El Atlas de los Sistemas Alimentarios del Cono Sur, diagnóstico y alternativas
La nueva publicación, producida por diferentes movimientos campesinos y sociales de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay junto a la Fundación Rosa Luxemburgo, fue presentada a fines de julio y puede descargarse libremente. “El punto de partida de este trabajo son las experiencias históricas de resistencia y las diversas prácticas de solidaridad fortalecidas durante la pandemia. Es un conjunto de iniciativas que apuntan a otro modelo de organización social, garantizando la soberanía alimentaria de los pueblos de la región”. En esta nota, hablamos con la antropóloga social Patricia Lizarraga, una de las coordinadoras del proyecto.
Por Soledad Sgarella para La tinta
“Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay comparten una realidad contradictoria: aunque tienen condiciones favorables para la producción campesina, no pueden alimentar a sus poblaciones de forma adecuada y saludable. Pero este Atlas también intenta presentar posibles salidas para la situación que enfrentamos”. En esta frase, se condensa el espíritu de una publicación nacida en pandemia, pero al calor de iniciativas que apuntan a otro modelo de organización social y que buscan garantizar la soberanía alimentaria de los pueblos de la región.
Patricia Lizarraga es antropóloga social. En diálogo con La tinta, cuenta que el material fue armado entre la oficina de Buenos Aires de la Fundación y la de Brasil, y co-coordinado junto a Jorge Pereira Filho. A finales del 2020, comenzaron a pensar “en la sistematización de lo que estaba pasando en términos del acceso a los alimentos y de las discusiones que se estaban dando en torno al porqué y cómo la COVID-19 demostraba, en realidad, que el sistema agroalimentario vigente no podía dar solución a la situación del hambre y que se profundizaba en nuestros países”, dice Lizarraga y agrega: “Lo que vimos fue cómo la agricultura familiar y campesina puso a disposición toda su logística y producción para que la población pudiese acceder a alimentos más sanos, sin especular en los precios y manteniéndolos. Además y muy importante: cómo se fueron creando y fortaleciendo redes de solidaridad, para cocinarles a las personas que no estaban pudiendo comer”.
Como ella cuenta, era evidente que el entramado solidario que no paraba de crecer estaba generando otro tipo de organización. “En los barrios, en las zonas más periféricas, se ponía en cuestión y se empezaba a politizar, si se quiere, la cuestión de los alimentos y el acceso a ellos. Empezó a haber un proceso de formación más político sobre el alimento. Nosotros vimos todo eso y quisimos armar un material que problematice, que haga un diagnóstico de lo que está pasando en el sistema alimentario del Sur y, al mismo tiempo, con una segunda parte que muestre los otros sistemas alimentarios que ya existen, que se están construyendo y que no son una cadena -como podemos pensar el sistema agroalimentario global o hegemónico-, sino que son redes que sostienen al pueblo”.
Para llegar al Atlas, se conformó un Comité Editorial con organizaciones campesinas y referentes como Marcos Filardi, Luis Caballero y Patricia Aguirre. Desde Argentina, participaron el Movimiento Nacional Campesino Indígena – Somos Tierra y la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT); desde Brasil, el Movimiento de Pequeños Agricultores / Vía Campesina Brasil – Cloc y el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra – MST; en Paraguay, estuvo Base-Is; desde Uruguay, un grupo de investigación de la Universidad de la República, coordinado por Matías Carámbula y, en Chile, la Asociación Nacional De Mujeres Rurales e Indígenas Anamuri. Todo, inclusive el índice, fue pensado en este Comité, intentando dar respuesta a lo que las organizaciones creían que había que debatir, explica Patricia.
En julio, el Atlas fue presentado en la ciudad de Santiago de Chile y Lizarraga nos cuenta que la decisión de presentarlo en el país vecino fue porque “Anamuri tuvo una participación muy activa, sobre todo en el camino hacia disputar el sentido y llevar la soberanía alimentaria, la semilla y demás a la nueva constitución chilena”. Además, se realizó el Seminario: “Resistencia y Solidaridad: semillas para la Soberanía Alimentaria” en la Escuela de Agroecología “Sembradoras de Esperanza” en Auquinco, donde participaron organizaciones campesinas y populares del Cono Sur.
“Lo que se busca con el Atlas, sobre todo, es que sea una herramienta de formación. No son textos complejos, no son textos largos, hay mucha infografía y es un disparador para pensar el sistema, la cuestión del acceso a los alimentos y el derecho a la alimentación. Todas las infografías las hizo Pablo Ares de Iconoclasistas y esto fue un trabajo intenso. Si vemos el Atlas, tiene, mínimo, 80 infografías, lo que se logró con un proceso largo de sistematización de datos, porque no los hay ni se encuentran de manera uniforme en los países. Hay países que tienen datos muy atrasados, como Paraguay, o están muy dispersos. Hay una cuestión que queda en evidencia, que es la falta de sistematización de datos cuantitativos de la agricultura familiar, pero, bueno, eso creo que es un desafío que queda ahí para adelante”, concluyó la antropóloga.
Para descargar el Atlas de los Sistemas Alimentarios del Cono Sur: https://rosalux-ba.org/2022/07/19/atlas-de-los-sistemas-alimentarios-del-cono-sur/
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Fundación Rosa Luxemburgo.