«Ruidito de mate», teatro comunitario en Los Boulevares
Un elenco de vecinas y vecinos se encuentra cada jueves en la Biblioteca Popular Nelly Ruiz de Llorens, en el club del barrio, para hacer teatro. «Ruidito de mate es un puente hacia el otre», dice Ariel Martínez Morán, quien coordina el espacio que busca, ante todo, que cada quien pueda experimentar lo comunitario. El teatro como derecho de todo ciudadano. El teatro como vehículo para crear “una realidad que es propia y nos identifica, y para abrir una nueva ventana del mundo para que otres puedan ver otros paisajes”.
No es la primera nota en La tinta de “la Biblio”. Y no es que sea fan, pero sí. Lo que pasa es que, trabajando en el mismo barrio, nos enteramos de las cosas. Sabemos lo que ahí sucede de primera mano, vemos esa magia comunitaria en el Club Social y Deportivo Los Boulevares, que es genuina.
La Biblioteca Popular Nelly Ruiz de Llorens es un espacio muy dinámico. Es pura vida. Cada año va poniendo el foco en alguna expresión cultural y propone planes, reuniones, capacitaciones, encuentros, emociones, cruces, luchas, choripaneadas, abrazos. Este 2023, el teatro es el protagonista del año y hablamos con Ariel Martínez Morán, actor cordobés, docente y director, quien coordina Ruidito de mate cada jueves.
—¿De qué se trata Ruidito de mate?
—Ariel: Se trata de un elenco conformado por vecinas y vecinos del barrio que queremos hacer teatro acá en Los Boulevares. El nombre tiene que ver con ese momentito de placer que se siente después de haber terminado un mate, para cebarlo y que otro lo tome hasta que te llegue de nuevo el turno. Tanto en la actuación como en la música, existen los puentes, esos momentos muy necesarios para pasar de un tema a otro, que conectan dos o más partes de una misma composición o interpretación. Esos puentes generan cierta tensión hacia lo que viene y en donde se resuelven. En ese sentido, Ruidito de mate es un puente hacia el otre.
—¿Cómo surge?
—Este grupo es muy reciente, comenzamos las actividades este año, todos los jueves. Pero la idea de concretar un elenco de teatro en el barrio tiene mucha historia. En 2014, cuando estudiaba el profesorado, tuvimos que hacer una actividad con un grupo de teatro comunitario llamado Orilleros de la Cañada, dentro del Encuentro Nacional de Teatro Comunitario. Allí me entero de la existencia de esta manera particular de hacer teatro y me dan muchas ganas de replicar la experiencia en mi barrio, pero no estaban dadas las condiciones en ese momento. El año pasado, la Dirección de Cultura Comunitaria de la Municipalidad de Córdoba, junto con Orilleros de la Cañada, lanzan una cohorte para la primera formación en dirección de teatro comunitario. Esto se produce evaluando que había una necesidad de formación específica en ese aspecto y junto con María José Schule, directora de Orilleros, dictan esta primera experiencia de formación en la que participo como estudiante. De allí surge el proyecto para conformar en mi barrio el primer elenco de teatro comunitario. Empezamos a andar el proceso el jueves 13 de abril, jugando, riendo, divirtiéndonos, poniendo nuestros cuerpos y nuestras historias personales en escena. Se ha ido conformando un hermoso equipazo de personas que estamos aprendiendo a hacer teatro mientras la pasamos genial. Algunos se fueron y otros empezaron hace poco, pero la generosidad y porosidad del grupo hace que cada integrante sienta que está entre amigos, porque eso somos.
—¿Cuáles son los objetivos más importantes que tiene el proyecto?
—El gran objetivo es acercar al vecino y a la vecina a una manera particular de experimentar lo comunitario. Esa manera particular es desde el teatro, que tiene sus propias reglas. Para llegar a ello, tenemos que atravesar un proceso y los objetivos son cambiantes, nos ponemos metas que van metamorfoseándose en el camino, adaptándose a las necesidades del grupo y no al revés. De todos modos, hubo una planificación que hasta ahora viene resultando muy bien: durante la primera mitad del año, hemos trabajado algunos aspectos técnicos para el estar en escena y llegamos a la segunda etapa con una idea de puesta teatral que empezaremos a ensayar para poder estrenar a fin de año.
Queremos que esa obra sea fruto de nuestras inquietudes, pensamientos y deseos en definitiva, y lo que es más importante, una obra que nos represente y que muestre nuestra manera de mirar el mundo. Para eso, trabajamos reflexionando sobre la realidad y cómo la vemos, acercamos esa mirada al centro del grupo, nos ponemos de acuerdo y ahora toca expandir lo que pensamos.
