A confesión de parte…
Por Luis Hernán Paz para El Submarino
Gerardo Morales busca aniquilar política y físicamente a Milagro Sala. Esto no es nada nuevo, pero, en estos años y, sobre todo, en estos días, ha quedado más en evidencia que nunca.
Esta semana, la carta que escribió el gobernador tras la visita del presidente Alberto Fernández a Milagro Sala fue lo que podríamos denominar una verdadera confesión. “Reafirmo mi convicción humanista y mis deseos de pronta recuperación para que la señora Milagro Sala siga cumpliendo sus condenas en una cárcel común”, escribió con un nivel de hipocresía que a nadie sorprende.
Claramente, como lo sostenemos desde hace tiempo, quien está detrás del operativo impulsado por el Ministerio Público de la Acusación para que Milagro sea llevada a una cárcel común es el propio Gerardo Morales.
Esto, sin importar que implicaría la violación de tratados internacionales con rango constitucional y hasta un desconocimiento de lo dispuesto por la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación, incluso la misma que, desde hace más de dos años, sigue sin resolver el expediente Pibes Villeros.
Nota al margen, este defensor no tiene ninguna expectativa en lo que pueda dictar el máximo tribunal del país que, claramente, juega más como un partido judicial que como el garante del Estado de derecho.
El jueves pasado, el odio de Morales y la perversidad del Poder Judicial de la provincia alcanzó niveles nunca vistos. Mientras Milagro permanece en una cama de terapia intermedia recuperándose de una trombosis venosa profunda, una integrante del Servicio Penitenciario ingresó a la sala, la zarandeó para despertarla y le entregó una notificación de una condena que ya fue cumplida y que, por otra parte, ya la habían notificado la semana anterior.
Un juez pretende que, a pesar de estar detenida desde hace casi siete años, casi el mismo tiempo que se extendió la dictadura cívica-militar más cruel de nuestra historia, cumpla de cero una condena a dos años. Macondo.
Lo venimos diciendo desde enero de 2016. No van a parar hasta verla muerta. Esperamos que el Estado argentino tome medidas efectivas antes de que sea demasiado tarde para lamentar no haberlo hecho a tiempo.
*Por Luis Hernán Paz para El Submarino / Imagen de portada: Magalí Ahumada.