Viejas en la chata, las Thelma y Louise pampeanas

Viejas en la chata, las Thelma y Louise pampeanas
6 enero, 2023 por Verónika Ferrucci

¿Y qué si dos viejas amigas se aventuran por las rutas del sur cordobés en busca de un amor de la juventud? Una Ford 100 vieja, unos recuerdos oxidados y mucha complicidad entre Carmen y Pocha, las protagonistas de este corto, que hoy se libera en la plataforma Vimeo. Un relato para revisitar nuestros pueblos, volver a esas llanuras con las historias que fueron y con las que podrían ser de otra manera. 

Por Verónika Ferrucci para La tinta

El ruido de una puerta que se cierra, metálico y oxidado, es inconfundible, es el sonido perfecto de un pueblo, una Ford vieja a punto de arrancar, la que van a usar Carmen y Pocha para salir a la ruta. Entre el paisaje de los campos sembrados del sur cordobés y el eco del viento de invierno, van rumbo a tocar una puerta en busca de un viejo amor, después de 45 años. Un relato sobre la amistad, el amor, la vejez y la vida de pueblo. Una road movie que no abandona la fantasía de dos viejas con secretos, peleas y reconciliaciones. 

Vanina Cometto y Rafael Pérez Boero son realizadores del corto Viejas en la chata, estrenada el año pasado y premiada en varios festivales, y que hoy, 6, día de cábala para este equipo, es liberada en Vimeo. Se ríen y fantasean diciendo que estas dos viejas son la Thelma y Louise pampeanas de la tercera edad, que van cantando en la aventura por la ruta: “Reloj de campanas tocame las horas para que despierten las mujeres todas”. Rafa dice que, en la peli, hay “un poco de ese espíritu de libertad, de salir del molde, de romper con lo esperado, que guía la película. Los ojos puestos en las viejas que manejan una vieja Ford… ¡Impensable!”.

VIEJAS EN LA CHATA from rafael pérez boero on Vimeo.

El corto está dedicado a las abuelas, especialmente, a las de Rafa y Vani; cuatro mujeres de distintos pueblos que fueron fundamentales en sus infancias y que les transmitieron narraciones propias e historias inspiradoras que son parte de sus identidades. “Ellas vivieron en una generación plagada de injusticias y que, a su modo, fueron resistiendo. Y si bien muchas de las imposiciones no pudieron sortearlas, fueron relatadas en sus infinitas historias, que nos permitieron imaginar otros finales, otras vueltas de la trama, inventar y delirar: ¿qué hubiera sucedido si…? El placer por contar historias se lo debemos a nuestras viejas”, cuentan en diálogo con La tinta


El sonido de la siesta es la marca del tiempo en un pueblo y allí, donde parece que nada pasa, todo pasa. ¿Qué hacen dos viejas en una chata por esas rutas? ¿Son viudas? ¿Están de viaje “solas”? Ellas se ríen, comen unos sanguchitos a la orilla de la ruta y se miran cómplices. 


Rafa cuenta que sus abuelas no manejan y sus abuelos eran excelentes conductores. Y, en un punto, también eso fue un disparador: ¿y qué si las abuelas aprendían a manejar? Mi mamá me cuenta que mi nona manejaba el sulky y la vagoneta a caballo, pero nunca un auto, era la década del 40 y no era fácil tener auto. Cuando pudieron comprar uno, mi mamá aprendió a manejar, pero mi abuela no.  


“Crecimos junto a esas viejas de pueblos muy chicos, llanos y mágicos, y queríamos que ese sea el escenario de este drama sutil, pero muy profundo y agradable, donde suceda una historia poco convencional: dos viejas en una chata. Con esta peli, quisimos sacar a nuestras viejas de sus casas, animarlas a buscar un amor, fortalecer el vínculo con una amiga y tomar decisiones sin la opinión de nadie”, detalla Vanina.


Hay un lenguaje de los pueblos que se nos imprime en la forma de ver y hacer, y para quienes nos fuimos en los éxodos universitarios, volver y revisitar las historias es una forma de validar esos orígenes. Este corto me es familiar, son las rutas entre Santa Eufemia y La Carlota, pero podrían ser las rutas de los pueblos de mi infancia. Vanina recuerda las muchas veces que recorrió el camino hasta Los Cisnes, donde vivían su abuelo y abuela. Guarda historias interminables, alegrías y sufrimientos: “Filmar en lugares tan sensibles te permite reconciliarte con la nostalgia que te generan de una manera muy hermosa, es como amigarte con los recuerdos y recrearlos con tu impronta”. 

