Manifiesto de los hurgadores
El Nico Mila vive en la provincia de Córdoba, donde nació. Se va poco del rancho y si lo hace, ahí nomás quiere volver. Sus días se reparten entre maderas, fierros, vinos, pájaros y plantas. Es más bueno para escuchar que para hablar, por eso escribe.
Por Nico Mila
Todo esto llevo en mi bolsillo:
siete apretones de mano bien guardados
tres fósforos, usados
pedazos de lana
un viejo consejo, una tapa de lata
cosas que encuentro y siempre sirven
para un momento improvisado.
Montones de papeles de todos los tamaños
verde lápiz mordido y partido
el cuchillo, infaltable
la florcita seca que levante en el monte,
tierra con alguna semilla por si llueve
y crece el árbol del camino.
Cosas que sirven y me gustan,
yo me entretengo
de sentarme al lado de las vías
enredado en un ovillo,
entendiendo la magia de encontrar o perder
y descubrir los mundos
que caben en mis bolsillos.
*Por Nico Mila / Imagen de portada: Mar Fuegos.
Martina dice ser caótica y dispersa. Algo lenta al hablar. Con una curiosidad infinita que la lleva a aprender un poco de todo: cerámica, poesía, cianotipia, xilografía, construcción en papel, carpintería, serigrafía, dibujo, etcétera. A empezar tres carreras que no piensa terminar. Cuenta que, hace unos años, sus garabatos se convirtieron en trabajo y producciones gráficas, de a poco y con mucho aprendizaje, gracias a una red de amigues que mueven todo. En medio de todo esto, de lunes a viernes, es preceptora en un colegio de Córdoba capital, donde dice que nunca deja de aprender un montón con les pibis. Hoy, habita el Valle de Paravachasca junto a sus dos gatis y un manojo de personas que quiere mucho.
