Cansadxs: la sociedad autoexplotada

Cansadxs: la sociedad autoexplotada
Lucas Crisafulli
31 octubre, 2022 por Lucas Crisafulli

Por Lucas Crisafulli para La tinta

Escena 1

Una conocida boxeadora que ahora hace videos motivacionales por redes sociales insta a las personas deprimidas y cansadas que vayan a trabajar. Dice: “¿Estás triste, estás mal, no sabés qué hacer de tu vida, te sentís mal y no sabés por qué? Andá a laburar. ¿Es domingo? No importa, mejor”.

Escena 2

Juancito es un adolescente ejemplar. Recibió una medalla al finalizar el último año del secundario por no haber faltado nunca a clases. Durante los seis años, no faltó ni un solo día. Fue a clases enfermo, con lluvia, incluso caminando los días de paro de transporte. La directora del colegio pronuncia un emotivo discurso que termina con la siguiente frase: “El sacrificio enorme de Juan tiene su recompensa. Celebremos su esfuerzo”. 

Escena 3

Se produce una discusión en la oficina porque uno de los empleados le reclama a su compañera por haberse tomado un día de carpeta médica por dolor de ovario. Le dice: “Yo he venido a trabajar con 39 de fiebre y vos, por un dolorcito, te tomás carpeta médica”. 

***

¿Qué tienen en común estas historias? ¿Qué comparten estos escenarios tan diferentes, con protagonistas tan disímiles?

Dice Byung Chul Han:

“La nueva fórmula de dominación es ‘sé feliz’. La positividad de la felicidad desbanca a la negatividad del dolor. Como capital emocional positivo, la felicidad debe proporcionar una ininterrumpida capacidad de rendimiento. La automotivación y la autooptimización hacen que el dispositivo neoliberal de felicidad sea muy eficaz, pues el poder se las arregla entonces muy bien sin necesidad de hacer demasiado. El sometido ni siquiera es consciente de su sometimiento. Se figura que es muy libre. Sin necesidad de que lo obliguen desde afuera, se explota voluntariamente a sí mismo creyendo que se está realizando. La libertad no se reprime, sino que se explota. El imperativo de ser feliz genera una presión que es más devastadora que el imperativo de ser obediente (Han, B. C. (2021): La Sociedad Paliativa. Herder: Barcelona; p. 23).

Según Han, ¿por qué existe la obligación de ser feliz? Porque la automotivación genera individuos más productivos. Si estás triste, tenés que ir a trabajar. Si estás enfermo, tenés que ir a trabajar. Lo interesante de cómo opera el poder en la sociedad neoliberal es que ya no obliga a punta de látigo a que trabajes. El esclavo podía resistir porque el poder operaba sobre él de una manera bien explícita desde afuera. La orden era externa y eso permitió la abolición de la esclavitud. El sujeto explotado de la actualidad quiere trabajar. No solo lo necesita, sino que quiere porque cree estar realizándose. La obligación no viene de afuera, sino que es interna, ¿cómo resistir al propio deseo?


Las sociedades actuales producen individuos cansados. El cansancio se transforma en una nueva tecnología de poder en la que la verdad se construye sobre la productividad. El poder ya no opera de forma externa exigiendo “debes hacer tal cosa”, sino que opera de forma interna haciendo que quieras hacer tal cosa. 


El cansancio es ahora una forma sutil de (auto)explotación que te hace llegar al viernes con el cuerpo dócil, deseoso de dormir, casi con el único objetivo de recuperarse para seguir produciendo el lunes… Una forma de control que troca la complejidad del ser humano en apenas una máquina que no puede sino producir; un cuerpo y una mente tan cansado que no tiene posibilidades de verse a sí mismo, que ha perdido la capacidad de reflexividad.

La incapacidad de comprender el dolor y el cansancio por fuera de la farmacéutica impide otorgarle politicidad e historicidad. Impide entender que el dolor puede producir transformaciones sociales si es sentido colectivamente. 

Los nuevos gurúes de la sociedad autoexplotada se presentan alegres y sonrientes. Pueden ser directoras que otorgan medallas, boxeadoras que instan a trabajar, compañeros machirulos de oficina que expresan el orgullo de ir de trabajar con fiebre. Pero también intentar ser un poco más sofisticados como el coaching ontológico. Con la individuación de los dolores, no hay posibilidad de comprender el contexto político, social y económico que los (re)produce.

En la nueva configuración social, el enemigo de los derechos laborales ya no es la esclavitud, es la autoexplotación.

Parafraseando a Cortázar, una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar dónde se encuentra la libertad.

*Por Lucas Crisafulli para La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: explotación laboral

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