Junio violeta: dos acciones en Córdoba contra la violencia de género

Junio violeta: dos acciones en Córdoba contra la violencia de género

En la provincia de Córdoba, cientos de personas, en su mayoría identidades feminizadas, se organizan para acompañarse en las situaciones de violencia de género. Inventan estrategias, tejen redes y denuncian la inoperancia del Estado. Dos acciones marcaron la agenda de junio: el encuentro de acompañantes Somos parte de la Red, que reunió a más de 20 colectivos que realizan esta tarea en la provincia, y la concentración y audiencia en el Polo de la Mujer, convocada por la Asamblea Ni Una Menos Córdoba.

Por Anabella Antonelli y Nadya Scherbovsky para La tinta

Acompañar a personas en situación de violencia es una tarea tan urgente como compleja. “Nos sostienen las redes feministas” fue la bandera de la movilización Ni Una Menos de 2020, en la primera fase de la pandemia. Esa expresión sintetizaba algo que habíamos aprendido: aunque el movimiento transfeminista logró que la violencia de género sea parte de la agenda pública y existan legislaciones y políticas públicas en la materia, nuestras hermanas siguen muriendo por la violencia machista, las instituciones reciben cada vez más situaciones y las respuestas del Estado son limitadas, ineficientes y cortoplacistas.

En este contexto,  las redes feministas tienen una importancia vital.  Miles de personas en todo el país, la mayoría identidades feminizadas, inventan modos de cuidarse en comunidad, coordinando acciones para la defensa colectiva de nuestros cuerpos-territorios. “Acompañar situaciones de violencia está atravesado de desafíos y dificultades -explica Clara Dalmasso, integrante del espacio de acompañamiento Casa Comunidad-. Algunas son en relación a las estrategias que nos damos para las situaciones de riesgo o las necesidades materiales o de salud mental, la inoperancia de las políticas públicas, la falta de recursos y presupuesto. Pero además, es un rol de mucho cansancio, angustia, frustración, preocupación, que exige aprender a cuidarnos también nosotras y aceptar nuestros límites. Es un rol de mucho estrés, que se desarrolla mucho de forma solidaria y amorosa, que realmente salva o cuida vidas, pero que no recibe ningún reconocimiento monetario de los gobiernos”.

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Imagen: CISCSA

En junio, en la ciudad de Córdoba, se realizaron dos acciones articuladas por espacios que desarrollan esta tarea. El sábado 17, más de 80 personas que acompañan situaciones de violencia en distintos lugares de la provincia participaron del encuentro Somos parte de la Red, organizado por Casa Comunidad – Encuentro de Organizaciones y CISCSA, Ciudades Feministas. Una semana después, la Asamblea Ni Una Menos Córdoba convocó a una concentración en el Polo Integral de la Mujer, reclamando respuestas concretas del Estado, el Gobierno provincial y el sistema judicial ante las violencias machistas.

Somos parte de la Red

El encuentro surgió como un “segundo capítulo” del Informe La deuda es con nosotres, elaborado en noviembre pasado, en el que se relevó el funcionamiento de las políticas del Gobierno de Córdoba en relación a las violencias. Esta vez, el foco estuvo puesto en el trabajo de los colectivos que acompañan estas situaciones desde las comunidades que, según el mapeo que realizaron las organizadoras, son más de cuarenta en nuestra provincia.


“Este encuentro nace de la necesidad de conectarnos entre las organizaciones que hacemos acompañamientos para debatir nuestros roles y perspectivas, para compartir las estrategias que nos venimos dando y generar un espacio de encuentro- explica a La tinta Victoria Fernández, integrante de Casa Comunidad y CISCSA-. Hay un claro acuerdo de que las herramientas del Estado que existen no son suficientes y no abordan a fondo las problemáticas reales en torno a la violencia de género, pero esta vez nos juntamos a pensar en lo que desarrollamos como organizaciones”.


Debatieron sobre el rol de quienes acompañan, el lugar de las redes territoriales, los recursos necesarios para la tarea, el autocuidado y los límites en los acompañamientos, la situación de las personas a cargo en contexto de violencia y la problemática habitacional agudizada en estas circunstancias.

