Habitación Tita, un homenaje a la Merello en la calle y para todxs
Hoy, en el Centro Cultural Espacio Abierto de José de la Quintana, La Patotera Sentimental presenta Habitación Tita, una obra de teatro que rinde homenaje a la gran morocha argentina. Con un formato de teatro callejero, reivindica su fuerza arrolladora y le hace justicia poética a sus últimos años en soledad.
Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta
“Tengo fama de mujer brava, valiente, leona, pero soy una mujer llena de miedos”, dijo Tita Merello alguna vez. Aunque eso mismo podría haber salido de la boca de una amiga o alguna de todas las mujeres bravas que me rodean. Cada año, me hago de coraje cuando recuerdo su famoso: “Muchacha, hacete el papanicolau”. Y allá voy a tomar posición en el sillón ginecológico.
Enero fue interminable y más de unx habrá estado cantando “Dónde hay un mango, viejo Gómez”. Una de las tantas frases y canciones que Tita Merello dejó inmortalizadas en el inconsciente colectivo. Aunque haya muerto en soledad y pobre, esta mujer marcó huellas profundas. Es que Tita cantó pintando escenas de barrio, de la cotidianeidad de una piba que se hizo pateando veredas para conseguir el mango y terminó arriba del Maipo y en muchos otros teatros, en la radio y en el cine. El grupo de teatro de sierras chicas “La Patorera Sentimental” recupera su historia y la pone en escena esta noche.
“Canto con el mismo tono de hace 40 años. ¿Yo imposté la voz? No. ¿Yo aprendí canto? No. ¿Yo fui a estudiar arte dramático? No. El arte dramático está en la calle Corrientes, angosta, cuando caminás toda una noche sin tener dónde ir a dormir. Ahí se aprende el drama. Ahí se aprenden las pausas, el tono. En la oración, en la desesperanza, se aprende”. Tita Merello.
Ana Laura Merello nació el 11 de octubre de 1904 en San Telmo y fue una verdadera feminista sin siquiera saberlo. Una precursora, una brava, la más rea del arrabal porteño. Sus tangos están llenos de sarcasmo, humor e ironía. Le cantó las cuarenta a más de uno y demostró una personalidad hermosamente fuerte. Las convenciones sociales, lo que se “espera de una dama”, jamás le importaron.
Tita Merello, genuina, verdadera, puramente ella, tuvo una infancia triste, trabajó desde pequeña como criada y recién a los veinte aprendió a leer y escribir. Porque, en su vida, la prioridad era parar la olla. Con tan solo 13 años, debutó como corista en una zarzuela del Teatro Avenida y, en 1922, se presentó por primera vez en El Bataclán, un viejo teatro del Bajo Flores. Y quién no conoce la famosa milonga “Se dice de mí” que, con letra de Ivo Pelay y música de Francisco Canaro, la pinta a la perfección.
Tres actrices de Sierras Chicas se encuentran en 2021 con el deseo común de trabajar en el territorio en el que viven. “Dejar de tener que estar siempre yendo a ensayar, producir y mostrar nuestro laburo en Córdoba. Sabíamos que queríamos armar un equipo de trabajo que fuera de mujeres teatristas serranas”, cuenta Carolina Esteves mientras recuerda los comienzos de Habitación Tita. En aquellos encuentros, había un denominador común: “Siempre aparecía el deseo de hablar desde el ser mujer, sabíamos que algo de eso iba a ser el hilo de nuestro futuro proyecto”, recuerda Nadia Recepter, una de las actrices de Habitación Tita.
Esteves también explica que siempre bromean con el motivo de la obra y el porqué de trabajar sobre la historia de Tita Merello. “Nosotras no elegimos trabajar con la figura de Tita, sino que Tita nos eligió a nosotras para que contemos su historia y para que recuperemos su espíritu rebelde, auténtico, de ir siempre contra la corriente. Había algo del espíritu de Tita que nos pidió que hiciéramos cuerpo de esa experiencia y nosotras estuvimos disponibles”, dice la actriz.
El azar las llevó a una llave y esa llave, a lo que fuera Habitación Tita. El lugar en el que, durante muchos veranos, la Merello y Luis Sandrini vacacionaban en Cabana. La curiosidad de quien siempre busca motivos para inventar y reinventar las invita a usar la llave y encontrar todos los tesoros que en esa habitación estaban inventariados. En ese momento, empieza el juego, porque el teatro también es jugar y compartir historias.
