#ColumnaTrava: Estar cerca no es cosa de hombres
La película belga Close nos estremece con el final de una amistad íntima y pone sobre la mesa los mandatos de la masculinidad. En las plataformas, figura bajo la categoría de LGBTQ+. Sin dudas, nos invita a reflexionar sobre lo que tienen permitido los varones al momento de relacionarse, pero, ¿es una peli de temática gay?
Por Vir del Mar para La tinta
Como cada año, junio llega y las marcas se obligan a pintar sus publicidades con los colores del arcoíris. Así, dan el mensaje de que, durante este mes, son diversas, inclusivas y listas para aceptar el error de tu homosexualidad si sos un/a consumidor/a feliz. Durante este mes, ser homo-odiante y trans-odiante está mal visto. Pero claro… termina junio y esta jodita de los derechos humanos enflaquece, dejando unos sistemas de representación débiles y empobrecidos. A este fenómeno de “lavado de carita” que hacen las marcas para posicionarse según los valores de la comunidad LGBT, se le dice rainbow washing y tiene como contracara que el resto del tiempo no se toman medidas reales que se ocupen de la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los trolos, las tortas, las travas y demás fauna de la tan harta disidencia.
El problema de la representación LGBT+ es histórico, junio es solo la cara superficial y de consumo de esta moneda. En una edición anterior de esta columna, No te disfraces de travesti, les hablé sobre la representación trans en la industria cinematográfica. Al momento de buscar una película para ver, suelo rastrear esas que tienen algún componente o perspectiva LGBT+, porque me convoca a ver a otrxs parecidxs a mí. En general, y para sorpresa de nadie, son historias trágicas: Philadelphia, Secreto en la montaña, Un hombre solo, Boys don’t cry, Plegarias para Bobby son solo algunos ejemplos que aportan a la imagen trágica de habitar el mundo en modos no heterosexuales y esta es la otra cara de la moneda. Ser consumidorxs felices es el camino a la aceptación en este mundo. En esa cacería de referencias e imaginarios estaba yo cuando me puse a ver Close, peli belga que estuvo nominada al Oscar.
Cerca, pero no tanto
Una de las personas que me la recomendó me dijo que había sentido la necesidad de llorar a los gritos, pero que se contuvo porque estaba en un cine. Yo, como la buena alumna de la catástrofe que soy, me preparé la escena en mi casa con un rollo de papel higiénico al lado por si acaso. También está categorizada en MUBI como una película LGBTQ+ y me dijeron que se trataba sobre un vínculo entre dos niños que se enamoraban entre sí, y yo, ávida de historias que se emparenten con mi experiencia de vida, hacia allá fui.
La primera promesa, cumplida. Los sollozos vinieron en el punto clave de la historia y, desde allí, siguieron las lágrimas. Lo segundo, bueno, bomba: ¿es una película LGBT? No lo sé, Rick. Retrata la amistad entre dos niños que tienen una cercanía y una intimidad preciosas, pero no se explicita algo más que eso. Desde lo que sabemos, Leo y Remi son amigos, y, hasta el momento, no habían notado lo disruptivo que podría resultar su modo de estar cerca.
Sí sabemos esto: las formas en las que habitan las grupalidades, los hábitos que sostienen y cómo se muestran cariño son factores problemáticos para el resto de los niños de la escuela. Apenas empieza el ciclo lectivo, se encuentran con la mirada de sus pares preguntándoles si son novios, cuestionando su vínculo y generando una distancia entre ellos que termina en una tragedia. Y ahí es donde la posibilidad de que sea un relato LGBT+ se vuelve conflictiva: ante la idea de ser gays, se genera un rechazo y ese rechazo desencadena la muerte. No sabemos ni sabremos si secretamente alguno de los niños estaba enamorado de su amigo; sea o no una película de temática queer, deja en claro que la sola idea de romper los mandatos de la masculinidad equivale al peligro y dolor.
¡Qué tema la masculinidad!
Rita Segato expuso, no sin enfrentar críticas fuertes, que los varones son las primeras víctimas del mandato de la masculinidad. ¿Es problemático decir esto cuando una mujer cis, trans o travesti muere cada 28 horas en nuestro país? Sí. Pero algo de esa reflexión guarda una certeza y una preocupación real. Y es que la masculinidad, tal como la conocemos, no es la panacea que imaginamos. Sobre todo para los varones que habitan nuestros círculos progres; a esta altura, las preguntas han calado en quienes prestaron la escucha. Para salir de esta, sabemos que la reflexión tiene que ser una construcción colectiva. Si no, es fácil perder de vista que las masculinidades son múltiples, cis y trans, que hay maneras de habitar eso sensiblemente, que no necesariamente quienes nos acompañan lo hacen constituyéndose desde el mandato de la violencia.
Una de las cosas que me llamó la atención de la película es la dificultad de los personajes varones para gestionar las emociones que se alejan de la alegría y la euforia. Es un modo de decir porque, en realidad, es algo que veo todo el tiempo a mi alrededor. ¿Qué pasa con la masculinidad y las palabras? Ante el conflicto por la idea de ser vistos como novios, Leo y Remi no logran hablar: lo resuelven a las piñas. Ante esta tristeza, Remi se encierra en el baño y esa es una conducta que pareciera tener un eco en la historia; por cómo reacciona su mamá, sabemos que esto ya pasó antes.
Ante la noticia de la muerte, Leo decide agotarse físicamente y trabajar, su hermano le dice que no esté triste, su papá no tiene palabras; en el contexto escolar, no encuentra una contención para su dolor. Solo encuentra un consuelo en los escasos momentos en los que puede ver a la mamá de su amigo, ahí elabora el duelo, ahí sí hay palabras.
Camila Sosa Villada dijo en una entrevista, y de un modo más brillante del que puedo traducir desde mi memoria, que la masculinidad se cimienta sobre corazones rotos. Quizás desde la representación, hay que habilitar nuevas imágenes que permitan otros modos de ser varones, romper la idea de que ser hombre es ser fuerte y distante, de que solo pueden usar las palabras para dar órdenes o seducir, para intercambiar y negociar. Mi mundo es pequeño y maravilloso: está lleno de personas que habitan la masculinidad desde lugares polimorfos, suaves, blandos, amariconados, sin temor a no seguir unos mandatos rancios y conservadores, o con temor a ejercitar la violencia. Yo sé que puede ser así de hermoso, solo falta que los otros se enteren.
*Por Vir del Mar para La tinta / Imagen de portada: fotograma de la película Close (2022).