Preservativos vaginales, otra forma de explorar el placer
A los preservativos peneanos y el preservativo conocido como campo de látex, se suma una nueva alternativa para habitar la sexualidad: los preservativos vaginales. La Consejería en Salud Sexual y (no) Reproductiva de la Facultad de Ciencias Sociales los distribuye de manera gratuita, enseña cómo usarlos de manera segura y lleva adelante un relevamiento de experiencias para seguir mejorando este método de barrera.
La Consejería en Salud Sexual y (no) Reproductiva de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC está implementando un programa de capacitación y distribución de preservativos vaginales, un método de barrera para prevenir las infecciones de transmisión sexual (ITS) y los embarazos no deseados para las prácticas sexuales con penetración. Si bien su existencia data de los 90, recién ahora es un método accesible al ser incluido como política de salud pública.
Los preservativos vaginales son una funda cilíndrica de poliuretano (un tipo de plástico blanco, no látex) con un anillo en cada extremo. Se inserta en el interior del canal vaginal, quedando uno de los extremos en la parte exterior. Es un método de alta efectividad y tiene varios beneficios: brinda autonomía a la persona que lo utiliza, protege de infecciones de transmisión sexual, puede colocarse hasta 8 horas antes de la relación sexual y puede usarse con lubricantes al agua y oleosos.
Conversamos con Paloma, Gema y Verónica, estudiantes y egresadas de la carrera de Trabajo Social que integran la Consejería, y con Valeria Nicora, trabajadora social, investigadora, docente y una de las gestoras del espacio desde sus inicios. Actualmente, la Consejería funciona los martes y viernes de 16 a 18 horas en el box 7 (1º piso) de la Facultad de Ciencias Sociales, en Ciudad Universitaria. Una propuesta que ha logrado oficializarse como espacio de acompañamiento y escucha en la misma universidad desde 2014.
«Nos parece que la estrategia de pares es muy buena en salud, entonces apostamos a la formación de estudiantes que pudieran orientar a otres compañeres. En el 2016, no había mucha oferta formativa para efectores de salud, entonces hicimos nexo de formación desde el Seminario de intervención en consejerías con equipos de salud de centros de salud, hospitales, enfermeras, trabajadoras sociales y psicólogas. Fuimos varias cátedras y equipos que comenzamos a trabajar en este tema desde una perspectiva más social y desde el placer que biologicista o moralizante. Es también otra manera de posicionarnos en cuanto a la educación: toda educación es sexual«, explica Valeria.
Diversificar los métodos, promover el acceso, mejorar las experiencias
Si bien los preservativos vaginales están en Argentina desde fines de los 90, estaban destinados a poblaciones específicas -trabajadorxs sexuales, personas con VIH, entre otres-. No había tanto acceso para la población en general y eran costosos. Recientemente, se introdujeron como política de Estado a nivel nacional y la Provincia de Córdoba decidió hacer esta primera prueba de trabajo con diferentes actores, entre ellos, la Universidad Nacional de Córdoba, que lo toma desde su programa de VIH y desde la Consejería, que lo tomaron para trabajar con la población estudiantil. La iniciativa no es solo distribuir preservativos vaginales, sino también capacitar a las personas para su adecuada colocación y registrar las experiencias de uso de quienes los prueban para mejorar la herramienta.
“Los preservativos vaginales no tienen el mismo método de uso que los preservativos peneanos o los de vulva. No son de látex, sino de un tipo de plástico que no tiene tanta elasticidad, pero se puede utilizar con cualquier tipo de lubricante, a base de agua u oleosos (contrario a los de látex que, si se usan con lubricantes oleosos, corren riesgo de romperse). Tiene un anillo interno flexible que ayuda a darle una estructura en el canal y se pueden colocar hasta 8 horas antes, lo cual permite que se vaya acomodando en el cuerpo y que ya esté listo al momento de la relación sexual. Los preservativos vaginales cubren mejor la parte de la vulva, a diferencia de los peneanos, aunque no funcionan como campo de látex”, sostiene Paloma.
Entre 2020 y 2021, UNFPA realizó un estudio exploratorio en relación al uso del preservativo vaginal. El 80% de las personas encuestadas volvería a usar este método y un 96% recomendaría su uso. El 97% manifestó que su pareja sexual aceptó su uso y un 98% consideró que este método debe ser incorporado en la política pública.