Se aprende a hacer teatro haciendo teatro, no hay secreto. Por eso, nuestro objetivo en lo que refiere a lo teatral es desmitificar la actuación o quitarle cierto peso que tiene hacer teatro. Esto no quiere decir que lo hagamos mal o así nomás, todo lo contrario, aprendemos a hacerlo bien y se hace profesionalmente. ¡Porque el teatro es para todes! Y nosotrxs somos vecinos y vecinas que vamos a actuar en el club del barrio, en la plaza del Brigadier, en la biblioteca, es decir, en espacios habitados por otres como nosotres, contándoles lo que nos pasa y diciendo lo empoderante que es poder hacerlo. De esta manera, descubrimos el objetivo que subyace a esta actividad: alejarnos de los discursos dominantes para decir lo que pensamos, revelando lo oculto de las problemáticas comunitarias. Crear, simbólicamente, una realidad que es propia y nos identifica. Abrir una nueva ventana del mundo para que otres puedan ver otros paisajes.
La obra que empezaremos a ensayar versa sobre “la propiedad” en muchos aspectos, desde las problemáticas sobre la tierra hasta la recuperación de la democracia (hecho del que, este año, se cumplen 40 años), ya que recuperarla, de alguna manera, es recuperar lo que era nuestro y nos quitaron: la tierra, los derechos, la libertad. También, otro tema que queremos trabajar en la obra es “la urgencia”, cómo nos afecta en nuestras relaciones afectivas el uso que le damos actualmente al tiempo. «Quien intenta vivir con más rapidez también termina muriendo más rápido», dice Byung-Chul Han, y a una idea así hemos llegado.
El teatro comunitario no sólo es texto y acciones, sino que también son canciones que vamos a empezar a escribir con asesoramiento musical de una de las integrantes. Es decir, no sólo actuamos, también tendremos que limpiar el espacio, acomodar, coser el vestuario en su momento, aprender a maquillarnos, pensar en la escenografía; todas estas actividades las haremos juntos, comunitariamente, compartiendo saberes y aprendiendo del otre. Este teatro también es comedia, es danza, en definitiva, esta manera particular de hacer teatro es una fiesta a la que todes estamos invitades y no queremos que nadie quede afuera. ¡No tenemos límites! Pero tenemos ríos por dónde navegar.
—Entonces, todes podemos actuar, hacer teatro, participar…
—¡Sí! Todes podemos actuar, porque como dice Augusto Boal: “Todos pueden hacer teatro, incluso los actores. En todas partes se puede hacer teatro, incluso en los teatros”. Para hacer teatro con nosotres, no hay límite de edad ni otro condicionante de cualquier índole. El teatro comunitario trabaja con la premisa de que el arte es un derecho de todo ciudadano, por lo tanto, es abierto a toda persona que se acerque y quiera participar de manera voluntaria y con amor por lo que se hace. Es una práctica teatral muy inclusiva, integradora para los vecinos y vecinas, que promueve el desarrollo simbólico y que recupera la historia de las comunidades. De hecho, necesitamos que se sumen muchos vecinos y vecinas más que tengan ganas de hacer teatro con nosotres, porque creemos que la comunidad es más poderosa que las diferencias y queremos que en esta fiesta comunitaria estén quienes buscamos ser cada día mejores personas. ¡Nuestro vehículo para lograrlo es el teatro!
—¿Por qué en una biblioteca popular?
—Porque la biblioteca popular es el ámbito donde históricamente han nacido varios grupos de teatro comunitario y no es casual. Las bibliotecas populares son como madres que gestan durante mucho tiempo sus hijos teatreros que andan por el mundo. Dentro de sus vientres, los alimentan de palabras y los sueñan de escenarios. Tienen esa maravillosa energía maternal que impulsa y pare hijos y proyectos. Orilleros de la Cañada nace de la Biblioteca Popular de Bella Vista, por ejemplo. Nosotros tenemos a la Biblioteca Popular Nelly Ruiz de Llorens que nos cuida, nos mima, nos recibe en su casa y nos prepara el café y el mate para que tengamos durante el encuentro. Somos la biblio y, a la vez, sus hijos. Pero también tenemos un padre que nos apoya, que es el Club Social y Deportivo Los Boulevares. Allí podemos usar sus instalaciones y andar por su tinglado y su patio, es como andar por casa. ¡Hasta tenemos escenario para nosotros! No le podemos pedir más gestos amorosos a este proyecto, somos muy afortunados. El barrio y estas instituciones históricas son nuestro territorio, allí soñamos el proyecto, por eso es ahí y desde allí donde lo anclaremos, lo sembraremos y lo veremos crecer.
Para llegar a este momento en el que se están dando los primeros pasos de esta experiencia hermosa en el barrio, ha habido mucha gente involucrada: Marian Gotero de la Biblio, que escuchó y se enamoró mucho del proyecto, que cree en nosotres, que nos guía. Gladys Martínez, por estar incondicionalmente abriendo las puertas de la Biblio, participando y poniéndole el cuerpo, es una gran mano derecha. Hernán y Caro del Club Los Boulevares, también por prestarnos las instalaciones y sostener el proyecto. Marihem, directora de la Dirección de Cultura Comunitaria de la Municipalidad de Córdoba que impulsó la formación para directores y está atenta a nuestras necesidades. María José Schule, directora de Orilleros, docente amorosa y maravillosa persona que nos dio la formación y que su experiencia nos ilumina a quienes recién arrancamos. A montones de manos que se suman a diario para que esto, que ahora es chiquito, sueñe un sueño de gigantes. ¡Gracias!
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Ruidito de mate.