas sobre el mundo.
Este sábado y domingo, el 70/30 será ese lugar y ese momento para encontrarse con las sensibilidades y emociones. En medio de estas tempestades, pensarse desde lo más humano es necesario.
*La entradas anticipadas para el día sábado tienen un precio de $1200 y pueden adquirirse aquí. Para el día domingo, se sugiere un bono no excluyente de $1200.
*Por Fernando Bordón para La tinta / Imagen de portada: Fernando Bordón para La tinta.