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Imagen: CISCSA

Cintia Ávila integra la asamblea de barrio Alberdi, en Río Cuarto, de la organización social La Poderosa. Ese sábado, recorrió los más de 200 kilómetros que la separan de la ciudad capital preocupada porque la situación de violencia “es cada vez más crítica y va en aumento”, mientras que “las respuestas del Estado, en la mayoría de los casos, son ineficientes y llegan tarde, ya sea por la falta de recursos o por el poco abordaje territorial”.

Con una larga experiencia de acompañamientos a partir de las redes comunitarias, participó para encontrarse “con compañeros y compañeras con las mismas dificultades, atravesados por los mismos obstáculos. Esto también se vuelve otra lucha colectiva, un espacio que nos forma, nos fortalece y nos contiene”, afirma.

Desde el norte de la provincia, llegó Andrea Quiroga, militante del Movimiento Campesino de Córdoba. Hace algunos años y sin aporte del gobierno, armaron la Casa Alicia Castillo, un espacio de alojamiento y producción para los procesos de acompañamiento, ante el escaso acceso en la zona a los dispositivos y las políticas del Gobierno en materia de violencia. “Trabajamos mucho y sin financiamiento, esperando que algún día se reconozca el trabajo que hacemos con las promotoras de géneros”, explica.

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Imagen: CISCSA

El encuentro fue un momento de articular con otras organizaciones y aprender compartiendo la práctica diaria. “A veces en el campo, monte adentro, nos sentimos muy solas y saber que hay otras compañeras, otras organizaciones que hoy también están apostando a lo mismo, nos da oxígeno y fuerza para seguir en esta lucha tan desigual, tan injusta”, agrega.

En las calles con un petitorio

Pocos días después, el viernes 23 de junio, la Asamblea Ni Una Menos Córdoba convocó una concentración en el Polo Integral de la Mujer, junto a familiares, amigues y sobrevivientes, para exigir una audiencia con Claudia Martínez, ministra de la Mujer de la Provincia de Córdoba, y presentar un conjunto de reclamos y propuestas elaboradas colectivamente.

Luciana Barraza integra la Asamblea, referencia ineludible en la lucha contra las violencias de género que, desde 2015 y con las articulaciones previas del movimiento feminista y del movimiento de mujeres en la provincia, realiza diversas acciones de acompañamiento y denuncia. En diálogo con La tinta, explica que las respuestas del Estado, de los gobiernos y de la Justicia siempre fueron insuficientes. A semanas de la movilización del 3 de junio pasado, a 8 años del primer Ni Una Menos, “necesitábamos continuar con las exigencias y reclamos, y fue lo que hicimos en la acción que se realizó en el Polo”, comenta.

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Imagen: Asamblea Ni Una Menos Córdoba

Entre los principales puntos, presentaron las situaciones de quienes acompañan y que han recurrido una y otra vez al Estado provincial sin encontrar respuesta a sus denuncias. Exigieron la triplicación del presupuesto con ajuste de acuerdo a la inflación y el control y voto de una comisión independiente que supervise su ejecución. Además, señalaron la necesidad de dispositivos de atención y seguimiento de agresores, de centros interdisciplinarios de recepción de denuncias por violencia cada 20 mil habitantes y el real acceso a programas de asistencia para personas en situación de violencia. La situación de precariedad de las trabajadoras del Polo Integral de la Mujer y el funcionamiento del sistema judicial fueron otros de los reclamos, como la necesidad de un relevamiento de la aplicación de las leyes que existen.

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Imagen: Asamblea Ni Una Menos Córdoba

Desde el Ministerio, explican en las redes de la Asamblea, respondieron que los reclamos exceden las competencias de la dependencia, desligándose de toda responsabilidad. “Luego de años de hacer demagogia con nuestras problemáticas y sosteniendo la flexibilización de les trabajadores del Polo, ponen excusas mentirosas mientras contamos con 9 femicidios en la provincia en lo que va del 2023″, sostienen y concluyen: “Seguiremos luchando por justicia para todas, todes y todos las que nos faltan. Sin presupuesto, sin políticas públicas efectivas, con ministerios de cartón y con ajuste, no hay Ni Una Menos posible”.

*Por Anabella Antonelli y Nadya Scherbovsky para La tinta / Imagen de portada: Asamblea Ni Una Menos Córdoba

Palabras claves: Asamblea Ni Una Menos, Polo Integral de la Mujer, Violencia de género

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