“Tita se hospedaba en la casa donde se estaba mudando mi amiga. Había una habitación al fondo con entrada independiente que se correspondía con un llavero que decía ‘Habitación Tita’. Yo me ardí de curiosidad por ir a ver qué había ahí”, recuerda Caro Esteves. Un cuarto repleto de cosas es el punto de partida y la firme decisión de apropiarse de algunos objetos para jugar. “Nosotras decimos que Tita quiso que nos lleváramos esos objetos y que, con eso, hiciéramos una obra. Llegué con algunos de estos tesoros al encuentro de Nadia y Cintia. Y nos pareció fabulosa la posibilidad de trabajar su biografía en diálogo con nuestro territorio”, comparte Caro. Así, Habitación Tita se fue construyendo con la intención de recuperar la historia de esta gran artista argentina en cruce con las historias de las actrices en escena.
“Apostamos a cruzar nuestras biografías personales con la historia de Tita, con aquellos elementos que nos resuenan y nos interpelan, jugar con los límites difusos que la autoficción propone, como modo de abordar las historias, la reconstrucción de las mismas a través de los objetos y la presencia en el convivio teatral”, explican las actrices.
La obra es un homenaje, una reivindicación a su fortaleza, valentía y talento. En la misma, hacen un recorrido por distintos momentos de su vida, por la pobreza en la que nació, el amor, los desengaños, los escenarios repletos de gente y la soledad profunda en contrapartida. Pero la muerte solitaria de Tita no es aceptada por las actrices. A la muerte en soledad, justicia poética. Su despedida se convierte en una fiesta y el público está invitado.“Lo que creemos que sucedió, lo que puede ser constatado y lo que nos gustaría que suceda: que vivir y morir sea una fiesta y que no quepa la soledad en nuestros cuerpos”, dicen las actrices en relación a lo que podremos ver esta noche.
Habitación Tita fue pensada en formato de teatro callejero, porque allí es donde esperan el encuentro de esta historia con el público que quizás se la cruzó por alguna calle de Unquillo. También van al encuentro de lxs más jóvenes que no pueden perderse la historia de esta mujer que siempre estuvo un poco a contracorriente, abriéndose camino sin importarle el qué dirán.
“El último tiempo de Tita no fue ni tan acompañado ni tan reconocido como ella hubiera querido, entonces, devolverla a Tita a la calle nos parecía algo que le debíamos. Lo sentíamos como una decisión que se correspondía a homenajearla”, afirma Esteves en relación al formato de la obra y agrega que es una manera de devolverla al lugar donde le gustaba estar, cerca y en contacto con la gente, próxima a la realidad del pueblo. En relación a esto, Cintia Morales, una de las actrices en escena, explica que “ella no estudió teatro, no fue a la universidad ni nada de eso. Su escuela fue la calle, fue poner el cuerpo ahí. Por eso, decidimos pensar y hacer la obra en la calle. Tomarla como el lugar que Tita había recorrido tanto”.
El teatro en la calle habilita otras formas, una recepción más democrática y nos expone a un universo de posibilidades diferentes en cada función. “Como actriz, hay algo que a mí me gusta de la calle. Y es que estamos ahí en contacto con lo azaroso, con la incertidumbre, con el accidente también. Hay cosas que pueden suceder y que no pasarían en una sala. Es estar un poco a la intemperie. Me gusta salir un poco de lo seguro y arriesgarnos. Eso también tiene relación con la vida de Tita Merello”, comparte Morales.
Ver teatro en una plaza, en un pasillo o en una vereda es bien distinto a ir a un teatro que, independiente u oficial, requiere de una forma especial de habitarlo y de la posibilidad de pagar una entrada. En cambio, como nos cuenta Nadia Recepter: “La calle tiene su magia. La gente se acerca después de la función a charlar con nosotras, mientras desarmamos, porque estamos ahí, a la vista”. Un público que no es expulsado de la sala al último aplauso de cierre, sino incluido desde su cotidianidad. Con la sorpresa de encontrar en la plaza del barrio un espectáculo que es para todo público y que no se trata de circo para infancias, como es lo más habitual.
Tita Merello, la gran morocha argentina, hizo del arte y la alegría su medicina ante cada circunstancia difícil de la vida. Y esa es la historia que La Patotera Sentimental busca compartir en escena.
Habitación Tita se presenta esta noche a las 22 en el Centro Cultural Espacio Abierto, de la localidad José de La Quintana.
En escena: Carolina Esteves, Nadia Recepter, Cintia Morales
Texto y dirección: Elina Martinelli
Utilería y escenografía: Federico Tapia
Vestuario: Lucía Tapia
Diseño sonoro: Nicolás Galli
Asistencia vocal: Pilar Oddone
Dibujante: Hidra Cabero
Gestión, dramaturgia y producción general: La Patotera Sentimental
Próximas fechas: 12 de febrero, Sala 12, Córdoba capital. 8 de marzo, Charbonier.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: La Patotera Sentimental.