Un fútbol inclusivo: el metegol, esa fruta noble

Un fútbol inclusivo: el metegol, esa fruta noble
22 noviembre, 2022 por Peu

En esta nota, podés encontrar el nombre del metegol en distintas regiones e idiomas para que no te quedes sin jugar en ningún lado, historias locas de su origen, la gente pasional que se agrupó y lo volvió deporte, dónde jugarlo en Córdoba y todo eso con comentarista incluide, así como en el fútbol de carne y hueso.

Por Peu para Redacción La tinta

Con la 22° edición de la Copa Mundial de Fútbol latiendo y para despejar un poco de toda la imposibilidad y polémica que despierta su sede, ¿por qué mejor no hablar de la variante futbolera de mesa, apta para todo público? El metegol, esa fruta noble que trasciende fronteras, edad, género y condición, también tiene su mundial y nos regala la posibilidad de un verdadero -o, al menos, más real- fútbol para todes. ¿Alguien podría negarlo? 

Bueno, en esto de contrariar, siempre hay quienes creen que es comparable y dicen preferir el pool o el ping pong, pero quienes somos apasionades de este juego -devenido deporte- podemos alegar que nos gusta, entre otras cualidades, por “la posibilidad de hacer truquitos” o “la satisfacción de hacer un gol súper épico con 5.188 vueltas en el aire”; “la intensidad del juego, el fútbol, los gritos y meter goles”, y, otra vez, “GRITAR”; “la atención y adrenalina que genera”; “el juego en equipo con distintas personas”, “su historia” y “todo es genial” –pues sí-, citando algunas respuestas de una encuesta realizada a amigues en Instagram.

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(Imagen: A/D)

Así llamado en Argentina, el metegol o fútbol de mesa tiene diferentes denominaciones según regiones e idiomas. Conocido como futbolín o futbolito en varios países, tiragol, fulbito de mesa en Perú, canchitas en Bolivia, futío o futillo en Guatemala, también es nombrado por sus onomatopeyas: taca-taca en Chile y totó en Brasil -o pebolim-. Matraquilhos en Portugal; foosball o table soccer en países angloparlantes; baby-foot en Francia; biliardino o calcio balilla en Italia; kicker en Alemania; karambol en los Balcanes; lauajalgpall en Estonia, pöytäjalkapallo en Finlandia y… TRRRRRR -redoble de tambores-: sepak bola meja en Indonesia (sí, dice bola).

Con estructura de madera o metálica, con once jugadores de piernas juntas o separadas, en una distribución de 1-2-5-3 o 1-3-4-3, con o sin tapa de vidrio; en amistosos o torneos profesionales, a tres, cinco, siete o a diez goles; sacando del medio o del arco, con o sin molinete (ese dudoso giro de 360° de sus jugadores), se constituye como una postal típica del encuentro entre amigues y fanáticxs del taca-taca en cualquier kiosco o club de barrio, escuelas o, incluso, como atracción principal de bares nocturnos y casas o espacios particulares.

En el caso de quien escribe, este simpático juego fue el infaltable post-ensayos en tiempos corales y, en casa, donde somos suficientes para armar equipos, el principal pasatiempo en momento pandémico y un gran divertimento compartido a diario hasta el día de hoy. Es que el metegol que, con mi llegada al hogar, fue desempolvado y rescatado de abajo de una escalera días antes del colapso de 2020 es el mismo que llegó en un container, en barco, desde Holanda, hace muchos, muchos años atrás –ampliaremos en un partido en vivo-. Saber esto despertó mi curiosidad por el origen del juego, activando una serie de búsquedas y lecturas sin fin hasta llegar a un documental y adivinen qué: la historia que sigue les sorprenderá. Eso sí, lleguen hasta el final.

Sus orígenes: futbolín y… ¿anarquismo?

A esta altura, resulta algo imprecisa la data que puede encontrarse sobre el verdadero origen del metegol. Dicen que la primera idea surgió a fines del siglo XIX en Europa. Hay quienes nombran a H. S. Thornton -un señor de Reino Unido- como su inventor, quien habría imaginado el primer “fútbol en caja” entre los años 1921 y 1922, y conseguido la certificación de la patente del juego el 1° de noviembre de 1923. Este primer fútbol de mesa habría llegado a EE. UU. en 1927 de mano de un pariente de Thornton. Dicen.

También, hay quienes dicen que nació en Francia o Alemania simultáneamente, y quienes sitúan la invención del metegol en la España del siglo XX, pero con algunos cambios: el reemplazo de jugadores de un solo bloque por jugadores con piernas abiertas y más “humanizados”, en una versión más parecida a la que conocemos hoy.