Aunque aún no hay una sistematización de datos del programa implementado desde la Consejería, en el registro de las experiencias de uso van emergiendo algunas claves. Por ejemplo, al ser preservativos que se colocan en el canal vaginal, notan que el autoconocimiento del propio cuerpo es importante para familiarizarse con el método: personas que usan copas menstruales manifestaron no tener dificultad para colocarse el preservativo.
Gema aclara que este método no es compatible con preservativos peneanos -es decir, se usa uno o el otro- y que, antes de abrir el paquete, hay que calentarlo con las manos para que el lubricante que trae se distribuya mejor. Y destaca: “Si bien permite autonomía y es una herramienta más para cuidarse, nos parece importante aclarar que no significa que los cuidados y la anticoncepción queden o sigan a cargo de las personas con vulva y vagina, ya que la gran variedad de métodos anticonceptivos y de barrera están destinados a estas personas”.
Desde la Consejería, trabajan en la difusión del programa para que la población estudiantil y no estudiantil se acerque a buscarlos. Si bien hay mucha demanda de información en las redes sociales del espacio, insisten en promover el encuentro para un mejor abordaje: “Siempre les invitamos a que se acerquen para poder conversar, brindar información y promover el uso en un ámbito un poco más íntimo para que se puedan sacar las dudas y que no sea mediado solo por una pantalla”, aseguran.
Para Valeria, es un desafío volver a habitar las instituciones y están trabajando para relevar las prácticas, los conocimientos y las necesidades vinculadas a la salud sexual integral de estudiantes que están hace poco más de un año transitando la presencialidad. La Consejería de Salud Sexual y (no) Reproductiva es un espacio que nuclea múltiples acciones. Además de esta iniciativa de preservativos vaginales y de las jornadas de testeo de VIH y sífilis, abiertas a todo el estudiantado, también trabajan en relevamiento e investigación junto a otras cátedras de la Facultad de Ciencias Sociales y otras facultades.
En esta línea, se está haciendo un relevamiento a nivel nacional de centros de testeos de diferentes centros de atención, de prevención y promoción, en torno a infecciones de transmisión sexual. “Este mapeo quizás le dé visibilidad a los espacios donde se están haciendo acciones, para que más gente pueda acceder. También dialogamos con espacios y consejerías en otras facultades y en otras universidades para potenciar las preguntas y las estrategias. Por ejemplo, el 14 de septiembre, vamos a hacer una nueva jornada de testeos de VIH y sífilis junto a la Facultad de Ciencias Químicas, en el marco del mes de les estudiantes”, detalla Valeria.
En los años de trabajo de la Consejería, también se han realizado acciones de promoción del parto respetado, de prevención de la violencia obstétrica, “y una vez participamos como amicus en un litigio que se dio con el Hospital Neonatal a raíz de los obstáculos que anteponían para el acceso a la ligadura tubaria de las mujeres”. En este sentido, la docente destaca la importancia de formar profesionales desde una perspectiva de derechos y de género: “Hay una responsabilidad pública institucional importante a la hora de acompañar, esto es parte también de la formación de grado y de posgrado. Socialmente, surgen nuevas demandas y nos vamos formando en estas nuevas particularidades que va expresando nuestra sociedad”.
—Como integrantes de la Consejería y profesionales del trabajo social, ¿cuál es la importancia de que en los centros de salud haya equipos interdisciplinarios para el abordaje de la salud sexual?
—Paloma: Es muy importante que haya equipos interdisciplinarios con médicos, psicólogos, trabajadorxs sociales, porque tenemos diferentes miradas y abordajes. La salud es algo integral y transversal en nuestra vida, tiene que ver con la salud mental, con el contexto y el entorno en el que vivimos, con los espacios que habitamos, entonces la mirada interdisciplinaria aporta a que el abordaje sea más rico e integral, completo y complejo.
—Gema: También la salud sexual y la sexualidad es algo integral. No pasa solo por la menstruación y los métodos anticonceptivos, sino que tiene que ver con las emocionalidades, con el deseo, con los vínculos… Por eso, es importante que haya equipos interdisciplinarios.
—Vero: Y que además trabajen con un enfoque más interseccional porque no todes tenemos el mismo acceso a determinados derechos. Hay poblaciones donde no llega la información, hay otras culturas donde la información es diferente y está bueno hacer un abordaje respetuoso y situado.
Podés acercarte a la Consejería todos los martes y viernes entre las 16 y las 18 horas, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC. También podés comunicarte a través de Instagram y Facebook.
*Por Julieta Pollo para La tinta / Imagen de portada: UNFPA.