A la vida la elijo así
Alfonsina canta, guitarrea, grita, se manifiesta, lucha. Teje, borda, escribe, cuida niños y perros, educa en cosas de la tierra y la cuida como pocos. Por nombrar algunas de las tantas cosas que realiza esta muchacha, escribe la vida que la atraviesa y la expresa desde niña en libretas llenas de historias que están en continuo movimiento como el aire. Tierra que abraza la vida, agua que corre abriéndose paso al andar, esa es Alfonsina, la Fonsi.
Por Alfonsina Gregorio
A la vida la elijo así. Entre montañas, ríos y aire puro.
La elijo simple, la elijo sensible, la elijo intensa y también serena.
La elijo con silencio y escucha, con gritos que defienden lo suyo, que ponen algún límite o que simplemente se estallan de amor.
La elijo cada día, cada mañana cuando me tomo un mate y pongo esa canción que me eriza la piel, que me recuerda algún andar, algún desamor, algún encuentro, alguna mirada, alguna caricia, alguna bronca mal digerida.
Y por elegir esta vida, la del río, la simpleza, el ritmo orgánico y los cantos, salgo a defenderla. A intentar frenar lo que muches nombrarán como infrenable, a intentar generar algún lazo que nos haga sentir en red, contenides.
Las máquinas podrán seguir andando y volteando raíces, podrán desmontar todo lo que sea, pero jamás podrán desmontar el monte que brota y renace cada día en nuestros corazones, con cada abrazo compañero, con cada mirada que te da fuerza y te inunda de ánimos pa seguir andando, con cada compa que día a día se mete al monte y pone su cuerpo entero frente a la maquinaria empresarial que avanza y avanza.
Es inmensa la herida que nos van dejando. La tierra estaba desde antes y seguirá estando, dicen los más viejos.
Está humanidark no sé pa dónde va, prefiero que, si se viene el fin del mundo, nos agarre disfrutando de un río libre, de un cuerpo en tetas sin miedo a que lo maten, de un plato de digna comida en cada casa y de un monte estallado en primavera.
*Por Alfonsina Gregorio / Imagen de portada: Mar Fuegos.
Martina dice ser caótica y dispersa. Algo lenta al hablar. Con una curiosidad infinita que la lleva a aprender un poco de todo: cerámica, poesía, cianotipia, xilografía, construcción en papel, carpintería, serigrafía, dibujo, etcétera. A empezar tres carreras que no piensa terminar. Cuenta que, hace unos años, sus garabatos se convirtieron en trabajo y producciones gráficas, de a poco y con mucho aprendizaje, gracias a una red de amigues que mueven todo. En medio de todo esto, de lunes a viernes, es preceptora en un colegio de Córdoba capital, donde dice que nunca deja de aprender un montón con les pibis. Hoy, habita el Valle de Paravachasca, junto a sus dos gatis y un manojo de personas que quiere mucho.