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(Imagen: A/D)

Y aquí es donde aparece Alejandro Campos Ramírez (1919-2007), conocido como Alejandro Finisterre, un poeta anarquista español al cual se le atribuye la creación del futbolín entre 1936-1937. La historia cuenta que diseñó este juego durante la Guerra Civil Española, estando Finisterre en el hospital tras haber resultado herido en un bombardeo en Madrid que lo dejó rengo. ¿El objetivo? Que las víctimas de aquella guerra, niñes y adultes que habían sufrido amputaciones u otro tipo de lesiones que les imposibilitaban jugar al fútbol, pudieran disfrutarlo de otra manera y entretenerse

Para esto, se basó en otros juegos, como el tenis de mesa, consiguió barras de acero y trabajó junto a Francisco Javier Altuna, un carpintero vasco refugiado que realizó la caja y les jugadores del primer futbolín en madera, y la pelota con corcho aglomerado. Tal invención fue patentada por Alejandro en enero de 1937 en Barcelona y, como en todo eso de la propiedad privada, en esta parte es donde se enmaraña todo. 

Primero, porque, lastimosamente, la historia también tiene sus turbiedades y, tras el triunfo de Franco en la guerra, Finisterre se vio empujado al exilio: primero, en Francia, en 1948 (aunque acá dicen que va y vuelve). Luego, en 1952, parte rumbo a Ecuador y, finalmente, a Guatemala. En todo este trajín, parece que pierde los documentos de la patente en medio de una tormenta y otres se atribuyen el invento, pero, finalmente, aunque hace algunos intentos por recuperarla, él es muy anarquista del bien (?) y no le interesa atribuirse nada, sino que la gente sea feliz y… etcétera. 

Ya en Guatemala, tras el golpe de Estado de Carlos Castillo Armas en 1954, Alejandro fue secuestrado, perseguido nuevamente por el franquismo y deportado a España en avión. Paréntesis: es previo a la desventura cuando dicen que Finisterre llega a jugar con el mismísimo Che Guevara y con Hilda Gadea, quienes eran compañeres. Dicen, también, que Hilda era quien mejor jugaba.

Peeeero, para volver aún más épica la historia, cuentan que ese avión fue desviado, “secuestrado” (mirá de quién te burlaste) y obligado a aterrizar en Panamá, ¿por quién? Pues por Finisterre que, encerrado en el baño, se las ingenió para construir una bomba falsa con jabón, cables y papel aluminio como amenaza para lograrlo (se ve que la tecnología no lucía tan compleja en esa época como ahora). Así, se ganó el título del primer secuestrador aéreo de la historia.

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(Imagen: Denniz Futalan)

A partir de ahí, viajó y se radicó en México hasta el regreso final a su tierra nativa durante la Transición Española. Dicen que llevó el metegol a todos los lugares por los que viajó, perfeccionándolo paso a paso. Y que, en los años 70, cuando volvió, se encontró con que el juego se había difundido en toda España por esos valencianos robapatentes. Murió a los 87 años, pero se inmortalizó en sus escritos, en el sepak bola meja -¿ya se olvidaron lo lejos que llegó?- y en su zarpada historia.

En Argentina, se atribuye a Juan Manuel García la fabricación de los primeros e históricos metegoles íntegramente metálicos en los años 60. García, al estar imposibilitado a jugar al fútbol al igual que Finisterre, decidió continuar con su legado y rediseñar el juego en la versión que tranquilamente podemos encontrar en cualquier kiosco o bar hasta la actualidad. Objeción: a los de plástico se los dan a les niñes, pero merecen algo mejor.

El metegol como deporte

Cansade de historizar, que no es lo mío, hemos llegado al momento donde tiro data acerca de lo que apunta este subtítulo para que ustedes se interesen en buscar más:

Parece que, entre los años 50 y 60, es cuando se establecen las primeras asociaciones en torno de este juego, ahora profesionalizado y devenido en deporte con sus reglas y competiciones, tipos de mesas “oficiales” y árbitros que no te van a dejar pasar el molinete. Dicen que, en torneos de alta competencia, “la bola puede alcanzar una velocidad de hasta 120 km/h”. Cuídense las caritas.

Sabemos que, en el año 2002, se creó la Federación Internacional de Fútbol Mesa o ITSF por sus siglas en inglés (International Table Soccer Federation), con sede en Francia, que organiza el Campeonato Mundial Multi-Mesa y la Copa del Mundo de metegol cada dos años.


La última edición del mundial metegolero se celebró durante junio y julio de 2022 en Nantes, Francia, con representación de más de 50 países, quedando en el top 10 del ranking: España, en primer lugar; seguido por Alemania, Estados Unidos, República Checa, Francia, Países Bajos, Austria, Bélgica, Hungría y Dinamarca en el décimo puesto.