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Para Vanina y Rafael, sus pueblos siempre les despertaron una sensibilidad poética, armaron muchas historias que sucedían en autos y camionetas, con gente yendo y viniendo por esa parte de la provincia, y fue “Viejas en la chata” la que pudieron materializar. “Sumamos muchas anécdotas que nuestras abuelas nos contaron, la principal fue la historia de mi abuela paterna que, en su juventud, fue separada de su novio y nunca hizo nada para revincularse. En nuestro deseo de transformar las historias, decidimos crear un personaje de una vieja que roba una camioneta, suma a una amiga y decide iniciar un recorrido azaroso y errático. El abuelo paterno de Rafa contaba infinidad de historias en rutas y manifestó varias veces su deseo de vivir en un viaje casi permanente. Decidimos trasladar ese deseo a una mujer”, detalla Vanina. 

Empezaron a escribir el corto en una plaza en Perú, mientras esperaban un colectivo y veían una escena de dos abuelos en un auto viejo, sentados, esperando vaya a saber qué. “Fuimos armando una historia alrededor de eso y, rápidamente, nuestras abuelas se volvieron parte de ese juego. Los abuelos esperaban una nieta, un helado, hasta que se convirtieron en dos abuelas, las nuestras. Después, les cambiamos los nombres para darle más libertad a los personajes”, recuerda Rafael. 

Delfina, Meme y Marga son las actrices, ninguna tenía experiencia en el cine y lo novedoso es que al casting lo hicieron ellas. “Nos reunimos con Delfina para conversar sobre el corto y ella ya tenía el elenco listo. Nos presentó a las actrices y quedamos encantados desde el primer encuentro. Trabajamos con Maxi Gallo como director de actores e intentamos encontrar un código actoral que funcionara. Poner a actuar frente a cámara, arriba de una camioneta de los ochenta, a actrices grandes no es algo muy sencillo de realizar y creo que estuvieron impecables. Fueron verdaderas estrellas de cine, durante el rodaje y después, ¡lo siguen siendo!”, dice Rafa. Aun así, remarca que fue un desafío trabajar con actrices mayores, “por las mismas dificultades que tienen las viejas para desarrollarse en el arte y en la vida pública. Lo interesante de ellas fue la audacia y espíritu aventurero que les permitió viajar a un pueblo desconocido para filmar, pasar frío y actuar en una peli. Su incursión alocada fue una peli dentro de la peli”, expresaron. 


En los pueblos, se respiraba un deseo de que algo sucediera, les apoyaron con hospedaje, alimentos, combustible, los municipios de La Carlota y de Los Cisnes colaboraron, cada quien desde el lugar que podía. “Por ejemplo, el personaje de Ricardo es un señor con muchos años, que tiene muchos problemas físicos, pero que no dudó en aportar al corto ‘en lo que necesitáramos’. Su actuación al final es un regalo. Este viejo es una referencia para mí, de fuerza creativa, se rodea de jóvenes a discutir filosofía, transmite todo lo que sabe, escucha y aporta generosamente con sus escritos. Delfina, una de las actrices, dijo varias veces que los jóvenes tienen que escuchar a los viejos, pero que los viejos ‘tenemos’ que aportar a los proyectos de les jóvenes; desde allí, se pueden hacer grandes cosas”. 


Para este equipo que encaró un proyecto independiente en plena crisis macrista, haberlo logrado es una pequeña victoria cultural colectiva. “Producir cine autogestionado implica saber que somos todes partes esenciales de la obra y que cada aporte es importante, nada ni nadie está de más. Un proceso de colaboración, horizontal y amoroso, de eso se trata crear en conjunto”, explicaron. 

Vanina nos invita a ver el corto porque “tiene una belleza de la llanura en las imágenes y en los sonidos, es una historia muy profunda, que toca mucho de nuestra identidad, de manera muy simple, apacible, agradable y, aun así, moviliza nuestras maneras de mirar”, y eso se transmite, la historia te atraviesa en un necesario volver a los pueblos de nuestras infancias. 

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Equipo técnico

Dirección: Rafael Pérez Boero

Producción: Vanina Cometto – Laura Gómez – Andrea Mafrand

Guion: Rafael Pérez Boero – Vanina Cometto

Dirección de actores: Maximiliano Gallo

Sonido: Mariano López – Valentina Pasetti 

Arte: Martha Verónica Maldonado – Gisela Hirschfeld 

Fotografía: Sofía Magrini – Franco D’Avanzo – Pablo Legue – Fer Guardia

Asistencia de dirección: Distefeno Giovanna 

Montaje: Vanina Cometto – Rafael Pérez Boero

Música: Julieta Casarin

Elenco

María Eugenia Campos

Delfina Lanús

Margarita Esther Bastos

Ricardo San Esteban

*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: Viejas en la chata.

Palabras claves: Cine

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