Con polarización cantada, el PJ cordobés y la oposición cambiemita se alistan para la batalla Capital

Con polarización cantada, el PJ cordobés y la oposición cambiemita se alistan para la batalla Capital
17 julio, 2023 por Adrián Camerano

En la elección del próximo domingo 23, se juega no sólo quién se sentará en el Palacio 6 de Julio por los próximos cuatro años, sino el liderazgo opositor al futuro gobierno de Martín Llaryora.

Por Adrián Camerano para La tinta

Sorpresas te da la vida, paradojas te da la política: en la elección del 25 de junio, el peronismo cordobés logró sostener su cuarto de siglo de hegemonía y el gobernador electo, Martín Llaryora, se impuso en la ciudad que conduce; pero pese a aquel triunfo, para la municipal de este domingo 23 de julio es el cambiemita Rodrigo de Loredo quien aparece con más chances de triunfo. A días de los comicios con doce postulantes a la intendencia y sólo dos para ganar, en el escenario de polarización extrema aparece fulgurante y jugando el juego que más cómodo le sienta el exlegislador, titular de ARSAT durante la noche macrista y actual diputado nacional.

Sin miedo al éxito

Joven, es mucho menos lo que De Loredo arriesga que lo que tiene por ganar. Postergando a un segundo plano antigüedades como formación, expertise en políticas públicas y experiencia de gestión, el candidato lleva adelante una campaña comunicacional audaz y pródiga en golpes de efecto. Así es como Rodrigo promete un tren ligero, dar de baja 117 tasas municipales y el traspaso de policías a la Municipalidad, entre otras delicias de la vida electoral. Cuánto esas propuestas calan o no en el electorado se sabrá el 23 a la noche, si es que no se repite el bochorno provisorio de la provincial. Pero lo cierto es que el escenario está bien corrido a la derecha, acá, en el país y el mundo, y que ese trance mejor le calza a quien reivindica a Alfonsín, pero sin empacho se abraza con Larreta, Bullrich, Vidal y el jefe, Mauricio Macri.

En el mismo lodo

Para esta elección polarizada, el oficialismo sale a la cancha con el viceintendente Daniel Passerini. El médico de Cruz Alta no la tiene fácil: si la transformadora gestión Llaryora era cantada carta ganadora, el diablo o el aroma a fin de época metió la cola, y el triunfo provincial del 25 encendió menos festejos que luces de alarma. Es que, a priori, Passerini tendría todas las de ganar y una lectura rápida extrapolaría al domingo próximo la ventaja oficialista de siete puntos en la ciudad, más del doble de la obtenida en la provincial. Pero lo cierto es que el llaryorismo esperaba mucho más, la paradoja es que la victoria obligó a salir a buscar votos casa por casa, especialmente en los barrios que le fueron esquivos al sanfrancisqueño que gobernará Córdoba desde diciembre.

Con este escenario, Passerini se vio forzado a debatir en el juego propuesto por su rival, y no solo, también los medios dominantes y otros que pretenden serlo. Es así como hace meses que vienen intentando instalar que la ciudad de Córdoba está a un tris de ser la nueva Rosario, sin evidencia fáctica que lo sustente y apelando a la multiplicación mediática de una violencia urbana y narco que existe, claro, pero que repetida de la mañana a la noche se multiplica como Gremlin mojado. De todos modos, a veces el tiro sale para cualquier lado: a horas de perder la elección, a modo de manotazo de ahogado, fue Juez el que introdujo con fuerza la variable narco, en diálogo con medios de alcance nacional. “Esta gente repartía droga, de todo”, disparó el exintendente, quien en los primeros días posteriores a su nueva derrota desaprovechó la posibilidad de capitalizar, mirando a 2027, su buena elección. El vuelto se lo facturaron a De Loredo, cuando se “descubrió” que en su lista fungen candidatos investigados por presuntos vínculos con el narco; el candidato viene esquivando el bulto, por ahora con saldo a su favor. “Nos quieren llevar al barro”, acusa el yerno del “milico” Aguad y sigue enfocado en la suya. De “ficha limpia” no se habló más, el tema central pasó a ser la (in) seguridad.

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Renovación y ¿cambio?

Aunque se llevan 15 años (Passerini acusa 58, De Loredo 43), los dos candidatos con chances ciertas de acaparar las preferencias del más de millón de electores tienen en común el representar una renovación generacional de los dos espacios mayoritarios. Una renovación que venía amagando desde hace tiempo recién se concretó este año y tiene nombres propios: aunque en política es prematuro “jubilar” a alguien, los Negri y Aguad de un lado, y los Schiaretti, González y Fortuna del otro van dejando el lugar, guste o no, a lo que sería una nueva generación. Si eso se traduce en aire fresco, y en mejora de la calidad de vida de un electorado asqueado de “la política”, es otro cantar.

De perfiles bien distintos, mesurado uno, audaz al límite el otro, coinciden ambos en llevar un vice Pro. Las circunstancias son bien distintas y marcan el pulso de qué está ocurriendo al interior de cada coalición. Lo de De Loredo es la natural prosecución del armado cambiemita que logró el gobierno nacional en 2015, sólo que invirtiendo el orden de los factores; en el ex Hacemos por Córdoba, la estrategia de sumar a radicales y Pro nació más por necesidad que por convicción, y aunque fue quizás lo que impidió una derrota el 25 de junio, hay miedo de que en la ciudad sencillamente no alcance.

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Lo que está en juego

Nuevamente con Boleta Única de Sufragio y sin sistema Turing para el escrutinio provisorio, no son -por supuesto- estas dos las únicas propuestas a disposición del electorado. Hay una decena de candidatos más, entre los que sobresalen Laura Vilches (FIT) y Juan Pablo Quinteros, uno a cada extremo del arco ideológico. Después tallan la representante “libertaria”, Humanistas, autopercibidos nacionales y populares, y otras yerbas, las más, corridas al centro y la derecha del dial. Entre todos ellos, estiman algunos sondeadores, se disputarán el 20% de los votos reales, el oficialismo y la oposición repartirían el 80% restante en un contexto donde se espera otra vez cierta reticencia al acto de sufragar.


Córdoba elige intendente, vice, 31 concejales titulares y 10 suplentes, además de cinco vocales titulares y tres vocales suplentes del Tribunal de Cuentas. Pero, sobre todo, en la ciudad se define cómo quedará conformado el mapa político de cara a 2027.


Si De Loredo da el batacazo, automáticamente se erige como precandidato a gobernador. Después dependerá de su eventual gestión si llega o no, los antecedentes de las intendencias de Juez y Mestre no le juegan a favor. En contrapartida, un triunfo del oficialismo permitirá fortalecer al electo gobernador y replicar el tándem Provincia-Municipio que surfeó con éxito los últimos tres años y medio, pandemia y crisis inflacionaria incluida. Mirada con atención desde Buenos Aires, la elección pone mucho más en juego que la intendencia más importante de una provincia clave para el panorama político nacional.

*Por Adrián Camerano para La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: Adrián Camerano, elecciones municipales, politica

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