¿Argentina? En la B con el puesto 41. Pero con campeonatos nacionales, una Asociación Argentina de Fútbol de Mesa desde 1997, una Liga Argentina que establece un ranking de jugadores, una Selección Argentina de Metegol y el antecedente de que este año, en Mendoza, se presentó un proyecto de ley para considerar al metegol como deporte provincial. Si bien esta propuesta despertó polémicas, se alegó que se trataba de otorgarle un marco institucional a este juego que aboga por la inclusión social: desde la Selección, afirmaron que, entre otras acciones, han adaptado las mesas de metegol para personas usuarias de sillas de ruedas, realizan torneos con intérpretes en lengua de señas y para personas ciegas, en los que usan pelotitas con cascabel y personas videntes usan máscaras para estar en igualdad de condiciones.

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(Imagen: MDZ Online)

Además, existe una Asociación Argentina de Jugadores de Metegol (AAJM) que, en 2021, se unió a la iniciativa de la ITSF “100 metegoles para las escuelas”. Considerando al metegol como un deporte con “potencial educativo”, esta campaña propone que empresas donen mesas de este juego, tanto a escuelas como a otros establecimientos, a cambio de “beneficios impositivos”. Acá ya no me meto, pero si me preguntan, ¿mi sueño? Que me paguen por viajar jugando al metegol. Y dicen que se viene la Copa América 2023 de taca-taca en Chile, pero también parece que ya pasó en 2022 y que Argentina quedó en tercer puesto. La info es, a veces, una lotería. Como sea, a cruzar los dedos que la próxima es en 2024.

Pasión de multitudes

En este punto, son innegables los beneficios que este juego viene aportando desde hace muchos años a las personas. Es sabido que, en muchos casos, se utiliza para la recuperación física, rehabilitaciones motrices y hasta psíquicas. Además, está comprobado y recomendado por quien escribe como un antidepresivo de bajo costo, un gran facilitador para socializar con otras personas y un generador infinito de risas y buenos momentos. Eso sí: quien se enoja, pierde, en el metegol y en la vida –bué, pará un paca-.

En casa, donde llevamos ya un par de años de prácticas manijas casi diarias, hasta le pusimos nombre a algunas jugadas y te spoileo: “La bola leeeenta” es la más traidora. Y de corazón que, después de tanto blablableo, les invitaría a jugar a todes, pero como quizás no entramos, aquí van un par de lugares en la ciudad donde quizás cabemos un par más –¿conjugué bien el verbo?-.

Dónde jugar metegol en Córdoba capital

  • VIDÓN BAR. En todas sus sucursales: Mariano Fragueiro 2185, Alta Córdoba; Achaval Rodríguez 152 y Rondeau 145, Nueva Córdoba; Rafael Núñez 4740, Cerro de las Rosas; Elías Yofre 1050, barrio Jardín.
  • DRAKKAR. Miguel de Cervantes 753, barrio Alta Córdoba.
  • 990 ARTE CLUB. Bv. Los Andes 337, Cofico.
  • LA RÚSTICA. Gral. Santiago Liniers 82, ex Abasto.
  • FAUNA. Obispo Trejo 735, Nueva Córdoba.
  • INFLUENCIAS BAR. Ituzaingó 439, Nueva Córdoba.

Y si hay más, mejor. Luego me comentan.

Busque su metegolere amigue, haga equipo, dispóngase al juego y a la risa, haga honor a quienes sembraron por el mundo esta maravilla. Que seamos un montón y que quepemos-quepamos-cabemos-cabamos-ganemos todes.

Bonus track de tercer tiempo porque no nos queremos ir:

—Hay metegoles para más de 8 jugadores; ya fabricaron uno que requiere de 11 jugadores para cada lado.
—En Alemania, ya inventaron un robot que gana al 85% de los partidos que juega contra humanes. Buuu, aburridooo.
—Dicen que casi todas las mesas “oficiales” tienen desniveles adrede en el campo de juego, así que a no afligirse ni quejarse si toca jugar en uno más caserito y ahuecado.
—Una de las reglas de oro es avisar cuando se va a sacar y esperar la respuesta del equipo contrario, si no, no vale.
—En las partidas mundialistas, en el saque, la pelota se puede pasar recién al tercer toque.
—Profesionales aseguran que el gol desde el arco NO vale doble. Se tenía que decir y se dijo.
—Aquí, una entrevista a Alejandro Finisterre y el teaser del documental “Tras el futbolín” para no cortar la manija metegolera.

*Por Peu para La tinta / Imagen de portada: Denniz Futalan.

Palabras claves: Metegol

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